Vegetarianismo y niños

11 de Junio de 2017
Dayse Villegas | Gisella Quintana

Cambiar hacia un consumo libre de productos de origen animal requiere mayor información y responsabilidad cuando se piensa en integrar a los niños de la familia.

El vegetarianismo reduce el riesgo de enfermedad cardiaca, diabetes y algunos tipos de cáncer. Pero, informa el equipo de la clínica estadounidense Mayo, algunos vegetarianos podrían apoyarse demasiado en comidas procesadas, altas en calorías, grasa y sodio. “La clave es estar consciente de sus necesidades nutricionales para aplicar una dieta planificada que las supla”.

Además, en el caso específico de los niños, los profesionales suelen diferir. PETA (Personas por el Trato Ético de los Animales) define a los niños veganos (vegetarianos estrictos) como ‘sanos y felices’. La Academia de Nutrición y Dietética estadounidense postula que un plan vegano apropiado con suplementos y comidas fortificadas “es nutricionalmente adecuado para todas las edades y estados de la vida, incluyendo a las embarazadas y a mujeres que dan de lactar”.

El Concilio de Investigación Médica y de Salud de Australia apoya esta posición. El Programa para la Promoción de Alimentación Saludable de Portugal, la Fundación Británica de Nutrición y la Sociedad Pediátrica Canadiense afirman que una dieta vegana bien planeada, incluyendo suplementos nutricionales, puede cubrir los requerimientos de niños y adolescentes, si se asegura una ingesta calórica adecuada.

Por su parte, el programa Comienzo Saludable, del Gobierno alemán, sostiene que una dieta vegana no es adecuada para infantes y preescolares, porque no asegura su provisión de nutrientes. Esa red enfatiza los riesgos para el desarrollo del niño y la necesidad de consejo médico y suplementos dietarios. El comité de nutrición de la Sociedad Alemana de Pediatría y Medicina Adolescente rechaza la dieta vegana para niños saludables, a menos que se tomen suplementos nutricionales. La Sociedad de Nutrición de ese país habla de grupos en fases vitales sensibles, con necesidades especiales, como niños, adolescentes, embarazadas y madres que amamantan.

¿Solo vegetales?

“Los vegetales son alimentos protectores”, inicia diciendo la pediatra nutrióloga Carlota Palma. Al unir varios elementos de origen vegetal es posible lograr una dieta más nutritiva. “Por ejemplo: un cereal (arroz) más una leguminosa o legumbre seca (lenteja, fréjol, haba) mejoran la calidad de la proteína”. Y esa es la principal complicación de las dietas vegetarianas, continúa, “los vegetales tienen proteínas de bajo valor biológico. Les falta un aminoácido o lo tienen en baja cantidad, como para propiciar la formación de proteínas”.

?Las dietas vegetarianas y veganas, practicadas de forma apropiada, contienen múltiples beneficios para la salud de los niños, sostiene por su parte Andrea Tinoco, nutricionista holística especializada en estos tipos de alimentación. Entre ellas menciona una baja incidencia de enfermedades metabólicas que, a decir de la especialista, aparecen cada vez más en edades menores. Se refiere a la diabetes mellitus, hipercolesterolemia, hipertensión arterial, sobrepeso y obesidad.

El alto consumo de alimentos de origen vegetal igualmente resulta en una mayor ingesta de fibra, superior a la de un niño con una dieta omnívora, de acuerdo a Tinoco, por tanto evita así problemas como estreñimiento, gases, intestino enfermo y un sistema inmune debilitado. Además, agrega, “ingiere menos grasas saturadas, que solo se encuentran en productos animales y son las grandes causantes de enfermedades cardíacas”.

“Generalmente, una familia que ha adoptado este tipo de alimentación presta más atención al tipo de alimentos que consume, por ello se forman hábitos saludables para toda la vida”, explica la nutricionista, quien también trabaja en tratamiento de enfermedades metabólicas y alergias e intolerancias alimentarias.

Como desventaja, Tinoco cita un desarrollo inadecuado en el crecimiento provocado por un régimen nutricional y calórico no equilibrado. “En cambio, un niño con una alimentación vegetariana o vegana equilibrada puede estar totalmente nutrido y encontrarse en óptimo estado de salud”.

En los adultos, el veganismo y vegetarianismo bien llevados son exitosos, dice Palma. “Son, en general, personas más saludables”. Pero en el caso del veganismo en los niños, difiere, pues afirma que ellos necesitan proteínas de alto valor biológico que favorezcan el crecimiento. Todas ellas están constituidas por el aminoácido histidina. “Si el niño no tiene un buen grupo de hormonas de crecimiento, va a ver afectado su desarrollo”. Debido a este principio bioquímico, Palma no está de acuerdo con el veganismo en niños. “Cuando sea un adulto joven no habrá problema”.

La dieta ovolacto–vegetariana sí es adecuada para los niños, “porque las proteínas del huevo y de la leche son las de mayor calidad biológica, complementada por los vegetales. Gracias a estos últimos, los micronutrientes no van a faltar, tendrán protección inmunológica y buenos procesos de provisión de energía”.

