El ‘sexting’: ¿entretención o degeneración?

Por Ángela Marulanda
29 de Septiembre de 2013

Para la mayoría de los adolescentes hoy es normal ver todo lo habido y por haber en internet, así como compartir su vida social y su vida privada con conocidos y desconocidos a través de las redes sociales y el correo electrónico. Lo grave es que como en el espacio virtual todo se muestra abiertamente y circula por todo el mundo, los menores de edad se exponen no solo a ver lo que no deben, sino también a mostrar lo que deben, como es el caso del sexting.

Se llama sexting al envío de fotos de sus genitales y partes íntimas, a través de mensajes de texto o de email. Lo hacen, con más frecuencia las niñas buscando ser más populares, o atraer a un joven que les interesa o como una prueba de amor que envían a su novio.

Hace un tiempo a esto se le llamaría una degeneración, pero hoy es simplemente una entretención que hace parte de las actividades con que se divierten las nuevas generaciones. Lo grave es que se trata de un tema que puede arruinar la reputación, así como la vida personal de quien aparece en una imagen que puede circular, no solo entre sus contactos, sino también en los de todo el mundo. Y que, además, puede llevarlas al suicidio, como ya ha ocurrido con varias niñas que se han quitado la vida al enterarse de que sus fotos íntimas fueron difundidas por internet.

A mi juicio, el sexting no es una diversión, sino una forma de prostitución… de vender lo más íntimo y sagrado de sí mismas. Lo grave es que las niñas no se dan cuenta de que lo que están feriando no es tan solo su intimidad, sino su integridad personal y moral. Y además olvidan que cualquier imagen que circule por el ciberespacio se difunde como el humo, sin que sea posible controlarla ni saber a quién le llegará.

Es peligroso permitir que los hijos deambulen solos por el ciberespacio porque allí se pueden empapar con las cosas más fascinantes y maravillosas, pero también con las más perversas, degeneradas y peligrosas que pueden corromperlos mucho. Por eso, los padres debemos estar muy al tanto de qué hacen y con quién andan los hijos en internet, porque todo lo que hagan en el mundo virtual tiene consecuencias en el mundo real, incluyendo arruinarles su reputación… y su vida.

www.angelamarulanda.com

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