En la ‘piel’ de Romeo y Julieta

17 de Julio de 2016
Diana J. León

María Clara Ambrosini y Eduardo Antonio Maruri protagonizarán la famosa obra de William Shakespeare en el Teatro Sánchez Aguilar, desde el 21 de julio.

Ellos tienen 18 y 20 años. Probablemente las edades perfectas para entender el intenso amor adolescente que envolvió dramáticamente a quienes son quizás los personajes más famosos de William Shakespeare, los amantes Romeo y Julieta.

Hasta hoy, María Clara Ambrosini se había destacado como bailarina protagonista en numerosas producciones de ballet, y Eduardo Antonio Maruri cursa sus estudios de actuación en la University of Southern California. Para ambos, este es su primer gran papel en teatro. Para él, su primer papel en español, y para ella, su primer personaje con voz.

No hay que confundirse. Su juventud no es sinónimo de falta de experiencia. María Clara estudia ballet desde los dos años. Ha participado en El Cascanueces, El Quijote y El Lago de los Cisnes, por mencionar algunas producciones. Eduardo viajó hace poco a Bulgaria para filmar una cinta de terror (“Allí me familiaricé un poco con la cámara”) y también tuvo un rol importante en The Books of Days, una obra para su Universidad. Aquello confirma que desde los 15 años sabía que quería perseguir la actuación.

Con esa misma determinación que ha marcado sus tempranas trayectorias, pero sin apagar la efervescencia y entusiasmo propios de su edad, aceptaron la propuesta del director teatral Jaime Tamariz, para protagonizar la tragedia de Shakespeare producida por el Teatro Sánchez Aguilar, del 21 de julio al 21 de agosto.

Amor, muerte (y también risas)

La preparación para sus papeles ha sido intensa, pero también muy amigable. Destacan la apertura de Tamariz al no solo dirigirlos, sino dejarlos proponer ideas para construir una versión propia de sus personajes.

“Hemos conversado mucho sobre que Julieta es una llama viva que se quema a ella misma por dentro desde que conoce a Romeo”, comenta María Clara y asegura que esa visión apasionada de la protagonista ha sido clave para su interpretación.

Para Eduardo, su esfuerzo se enfoca en alejarse del estereotipo de héroe romántico. “La dirección me ha ayudado a entender a Romeo, que es un personaje muy sensible y muy apasionado, pero que a la vez puede parecer muy cursi; pero si encuentras el equilibrio e interpretas lo que sientes desde un lugar honesto, el lenguaje cobra sentido”.

“Jaime lo dijo. Lo que él quiere que se transmita más es el amor y la muerte”, dice María Clara. Y Eduardo completa su idea: “Pueden parecer dos cosas opuestas, pero coinciden en que también son las más poderosas”.

Ellos saben que esas emociones envuelven a sus personajes. Pero esta tarde de viernes, durante la sesión de fotos, ambos transmiten lo opuesto: están llenos de vida y muy entusiasmados por los ensayos pasados, y porque “¡el lunes ya nos subimos al escenario!” (hasta ahora el elenco se ha reunido en la Fundación Teatro Sánchez Aguilar). El compañerismo entre ellos es evidente; se ríen, se hacen bromas y reconocen el talento del otro. Por ejemplo, la destreza de Eduardo en el trabajo corporal con el bailarín y coreógrafo español Chevi Muraday. “Me dejó sorprendida para alguien que no ha tenido experiencia previa en danza, pero aquí el caballero (señalando a Eduardo) lo hace bastante bien, a pesar de que hacemos movimientos complejos”, dice María Clara.

Esa intensidad, según explicó Muraday para El telón, revista del Teatro Sánchez Aguilar, se traduce en un trabajo para hacer que los textos pasen a través del cuerpo. “Han sido clases muy físicas, de sudar mucho, de sentir mucho compañerismo, de trabajar dinámicas grupales...”.

Muy enfocados

Tener actores jóvenes. Esa fue una de las condiciones que el director planteó a la producción de la obra. “¡Y con ellos lo conseguimos!”, dice Jaime Tamariz. “El entusiasmo y compromiso que han puesto en el trabajo han sido un ejemplo, incluso para sus compañeros. Creo que aún siendo artistas noveles cautivarán al público con su trabajo”.

Definitivamente su entrada temprana a la escena teatral es gracias al apoyo y confianza que sus padres depositaron en su vocación artística. ¿Qué les dicen ellos a otros adolescentes que también quieran una carrera actoral? “¡Oídos sordos!”, dice María Clara. “Si se dedican a lo que otros quieren, no van a ser felices porque no es lo que amas, lo que naciste para hacer, tu vocación, no hay sentido en hacer algo solo para complacer a otros”.

“Si dan su mejor esfuerzo y lo convierten en su única meta, a la final lo van a lograr y van a tener una vida de actor”, dice Eduardo. “Muchos recomiendan estudiar algo más aparte de teatro, para tener un plan B, pero quizás con eso te desenfocas y no te concentras completamente, porque sabes que tienes un colchón para caer. Hay que estar decidido”.

Son consejos que vienen con la misma pasión y rebeldía de Romeo y Julieta. (I)

 

EL DIRECTOR

Jaime Tamariz dirigirá Romeo y Julieta en el TSA.Conocido por deslumbrar en el teatro y por crear mundos de fantasía como la tierra de el Mago de Oz y hacer volar a Peter Pan, esta vez Jaime Tamariz (foto) apuesta por un clásico, pero dándole su sello personal y alejando esta historia de su contexto tradicional para devolverle su atemporalidad.

El guion ha sido adaptado para que la obra dure 90 minutos, aproximadamente. “Buscamos simplificar sin perder lo esencial y manteniendo la poética particular de Shakespeare”. El vestuario es de época, “pero de una cultura de fantasía”, aclara Jaime. Se ha construido, además, una escenografía modular que se transforma en los distintos ambientes que se necesitan en la obra (y que no siempre han sido especificados por el autor, en el texto). “Nuestra inspiración ha sido principalmente la naturaleza. Como dijo Shakespeare, esta es una historia que siempre estará vigente por qué habla sobre la naturaleza del ser humano”.

 

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