La leyenda de la guayaba: Historia galapagueña

Por Paula Tagle
05 de Junio de 2016

“A los pocos días, Cobos fue asesinado por sus trabajadores, a tiros y machetazos, mientras que hoy, la guayaba es un problema en muchas de las islas de Galápagos”.

Manuel J. Cobos y lo que queda de la hacienda El Progreso, ubicada en las tierra

Galápagos es lugar de leyendas. Las hay sobre aquellos que encontraron tesoros de piratas, enterrados en sus casas o en profundas cuevas. Existen mitos sobre maldiciones lanzadas en tiempos de bucaneros, o de los primeros colonos. Historias de dolor, odio y venganza aún por descubrir y contar.

En San Cristóbal existe la leyenda del árbol de guayaba. Parece que esta fruta fue introducida a la isla por Manuel Julián Cobos, un hombre que fundó la primera plantación y refinería de caña de azúcar en Galápagos.

Se cuenta que cuidaba al árbol con fervor, que amaba sus frutos, y usaba la corteza para curtir las pieles de ganado. Manuel llegó a San Cristóbal en 1880. Se asentó a 8 kilómetros de Puerto Baquerizo Moreno, entonces conocido como Puerto Chico. Aquí fundó su hacienda El Progreso, donde laboraban convictos traídos desde la colonia penal que había fracasado en Floreana, y otros del continente. Cobos manejaba su negocio como implacable tirano, tratando a los trabajadores como esclavos. Se les pagaba en la propia moneda de Cobos, y se les vendía productos y enseres en la misma tienda de él.

En este ambiente crecía el árbol de guayaba, hermoso y abundante. Pero Cobos no permitía que nadie, excepto él y su esposa, lo tocaran y menos aun, probaran sus frutos.

La fragancia de la fruta impregnaba cada rincón, con su dulce olor, cercano al de azahares, aunque más delicado. Las frutas maduraban magníficas ante los ojos de los trescientos trabajadores que apenas podían aspirar a verlas prenderse de amarillo y soñar con su pulpa deliciosa.

La guayaba es originaria de América, y su nombre parece haberse derivado del Arawak, la lengua de los indígenas del Orinoco y Caribe. El nombre científico es Psidium guajava, y pertenece a la familia de las mirtáceas, la misma de los eucaliptos, que se caracteriza por hojas con glándulas generalmente resinosas y aromáticas, que en algunos casos se usa con fines medicinales.

En medio de El Progreso se yergue todavía frondoso el árbol de guayaba, según la leyenda el primero de las islas, pero ciertamente no el único.

Esta planta representa hoy en día un problema para el archipiélago ya que fue introducida, se dispersa fácilmente e invade las tierras que debieran ser para las especies locales. Sin embargo, y ya que esta aquí, muchos aprovechan sus frutos. Para empezar, las tortugas gigantes la adoran. Pero también es utilizada por los humanos. Las esposas de los pescadores de Isabela, por ejemplo, hacen mermeladas y conservas de guayaba, muy populares entre los turistas.

Continuando con la leyenda, se dice que había una mujer embarazada en la hacienda El Progreso que tenía antojos terribles por guayaba. El olor de los frutos maduros la estaba volviendo loca, y así el marido, para evitar que el niño les fuera a nacer “torcido”, decidió irse contra las normas de MJ Cobos y robarse un fruto. Pero fue descubierto, y como era costumbre en la hacienda, fue torturado hasta morir, con 200 latigazos.

Son conocidos los suplicios a los que Cobos sometía a sus trabajadores: fusilamientos, abandonos en islas deshabitadas o torturas en cuevas sin salida devorados por ratas.

La mujer, al perder a su esposo, lanzó una maldición: que el perverso árbol se convertiría en plaga, y que Manuel tendría una muerte terrible y violenta.

¡Y así ocurrió! A los pocos días fue asesinado por sus trabajadores a tiros y machetazos, mientras que hoy, la guayaba es un problema en muchas de las islas de Galápagos. (O)

nalutagle@yahoo.com

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