De la utopía a la realidad
El trasplante de útero es un hecho según avances tratados en el congreso internacional sobre ginecología, realizado en Guayaquil.
El sueño de convertirse en madre puede ser una feliz realidad si tiene la oportunidad de encontrar al equipo multidisciplinario que prepare debidamente a la futura madre y a la donante. El tema causó revuelo entre la clase médica asistente al vigésimo segundo congreso internacional de la Federación Ecuatoriana de Sociedades de Ginecología y Obstetricia, Fesgo, donde se presentaron los avances e investigaciones de la especialidad en América y Europa.
Le cupo al doctor Fausto Padilla, en su calidad de anfitrión, recibir a los profesores que presentaron diferentes ponencias relacionadas con la salud reproductiva a un poco más de dos mil asistentes. Entre ellos, el médico argentino Sergio Papier, ?presidente de la Asociación Latinoamericana de Medicina Reproductiva y miembro integrante del equipo que dirige el doctor Mats Brännstrôm, quien inició en Suecia, su país natal, los procesos tendientes a ayudar a las mujeres que por diversos motivos estaban impedidas de concebir.
El ginecólogo Papier aborda el tema que lo ha llevado a seguir investigando las causas del factor uterino absoluto: “Puede ser presencia múltiple de miomas, síndrome de Asherman, afecciones en el endometrio, a nivel de ablación y el origen es desconocido todavía, aunque se propone una conjunción de factores ambientales y genéticos, pero el resultado es la infertilidad, el aborto y los partos prematuros”, dice.
Resalta que de los once casos publicados y debidamente documentados por el pionero mundial en trasplante de útero, el sueco Mats Brännstrôm, nueve mujeres estaban afectadas por agenesia mulleriana, una afección poco difundida, pero que unida a la radiotoxicidad o al daño uterino, vascular, endometrial o fibrosis parametral, aumenta las posibilidades de que la concepción sea muy poco probable.
Papier considera que la adopción ha sido hasta ahora la forma más viable de tener hijos, pero que la gestación por sustitución, o sea el implante de espermas, tanto como la adopción, muchas veces no son completamente accesibles tanto por razones culturales, religiosas, éticas, legales o económicas.
Enfatiza que aunque el trasplante uterino todavía se encuentra en una fase experimental, “es un desarrollo importante que permite a la mujer la oportunidad de gestar a su hijo al tiempo de tratar su infertilidad”.
Pero ¿cuáles son las condiciones que debe tener una paciente que se someta a un trasplante de útero? “Además de los derechos reproductivos como son un matrimonio estable, con identidad de género, la madre debe acreditar aptitudes físicas y psíquicas de acuerdo a los protocolos en los que se requiere el debido asesoramiento y evaluación psicosocial previa, también debe haber una autorización judicial antes de iniciar el proceso y tener plena capacidad civil y menos de 60 años”. Papier hace hincapié en la necesidad de presentar óptimas condiciones mentales y de salud en general, tanto de la donante como de la gestante, quienes deben ser atendidas en un centro hospitalario de alto nivel que garantice el debido cuidado y preparación de ambas.
Es necesario conocer el aporte genético en esta transferencia uterina, para lo cual se debe remitir a un perfil metabólico, igualmente a un perfil hormonal, que determine grupo y factor, un hemograma y examen ginecológico, son básicos y tan importantes como una ecografía ginecológica y mamaria, y los exámenes de hepatitis y VIH.
Proyecto de Ley de Gestación por Sustitución
Frente al creciente número de solicitudes tanto para implantes de óvulos o esperma y trasplantes de útero, los cuerpos colegiados de médicos han elaborado un planteamiento denominado Proyecto de Ley de Gestación por Sustitución que garantice la integridad, salud y cuidados del niño que nace, proteger a todas las personas que intervienen en el delicado proceso, brindar un marco legal que garantice el pleno ejercicio de los derechos y otorgue seguridad jurídica.
El doctor Papier sostiene que este es un proceso en el que no debe haber un carácter lucrativo y que es indispensable el dictamen técnico y médico del equipo multidisciplinario. Entre las responsabilidades de la gestante y de la donante, estima que debe haber un registro de ambas y que el derecho a la información es básico para las dos mujeres comprometidas en el proceso.
Los pasos están avanzados, tanto que la Organización Mundial de la Salud, OMS, dentro de los tratamientos de reproducción asistida “reconoce que esta es una opción terapéutica que brinda la posibilidad de lograr una gestación en una persona, denominada gestante, quien llevará adelante el embarazo con el fin de que el niño nacido tenga vínculos de filiación con una persona o pareja denominada comitente”.
No obstante, mira el futuro como un tiempo prometedor para las aspirantes a la maternidad, aunque estima incomprensible que las empresas aseguradoras no consideren en sus tablas de aportes el reconocimiento económico ni la cobertura médica cuando se trata de un trasplante de útero.
El primer caso exitoso en este proceso se registra en 1985 en los Estados Unidos de Norteamérica, con una mujer de 28 años, donde la variable más importante en la selección y admisión de cada caso radica en la evaluación y asesoramiento obligatorio entre todos los participantes, tanto de manera individual como de forma conjunta.
No se puede desconocer que el aporte de los profesionales en psiquiatría y psicología es un valioso recurso por la posibilidad de enfrentar situaciones complejas, tan valioso y necesario como los aspectos legales, por lo tanto se habla de la incorporación de un profesional en leyes, que además de ser independiente, sea especializado en el tema puesto que llegado el momento debe realizar gestiones para la inscripción del niño luego de certificar notarialmente el nacimiento.
Las diversas posibilidades de reproducción asistida han hecho sonar las alarmas. Son varias las voces que piden regular el derecho a la maternidad responsable. De su lado, los profesionales involucrados en el proceso hablan de la necesidad de conformar equipos especializados que puedan ser partícipes, en orientación y cuidados del niño y la futura madre.