Dietas vegetarianas

Existen al menos 6 tipos de dietas vegetarianas:

Lacto-vegetariana. Excluye carne, pescado, pollo y huevos ni productos que los contengan. Incluye leche, queso, yogur y mantequilla.

Ovo-vegetariana. Sin carne, pollo, pescado, mariscos y leche, pero permite huevos.

Lacto-ovo-vegetariana. Sin carne, pollo, pescado ni mariscos, admite lácteos y huevos.

Pescetariana. Excluye carne, pollo, leche y huevos, pero permiten pescado.

Pollotariana. Sin carne, lácteos ni pescado, pero permite pollo.

Vegana. Excluye carne, pollo, pescado y mariscos, huevos y lácteos, y todas las comidas que contengan estos productos.

Algunas personas siguen una dieta semivegetariana (flexitariana) basada en plantas, pero que incluye pequeñas y ocasionales cantidades de carne, pollo, pescado, leche y huevos.

Dieta planeada y supervisada

Si los padres o cuidadores de la familia están decididos a estructurar una dieta vegetariana o vegana segura para los pequeños, que garantice su desarrollo físico y mental, es vital contactar primero a un nutricionista. “La mayoría de personas no tienen un conocimiento adecuado sobre correcta alimentación y no están capacitadas para determinar los requerimientos nutricionales de un niño”, advierte Tinoco. “El principal error es no asesorarse con un profesional, y basarse en indicaciones de internet, libros, familiares o amigos. El error no es llevar este tipo de dieta, sino hacerlo de forma empírica”.

Otro desacierto que Tinoco ha observado en la práctica es cuando las familias simplemente reemplazan las carnes y proteína animal por carne de soya o carne vegetal. No siempre es lo ideal, recalca, porque muchas veces la soya es de origen transgénico y, en exceso, causa daño a la salud.

Igualmente es grave creer que un vegetariano o vegano solo come frutas y vegetales y que eso es suficiente. Cuando esto sucede, el niño no obtiene la cantidad de calorías necesarias para su desarrollo, las cuales son necesarias en gran cantidad por el elevado gasto energético. “A largo plazo, el consumo insuficiente de calorías puede llevar a un subdesarrollo”, explica.

Palma expresa que, dado que las proteínas vegetales no tienen los 20 aminoácidos esenciales en cantidad suficiente para propiciar un crecimiento adecuado, es frecuente y correcto compensar mezclando dos alimentos de origen vegetal (cereal más leguminosa). Pero para que la mezcla sea exitosa, se requieren cantidades mayores de los alimentos. “Esto aumenta la carga calórica, y la tendencia a la obesidad con baja estatura puede estar presente. El fréjol, por ejemplo, tiene proteínas en buena cantidad, tal como la lenteja, pero para igualar la que hay en una onza de carne, se necesitará media taza de granos”.

En el adulto esto puede evitarse con mayor facilidad, considera la pediatra, porque a diferencia del niño, es capaz de consumir muchos vegetales crudos, altos en fibra y con valor calórico bajo, y tener una buena calidad de vida. “Por eso, que se haga el viraje al veganismo a partir de los 23 años en los varones y 18 años en las mujeres, es lo adecuado, pero antes de esas edades no, porque es allí cuando termina la adolescencia biológica”.

Hamburguesas de granos: garbanzos, camote, arvejas.

Menú infantil vegano

Para Tinoco, un ejemplo de menú equilibrado para un niño vegetariano, en edad escolar, incluye arroz con leche vegetal (almendras o coco) en el desayuno.

“De preferencia consumir arroz integral, pasas y un endulzante saludable, como azúcar de coco u hojas de estevia, y un puñado de frutos secos, para aumentar el aporte proteico”.

En el lunch de media mañana sugiere yogur de coco con una porción de frutas. Luego el almuerzo contiene crema de zapallo, hamburguesas de quinua con guacamole sobre una cama de kale (col crespa, rizada o berza), estofado de granos y vegetales más maduro al horno. Para la media tarde, colada de amaranto con naranjilla. Mientras que para la merienda, minipizzas de verde, preparadas con una masa de verde molido, queso vegetal, rodajas de tomate, choclo desgranado y hojas de albahaca.

Uso de suplementos

A grandes rasgos, indica Tinoco, es importante incluir todos los grupos de alimentos: carbohidratos, grasas, proteínas en la alimentación infantil. Los micronutrientes esenciales en esta etapa son el calcio, hierro y la vitamina B12. Los primeros están en las hojas verdes (col rizada, acelga, espinaca), almendras, quinua, fréjoles. La última, según Tinoco, se puede obtener en vegetales fermentados como el miso (pasta de soya y hongos), el tamari (salsa de soya pura), chucrut (hojas de col en salmuera).

La vitamina B12 es crucial para la producción de glóbulos rojos. La carencia de ese nutriente puede producir anemia macrocítica en vegetarianos, explica la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Ese compuesto orgánico solo se encuentra en alimentos animales. Sin embargo, el informe asevera que los productos hortícolas fermentados, como los mencionados en el párrafo anterior, sí pueden suministrarla.

