Monitoreo más preciso: En Galápagos

Por Paula Tagle
06 de Mayo de 2018

“Es necesario entender las variables, lo que se logra a partir de programas rigurosos de monitoreo. Solo así se podrán definir científicamente las nuevas ZNE”.

Muelle de pescadores en Puerto Ayora, Galápagos.

En la última semana de marzo comenzó el monitoreo de langosta roja y langosta verde, y de pepino de mar por miembros del sector pesquero artesanal de Galápagos y de guardaparques de la Dirección del Parque Nacional Galápagos, en las zonas designadas como de pesca de la Reserva Marina de Galápagos (RMG). Porque vale aclarar que también existen zonas donde no está permitida la extracción de ningún tipo: las Zonas de no Extracción (ZNE). Luego de leer el artículo en la revista científica Marine Policy publicado en Elsevier en 2018 por Salome Buglass y otros, entiendo que los monitoreos son necesarios en ambas zonas para determinar si hay una recuperación real de las poblaciones y si en efecto, las Zonas de no Extracción son efectivas y se respetan a cabalidad.

En 2001, por consenso de varios usuarios de la RMG se implementó una zonificación temporal de la reserva a lo largo de sus costas y hasta 2 millas afuera. El 22% de las zonas costeras se clasificó como de uso turístico y de conservación, donde no se puede realizar la pesca de ninguna especie en absoluto. Esto las convirtió en Zonas de no Extracción (ZNE), donde se asumiría habría más individuos de las especies pesqueras y de mayor tamaño. Estas ZNE costeras varían en extensión, desde 0,01 hasta 91 kilómetros cuadrados. En el restante 78% de la costa (al momento de la zonificación de 2001) y en el mar abierto es permitida la pesca, de tipo artesanal solamente.?

Según el artículo que menciono y que hace referencia a una publicación de 2014 de la revista Nature (por Édgar y otros), para que las áreas marinas protegidas sean efectivas, deben cumplir con la no extracción, que tengan al menos diez años de existencia, que se patrullen, sean de extensión mayor a 100 km2 y que estén aisladas. Según observaciones a nivel mundial, si solo se acierta en una o dos de estas características no se verán cambios positivos en el manejo de especies comerciales.

El artículo de Buglass y otros sugiere que no se ha publicado hasta el momento un estudio sobre los efectos en la recuperación de especies claves como consecuencia de la creación de la zonificación de 2001, que no tenemos datos de su manejo dentro de las ZNE a excepción de los casos puntuales de las langostas (roja y verde) y del pepino de mar; aun así los informes son insuficientes y discontinuos y deben interpretarse con precaución.

Más de 70 especies se explotan en la pesca artesanal de Galápagos; varias de estas pesquerías han colapsado (pepino de mar) o han estado a punto de (la langosta espinosa).

Justamente basados en monitoreos de 2012 a 2014 el artículo de Buglass analiza que los números y tamaños de las langostas dentro y fuera de las Zonas de no Extracción (ZNE) son prácticamente los mismos, lo que indicaría que más de once años de protección no han sido efectivos para la recuperación de esta población.

Esto podría interpretarse de varias maneras. O las ZNE no son tales, o que igual se realiza pesquería dentro de ellas, para lo que se necesitaría mejor patrullaje y además sanciones significativas para los afrentores.

Es necesario entender las variables, lo que se logra a partir de programas rigurosos de monitoreo. Solo así se podrán definir científicamente las nuevas ZNE, esquema que se encuentra en proceso de aprobación para la Reserva Marina de Galápagos desde 2015. (O)

nalutagle@yahoo.com

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