En la sala de velación

Por Mariquita Noboa
24 de Mayo de 2015

Se espera que el comportamiento en un servicio funerario sea el adecuado, pero puede resultar impredecible. No se sabe cómo vamos a reaccionar en esos momentos en que nuestras emociones y sentimientos están a flor de piel.

Entonces resulta que en vez de decir ‘sentido pésame’, sale sin pensar ‘feliz cumpleaños’…

Pero hay que ir, sí, hay que practicar el valor de la solidaridad acompañando en estas horas difíciles. Hay que demostrar el más alto respeto en el momento final de esa vida.

Corresponde a la familia sentarse en las primeras filas, luego vienen familiares políticos, los compadres y amigos más cercanos, con quienes se han establecido vínculos estrechos. Los compañeros de estudios o de trabajo también se cuentan entre el grupo de los más cercanos.

A un velatorio no se invita, se participa. Y dependiendo de su relación con el difunto o con los deudos, permanecerá el tiempo que estime conveniente. Eso es decisión personal.

Para asistir a una sala de velación se debe vestir adecuadamente, aunque no sea de luto cerrado.

En ocasiones se forman grupos de amigos para contar chistes. Esto responde a una creencia ancestral de que el difunto debe ‘irse feliz’.

Algunos servicios funerarios ofrecen café y aguas aromáticas. Si no lo hacen, no se ponga a preguntar por qué no hay café con rosquitas.

No pregunte de qué murió. Manténgase en silencio. Respete el momento del servicio religioso, aunque no comparta la misma fe.

Si usted no tiene costumbre de rezar el rosario, siga con respeto las oraciones guiadas.

No interrumpa el servicio religioso para hacerse presente con sus condolencias. Recuerde que al ingreso está el registro para dejar constancia de su asistencia.

Piénselo dos veces, mejor tres, antes de hacer preguntas fuera de lugar. “¿Y quién es esa señora? ¡Qué! ¿Tenía dos hogares?”. Acuérdese de Paul McCartney: “Live and Let Die”.

Enviar flores es una forma de honrar la memoria de quien ha partido. Hágalo adjuntando su tarjeta de visita, nunca deje la tarjeta de presentación comercial.

No pregunte por qué lo van a cremar. No importa si usted cree o no en la reencarnación; este no es el momento apropiado para analizar creencias o conceptos.

Cuando llega la hora del sepelio, recuerde que son los familiares quienes van cerca del féretro.

Este es el camino de la vida, con sus diversos matices, donde siempre hay espacio para la alegría y el dolor, para las despedidas y también para el amor… (O)

mtnoboa@hotmail.com

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