Juventud en riesgo

02 de Febrero de 2014
Liliana Anchundia

¿Cuánto conocen los padres sobre las drogas y cómo estas son ofrecidas a sus hijos?

El mayor factor de riesgo en una sociedad se llama juventud, dice Antonio Rimassa al referirse a lo que podría desencadenar drogodependencia en una persona.

Él es un adicto en recuperación que dicta talleres de prevención a estudiantes y padres de familia. Junto a su equipo, integrado también por profesionales de la psiquiatría y de terapia familiar, ha desarrollado los talleres Tapad (Taller de Prevención de Alcoholismo y Drogradicción). Hasta el momento han llegado a más de tres mil estudiantes, de entre 14 y 18 años, en varios colegios de Guayaquil.

Dice sentirse sorprendido porque hay padres de familia que no saben nada sobre las drogas. Por ejemplo, menciona el caso de una señora que le creyó a su hijo cuando este le dijo que lo que tenía en su velador era “orégano”, y de otra, quien se quedó conforme con la respuesta sobre la sustancia encontrada en un cajón de la cómoda: “incienso”, por lo que volvió a guardarla donde estaba.

Se llega a depender de la droga, de manera gradual y casi siempre sin conciencia de ello, por diversos motivos, que generalmente no son aceptados por la persona.

Mensajes distorsionados

Los chicos en las redes sociales están recibiendo constantemente mensajes distorsionados sobre las drogas y sus efectos, por eso en sus talleres Rimassa les explica, desde su experiencia personal, cómo el contacto con substancias que alteran la mente o el estado de ánimo genera una altísima probabilidad de desarrollar drogodependencia. Les relata cómo “desde muy chico” empezó su adicción al alcohol y las drogas y esto le destrozó la vida.

Los últimos nueve años, Rimassa ha permanecido en recuperación, siguiendo el programa de Narcóticos Anónimos (NA).

Está convencido de que la forma de evitar el consumo de drogas no se encuentra en la represión ni en la legalización, sino en la prevención y la orientación.

Considera que todos nuestros jóvenes están en riesgo, sin importar si son hombres o mujeres, raza, credo, condición social o religiosa, o falta de esta, porque están expuestos a la desinformación.

“Hemos escuchado en los talleres cosas como: ‘la marihuana es medicinal’, ‘experimentar con cocaína se asemeja a un orgasmo’. Eso es falso. En los talleres se lo demostramos a los chicos con datos científicos y se quedan impactados. Les decimos, vayan y contrasten. Es importante hablarles de manera que entiendan los daños que estas substancias causan en el organismo y en la vida de las personas”.

Los adolescentes ven que las jóvenes estrellas de la industria del entretenimiento y el espectáculo logran presencia en los medios de comunicación por los escándalos que protagonizan, como el reciente caso de Justin Bieber, pero también han sido noticia numerosas estrellas que han muerto por sobredosis.

Rimassa considera que hay una tendencia, que no es solo nuestra sino mundial, sobre la liberación de la marihuana: “Usted ve que hay gente que le hace apología: se ponen cintillos, chompas y la asocian con íconos como por ejemplo Bob Marley... él puede haber sido lo que sea, pero murió por este tema del consumo”.

Se busca evadir

Básicamente se cae en el consumo y abuso del alcohol y las drogas para evadir alguna situación que incomoda, para no sentir. “Pero si precisamente la vida se trata de sentir”, cuestiona Rimassa. Entonces, los padres tienen que preguntarse, ¿qué es lo que le molesta tanto a mi hijo para que no quiera estar consciente, para que quiera evadirse. Para eso deben abrirse los canales de diálogo, para saber qué está pasando.

“Yo venía con miedos, inseguridades y esto hizo que yo desarrollara con mucha facilidad la enfermedad de las adicciones, que comienza con un encantamiento

inicial. De esto hay que hablarle muy claramente a los hijos. Cuando usted quiere poner a la droga como algo malvado y tétrico y el chico que consume ve que no es así, piensa que le están mintiendo y va aumentando la frecuencia hasta que termina siendo el consumo de todos los días”, refiere.

Mensaje y ejemplo

Hay que tener cuidado con el doble mensaje que estamos enviándole a nuestro hijo diciéndole “no se te ocurra tomar, que el alcohol te hace daño, no se te ocurra consumir drogas”. Sin embargo, el ambiente que su hijo ve es etílico.

Algunos padres que acuden a los talleres preguntan: “¿Cómo le explico a mi hijo?” . Y la respuesta es: “Con el ejemplo”.

“Las grandes tragedias, los problemas de violencia intrafamiliar están causados por el alcohol. Que sea legal no significa que no haga daño”, sostiene el entrevistado.

¿Quién los provee?

Es falsa esa creencia de que las drogas las proveen personas desconocidas. “El primer contacto de un individuo joven con droga viene de su mejor amigo, el que le dice mira probemos, y tú dices es mi mejor amigo. Y tú pruebas”, expresa Rimassa.

Y muchas veces la persona no tiene la apariencia del consumo al inicio, pero a los dos o tres años cualquier padre comienza a notar las evidencias de que algo anda mal: baja el rendimiento escolar, la persona muestra baja autoestima, desaseo, cambio de amigos, irritabilidad, insomnio, aislamiento, bruscos cambios de ánimo...

Es una enfermedad progresiva; no vas a encontrar mañana a un individuo adicto en el mismo lugar que está hoy, seguramente estará con mayor dolor, a la par de su familia que crece paralelamente en el sufrimiento”.

Sensibilizar a los padres

Una madre, en unos de los talleres, le dice: “Antonio, yo cuando envío a mi hija a una fiesta me quedo aterrada porque sé que brindan brownies con marihuana y pastillas molidas en las bebidas”.

Ante esto, él recomienda: únanse los padres, tengan los teléfonos entre sí, hagan fiestas en las cuales no haya alcohol e infórmense.

Sepan que las tres causales de las adicciones son: la genética, los problemas familiares y el factor social. A esto se suma el nivel de tolerancia del individuo hacia los problemas y las presiones.

De la gente que desarrolla drogodependencia, solamente el 8% se recupera. Mientras que un 43% de jóvenes no entra en el consumo de droga cuando usted les informa objetiva y claramente sobre el tema.

Las estadísticas obtenidas de estos talleres arrojan que: - Los primeros contactos con sustancias, incluido el alcohol como una droga, es a la edad de 14 años. - El alcohol lo consumen 6 de cada 10 jóvenes de entre 16 y 18 años los fines de semana, hombres y mujeres. - El 80% de los jóvenes entre 12 y 18 años piensa que la marihuana no es mala. - Entre los 14 y 18 años, el 20% de ellos ha consumido alguna vez algún tipo de droga y de ellos el 10% lo hace con regularidad, o sea está desarrollando la enfermedad de las adicciones.

Buscar información

Quizá usted como padre no sepa qué es ‘Krokodil’, la llamada droga K, la H, “polvo de ángel”, o desconozca las diferencias entre estupefacientes, psicotrópicos, drogas de síntesis. Busque información en internet, contáctese con otros padres y converse con sus hijos sobre esto, de manera objetiva.

 

Lea la próxima semana: Mitos y verdades sobre la marihuana.

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