Calidad y ambiente: Sí... pero

Por Epicuro
20 de Agosto de 2017

“Creo que Italian Job es un sitio para personas que no buscan complicaciones ni comida gourmet, sino platos caseros y pizzas”.

Plaza Lagos sigue siendo un espacio atractivo, en primer lugar por la absoluta seguridad que ofrece a cualquier hora del día o de la noche; luego por la múltiple oferta gastronómica que representa: italiana, peruana, española, fusión, nikkei, internacional, wine bar, parrillada. A veces, sin embargo, el estacionamiento se vuelve algo complicado.

La gastronomía italiana tiene muchas facetas, pero en regla general, los clientes escogen los mismos platos: el risotto, las pastas, las salsas, los espaguetis, fettuccine, parpadella, a la carbonara, a la boloñesa, canelones gratinados, pene alla arrabiata, salsa de cuatro quesos. Todos son platos de sencilla elaboración, fáciles de preparar en casa, los cuatro quesos suelen ser parmesano, mozzarella, gruyere y gorgonzola, a veces Saint Paulin o queso holandés, depende mucho de las disponibilidades. Ciertos restaurantes usan crema de leche, otros la bechamel.

Italian Job tiene un ambiente de gran frialdad. Todo es blanco, hasta las sillas; la luz cruda, intensísima, aumenta esta sensación de frialdad rematada por un espejo muy grande que multiplica la luminosidad. Sin embargo, este tipo de ambiente, bastante común en los Estados Unidos, puede gustar a ciertas personas. Nos presentaron un excelente pan que remojamos en aceite de oliva y aceto di Modena, aquel vinagre balsámico obtenido a partir de una mezcla de vinos blancos y tintos, se destacan su sabor fuerte, ligeramente dulce, su color oscuro. El aceite de oliva extra virgen de calidad suele tener un color verdoso profundo, no debe saber a aceite sino a aceitunas. El aceite de oliva que se usa en Italian Job es corriente, de color amarillo.

Mi nieta se sirvió unos espaguetis alla carbonara de correcto sabor, en cambio, los canelones que escogí me decepcionaron. Llamé al chef, le pregunté por qué no había usado bechamel, salsa tan sencilla, en vez de mezclar ricota con aceite. Al levantar la atractiva capa de queso gratinado me topé con una salsa casi líquida de aspecto granuloso. Se puede también elaborar una salsa a partir de la crema de leche. Recomiendo también elaborar una carta que defina con exactitud todos los platos ofrecidos, sobre todo, en lo que se refiere a la pastas.

Anahi, quien nos atendió, estuvo particularmente atenta y amable. Era un martes, había muy poca gente. El postre fue una canastita de pasta rellena con nutella acompañada de un helado de vainilla, nada complicada, pero agradable. El vino de la casa fue un Merlot de Santa Rita, honesto, informal, afrutado, pero muy corto en paladar. El café tan fácil de identificar era un Bondolfi, cremoso, suave, sin amargor. Mi cuenta para dos personas con dos copas de vino fue de $ 40,49.

Creo que Italian Job es un sitio para personas que no buscan complicaciones ni comida gourmet, sino platos caseros y pizzas. No puedo opinar acerca de las pizzas, pero se las veía atractivas. Los precios son moderados, el estacionamiento no siempre fácil, hay que buscar un parqueo algo alejado. Esta sensación de estar en vitrina con tan intensa iluminación no se presta para cenas románticas ni almuerzos discretos, pero los jóvenes pueden quizás sentirse a gusto en aquel ambiente tan abierto.

Indudablemente, Luigi Passano en Riviera, Carlos Colombara (Carlo y Carla, Casa di Carlo) conservan el liderazgo. L’Italiano en Urdesa (Víctor E. Estrada y Las Monjas) tiene una buena relación calidad-precio y un excelente pan baguette. (O)

epicuro44@gmail.com

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