Trabajando solo, juntos

23 de Junio de 2013
Alex Williams - The New York Times

En Estados Unidos cada vez más son las personas que deciden ya no laborar en casa. De allí que se han creado organizaciones para trabajar en compañía de otros en ambientes integrados.

Whitney Tingle, una empresaria de Nueva York, una vez tuvo la fantasía común de abandonar el mundo de 9 a 5, empezar su propio negocio y trabajar en la serenidad de su hogar. No funcionó exactamente como lo planeó.

Luego de convertirse en la cofundadora de Sakara Life, compañía de entrega de comida orgánica, descubrió que no hay principio ni fin para el trabajo, dijo Tingle, de 27 años. “Me distraigo con unas motas de polvo bajo el escritorio y paso la aspiradora a mitad del día, o me veo en el espejo a las 7 de la noche y me doy cuenta de que todavía estoy en pijama”.

Preocupada por su salud mental y su cintura, señaló Tingle, ella y su socia Danielle DuBoise, se apuntaron en NeueHouse, un nuevo espacio de “trabajo en conjunto” cerca de Madison Square que se ha presentado como club privado. El espacio de trabajo es un lujoso local industrial, cortesía del diseñador David Rockwell; miembros fundadores que incluyen a Chris Blackwell, fundador de Island Record, y Jefferson Hack, de la revista británica Dazed & Confused; y cuotas anuales que pueden alcanzar los cinco dígitos.

En solo unos meses su humor ha cobrado brillo, y su compañía ha doblado sus ingresos a través de los contactos que ha hecho ahí. “Es imposible conseguir ese tipo de cosas en Starbucks”, indicó.

Muchos que trabajan independientemente  descubren que la enajenación acecha tras la fantasía de la oficina en casa, y un número creciente se está uniendo a la nueva generación de organizaciones de trabajo en conjunto, como Grind, Fueled Collective y NeueHouse, algunas más exclusivas que otras. Hay lugares de trabajo para escritores, tipos de diseño y blogueros y puntuación para empresarios en tecnología, incluyendo los que lo duplican como planteles de educación continua.

Aunque hubo quejas cuando el jefe de Yahoo, Marissa Mayer, eliminó los arreglos del trabajo en casa de sus empleados, tal vez estaba en lo cierto: Muchos trabajadores dicen que necesitan una colmena para estar felices y productivos.

Cifras interesantes

El porcentaje de trabajadores estadounidenses que laboran  exclusivamente desde su casa, aunque todavía es reducido, creció en el 37% entre 1997 y el 2010, según una encuesta de la Oficina del Censo en Estados Unidos. Mientras que los estimados varían ampliamente sobre el número de millones que conforman la Nación Autónoma, para el 2009 más de 15 millones de trabajadores en Estados Unidos se registraron como autoempleados, según la Oficina de Estadísticas Laborales. Pero parece que el sueño del trabajo en casa no era tan bueno como parecía.

Ahora hay cerca de 800 instalaciones comerciales de trabajo en conjunto en Estados Unidos, poco más de 300 solo hace dos años, y como 40 en el 2008, según un sondeo anual de Deskmag, una revista por internet que cubre la industria del trabajo en conjunto.

¿Seguro no eran las luces fluorescentes y las políticas de oficina lo que extrañaban? Pero Tierney O’Dea Booker, de 37 años, que manejaba una consultoría de medios desde su casa en Austin antes de unirse a Link, señaló que puede haber un lado positivo en este último. “El lugar de trabajo está esencialmente ludificado, con puntos y obstáculos, premios, trampas y callejones”. “Cuando estás solo, tienes que inventar tu propio sistema de autoimpulso. Es fácil colocar la barrera para uno mismo en el nivel equivocado sobre un objetivo poco realista y como resultado, sentirse inadecuado”, expresó.

Esto no quiere decir que trabajar a distancia ha sido decepcionante para todos. Un meta análisis del 2007 de Pennsylvania State University, citado frecuentemente, de 46 estudios sobre el trabajo en casa por internet, encontró que trabajar desde la casa para gente empleada por compañías tradicionales puede tener “efectos leves, pero favorables sobre la autonomía que perciben, conflictos trabajo-familia, satisfacción en el trabajo y desempeño”.

Pero los que trabajan en casa a “alta intensidad” por más de tres días a la semana y los independientes de tiempo completo se arriesgan a sentirse enajenados, dijo Ravi S. Gajendran, autor del estudio que ahora es profesor de negocios asistente en la Universidad de Illinois. “La necesidad de sentirse socialmente conectados es una necesidad humana fundamental”.

Una investigación sobre “la soledad del independiente”, por ejemplo, dejó 3,6 millones de resultados. Para muchos, la “cabaña electrónica” se ha convertido en la “jaula del tigre electrónica”, señaló Paul Saffo, pronosticador de tecnología en Silicon Valley. “Atravesamos la fase de trabajar en casa en pantuflas y descubrimos que era solitario”.

No es de sorprender que algunos lugares de trabajo estén exagerando una atmósfera festiva. Link celebra veladas con motivos de Mad Men. En Indy Hall, en Filadelfia, que abrió hace seis años, sus miembros organizan sesiones musicales después del trabajo y exposiciones de arte en su espacio cubierto de murales, todo de acuerdo con un dogma cuasi-comunitario patrocinado por Alex Hillman,  fundador de Indy Hall.

“La gente no está regresando a la oficina por la oficina”, dijo Hillman. “Están regresando a la oficina para estar rodeados de gente nuevamente”. Con su énfasis en la diversión, Fueled Collective, un espacio nuevo de trabajo de 1.672,2 metros cuadrados en Nueva York, se siente más como una casa de fraternidad, con una sala de whisky, carritos con helado gratis y mesas de pimpón.

 

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