Marcelo Chiriboga, ese gran desconocido

Por Clara Medina
03 de Abril de 2016

Por años, el escritor ecuatoriano Marcelo Chiriboga, personaje de ficción creado por José Donoso y Carlos Fuentes, pasó inadvertido en el país. Escasamente se sabía de él, excepto que era una sátira. La historia es esta: Ecuador no contaba con un representante en el boom de la literatura, esa etapa de eclosión de las letras de este continente. Y ya que no existía, había que inventarlo.

Póster del filme de Javier Izquierdo.En tiempos recientes, Chiriboga ha ganado cierta notoriedad. El escritor Diego Cornejo decidió seguir el juego y lo convirtió en protagonista de su novela Las segundas criaturas. Jóvenes escritores también han hecho referencias a este personaje en sus obras.

El escritor inexistente, que tomó vida por obra y gracia de las letras, ahora salta a la gran pantalla en el documental Un secreto en la caja, dirigido por Javier Izquierdo. Se da por sentado que un documental narra hechos reales. Esta cinta cuestiona aquella idea. Al tratar a Marcelo Chiriboga como si fuera un personaje real, el director propone un falso documental, una ficción que explora la vida de este ecuatoriano, que según esa mentira verdadera que es la literatura, fue uno de los fulgurantes escritores del boom, junto con García Márquez, Vargas Llosa, Cortázar, entre otros, y autor de la célebre obra La línea imaginaria.

Chiriboga, cuenta el filme, vivió fuera del país, donde produjo la mayor parte de su literatura. Cuando regresó, se encerró a escribir en la hacienda familiar, donde falleció y está sepultado. Para darle verosimilitud a lo que se narra, Izquierdo recurre, siempre desde la ficción, a varias voces: un estudioso de la literatura, un periodista mexicano, la hija del editor de Chiriboga, la hija y la hermana del escritor, los amigos. Con esos testimonios se reconstruye la personalidad y el itinerario de este autor, que se cuenta en paralelo con la historia del país: los conflictos limítrofes, la fallida guerrilla del Toachi, el velasquismo, las dictaduras, el retorno a la democracia.

El resultado es una agradable película, que sin embargo no aporta miradas nuevas. Por el contrario, me parece que se regodea en lo que se ha dicho o referido en los últimos años sobre el Ecuador, su historia, su gente y su idiosincrasia: el país inexistente, los eufemísticos mapas, el cuestionamiento del sentido de patria, el arte militante, la literatura con sello nacional o el desconocimiento de las letras. En un momento del filme, Chiriboga sostiene que somos un país de resentidos. Y cuando le piden un consejo, dice: “Que escriban como si no tuvieran un país”.

Unas actuaciones abonan a la historia, como la del amigo encarnado por el actor Chistoph Baumann, y la de la hermana; y otras, le restan. Por ejemplo, el diálogo que mantienen José Ignacio Donoso y Antonio Ordóñez. Es una conversación un tanto caótica. Lo que aporta el documental es que a medio siglo del boom, Chiriboga deja de ser ese gran desconocido en el Ecuador. (O)

claramedina5@gmail.com / @claramedinar

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