Pero, aporta la doctora Palma, los suplementos proteicos no son recomendables. “No para los organismos sanos; un niño saludable no debería tener por qué tomarlos”. Si su niño vegetariano necesita suplementos de proteínas, significaría que la dieta no está haciendo el papel completo. “Los suplementos jamás deben sustituir al alimento. Si el niño se está quedando en talla por la dieta, usted tiene que pensar en un cambio”. Y eso implica reformas en el estilo de consumo de toda la familia. No es conveniente, según la visión de la pediatra, ser padres vegetarianos o veganos con niños omnívoros.

En tanto, los macronutrientes indispensables son las grasas esenciales provenientes de frutos secos, semillas, aceites vegetales, aguacate, entre otros; y los carbohidratos complejos como la quinua, arroz integral, amaranto, maíz, morocho, avena, yuca, trigo y más. “Los aceites con omega 6 (girasol) son saludables para la función cardiaca, pero los mejores son los omega 9 (oliva). El aceite de palma tiene demasiada grasa saturada”, explica Palma. En el caso de niños y adultos con enfermedades inflamatorias crónicas (lupus, artritis, diabetes, hipertensión, ateromatosis o placas de colesterol en las arterias), las grasas omega 3 favorecen al disminuir la respuesta inflamatoria; en ese caso son indicados los suplementos con cápsulas de ese aceite.

Tania Chancay (@mamivegan)
Una vegetariana de toda la vida

Tania es vegetariana desde niña y desde hace 5 años, vegana. Ahora practica esa alimentación con su esposo e hijo de 2 años. Todo empezó con un cuestionamiento de pequeña. “Estaba comiendo una salchicha de ternera a los 8 años y pregunté de dónde viene esta carne. De la hija de la vaca. Me quedé impactada. ¿El bebé de un animal tiene que morir para que yo coma? Está rico, pero no quiero comer eso nunca más”, recuerda Tania. Y no lo hizo de nuevo. Aunque su hijo es muy pequeño para hacer ese tipo de preguntas, el infante come vegetales desde los 6 meses, como sus padres: alimentos rojos, verdes, amarillos, naranjas... “Nuestra alimentación es rica, colorida y divertida”, dice. “Tal vez más grande él decidirá si desea cambiar su dieta, ahora le damos nuestras opciones. No hay presión”. Hasta eso se asegura de que su niño tenga el peso y talla adecuados, acudiendo al pediatra y a nutricionistas, vegetarianos y omnívoros. “Me han dicho que todo está en orden, con tal que no coma todos los días lo mismo y que sea variado”.

Para Tania, en el país hay facilidades para quienes deciden ser vegetarianos. “Hay un sinnúmero de productos al alcance: zanahorias blancas y verdes, camote, papa chola, camote amarillo, espinaca y alimentos orgánicos”. Incluso, puntualiza, para preparar leches vegetales en casa, como la de quinua. (G.Q.)

Carla García León
Nutrición, reto para todo padre

Hace aproximadamente cuatro años, Carla García decidió abandonar todo producto de origen animal. “Mi motivación es el respeto a los animales”, explica. Aunque le costó dejar ciertas comidas, como parrilladas y cangrejadas, con las que tenía un vínculo emocional y social, recuerda, su motivación fue más fuerte. Ahora, la directora académica de la agencia consultora Simbioti-k, experimenta en familia platillos tradicionales con un componente diferente. “No eliminamos comidas, sino transformamos y reemplazamos ingredientes, así no le quitamos el sabor principal que normalmente lo da el vegetal: una guatita sin maní no es guatita, la yerbabuena es para el caldo de salchicha”. Ella vive con su esposo y dos hijos: Víctor, de 5 años, e Isabela, de 13; juntos adoptaron esta dieta. “Es un proceso de aprendizaje. Por ejemplo, a mi hija le gusta el pepino, a él le gusta el tomate. Víctor ama las hamburguesas veganas, Isabela, el menestrón. El reto es el que tiene todo padre: que coman de forma equilibrada”. Para lograr este balance, agrega, se guía con un nutricionista. “Llevar una alimentación vegana no es sinónimo de salud. Ni lo contrario. Todas las dietas necesitan llevarse de buena manera para obtener sus nutrientes. Además, la salud también es deporte, tomar sol, meditación”. Para Carla, estamos bendecidos en este país por tener amaranto, quinua y chocho, granos muy versátiles para variadas preparaciones, como locros y quesos vegetales. (G.Q.) (I)

 

Más nutritivos

El menú infantil siempre debe contener cereales, legumbres, vegetales, semillas, algas y frutas. Por otro lado, la nutricionista Tania Tinoco aconseja dejar fuera del menú el azúcar, carbohidratos refinados y productos industrializados.
 

Veganismo y lactancia

El Programa para la Promoción de Alimentación Saludable de Portugal especifica que en un infante vegano, la lactancia debería extenderse hasta los dos años, durante la diversificación de comidas, para que reciba suficiente proteína de alta calidad.
 

 

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