Síndrome de Kawasaki

16 de Septiembre de 2012
Sheyla Mosquera de Calderón

Es una enfermedad infantil de causa desconocida que puede dañar las arterias coronarias y los músculos del corazón.

Sebastián Litardo Jiménez, de 9 años, es de aquellos niños muy activos y que les encanta leer. Pero en junio pasado no pudo seguir así, pues de repente vio que en todo su cuerpo tenía un rash: una erupción rojiza. Su madre, Nicole, de inmediato lo llevó al médico clínico, quien le prescribió un antialérgico, pero el niño no tuvo mejoría.

“Después de cinco días se le presentó fiebre de hasta 39 grados. Lo llevé donde un dermatólogo, quien le diagnosticó fiebre escarlatina; le recetó un antibiótico y una crema para la erupción, pero la fiebre seguía aumentando y con ella mi angustia”, asegura.

Nicole cuenta que después lo llevó donde el pediatra, quien confirmó el diagnóstico de fiebre escarlatina e incluso le inyectó penicilina. Pero Sebastián seguía empeorando, “sus ojos estaban rojizos como si tuviera conjuntivitis, su lengua aframbuesada y sus labios agrietados. Fue entonces cuando el médico clínico le diagnosticó la enfermedad de Kawasaki, por lo que fue ingresado de emergencia a un hospital de niños”.

En la casa de salud le realizaron un ecocardiograma, cuyo resultado indicó que tenía la arteria coronaria derecha dilatada, es decir, con las paredes debilitadas.

Sebastián, asegura Nicole, podría estar en riesgo de sufrir un infarto. Por eso le administraron altas dosis de aspirinas y de inmunoglobulina intravenosa.

“Las horas que pasaban eran decisivas para la vida de mi hijo, pero la fiebre no cedía, por lo que después de 48 horas de aplicarle la primera dosis de inmunoglobulina tuvieron que administrarle otra, hasta que después de 24 horas la fiebre bajó y esta fue la señal de que todo iría bien. Ya habían comenzado a pelarse las yemas de los dedos y la planta de los pies, y trece días después de haber sido ingresado, le dieron el alta”.

Actualmente, Sebastián tiene que acudir al cardiólogo cada tres meses, no puede correr, ni ejercitarse y tampoco viajar a lugares de altura como la Sierra, ya que su arteria está dilatada y, si se esfuerza, puede tener un infarto. “Yo lo cuido incluso con dieta para evitar que se eleve su colesterol malo. Ya han pasado dos meses y ahora se le ha presentado la llamada línea de Beau: son como líneas partidas en las uñas”, asegura Nicole.

Origen del síndrome

Según el médico clínico Guido Fernández, el síndrome de Kawasaki es una enfermedad febril aguda que afecta especialmente a los menores de 5 años, aunque también puede aparecer en niños mayores como formas atípicas, sobre todo en los varones.

“Una de las razones por las que no se piensa en ella es por su rareza. La complicación más temida por ser una enfermedad que causa alteraciones en los vasos sanguíneos es lo que se llama vasculitis (inflamaciones), especialmente en las arterias coronarias, llegando en el 30% de los casos a dilatarlas o, peor aún, a que se formen aneurismas (bolsitas dilatadas) a ese nivel”, dice Fernández.

La cardióloga Mariela Camino Villanueva dice que los niños con Kawasaki también pueden presentar miocarditis (inflamación del músculo cardiaco), insuficiencia de las válvulas AV (mitral o tricúspide), arritmias (alteraciones del ritmo cardiaco), entre otras.

La causa del Kawasaki, dice Fernández, permanece desconocida, aunque se la atribuye a infecciones bacterianas, toxinas, respuesta inmune del cuerpo frente a infecciones, exposición a contaminantes ambientales como pesticidas, sustancias químicas y metales pesados, pero nada ha sido comprobado.

Cualquier niño la puede desarrollar, pero es de difícil diagnóstico. Desde el principio tienen fiebre, rash que puede ser de varias formas y confundirse con sarampión, exantemas o escarlatina. Luego se presenta la lengua “aframbuesada”, labios agrietados, conjuntivitis, ganglios inflamados y descamación en las manos y los pies.

Incluso, dice la pediatra infectóloga Joyce Andrade Velásquez, aparece especialmente en los lactantes una descamación en el área del pañal. También se produce una reactivación de la vacuna BCG, es decir, alrededor de la cicatriz donde fue infiltrada aparece una costra enrojecida.

En cuanto al diagnóstico de Kawasaki, asegura, es clínico y se lo debe realizar dentro de los primeros diez días, porque es el tiempo en que se encuentran las manifestaciones. Incluso, hay niños que llegan sin rash y sin conjuntivitis, pero presentan aneurismas en las arterias coronarias. Además, tienen las plaquetas elevadas, por encima de 600, y pueden llegar hasta un millón. “El ecocardiograma solo sirve para confirmar la enfermedad”, agrega.

Tratamiento urgente

Los niños con la enfermedad de Kawasaki, agrega Andrade, se ponen muy irritables, sobre todo cuando las lesiones en la boca les causan dolor y les impiden comer. Ellos experimentan malestar articular al mínimo movimiento, como parte de las manifestaciones de artritis.

“La administración de la inmunoglobulina dentro de los primeros diez días de los síntomas es fundamental para prevenir las lesiones que produce el síndrome de Kawasaki”.

Además, dice Fernández, la revista americana Pediatrics de abril pasado indica que es perfectamente justificado usar inmunoglobulina aun después de los diez días de aparecer la enfermedad, porque ayuda a suprimir el proceso inflamatorio, aunque no se pueda prevenir el daño ya hecho en las arterias, especialmente las coronarias. Incluso recomienda usarla con mayor razón si los síntomas persisten.

Por último, agrega Andrade, deben tomar aspirina, porque evita que las plaquetas se junten y provoquen un trombo (coágulo) que podría taponar una arteria y causar un infarto. También ayuda a disminuir la inflamación.

 

Su descubridor

El síndrome de Kawasaki fue descrito por primera vez en 1967 por el médico japonés Tomisaku Kawasaki. Sin embargo, los primeros casos fuera de Japón fueron descritos en 1976 y ahora está demostrada su distribución mundial.

 

 

Inmunoglobulinas

Es un medicamento biológico de varios donadores que sirve para modular la respuesta inmunológica del organismo ante la presencia de la inflamación que desencadenó la enfermedad de Kawasaki.

Ayuda a que no exista mayor daño de los vasos de pequeños y medianos calibres.

 

Ascendencia asiática

El síndrome de Kawasaki no es contagioso y es más común en las personas de ascendencia asiática, pero puede presentarse en cualquier grupo racial o étnico.

En algunas ocasiones lo describen con una predisposición genética.

 

 

Control cardiológico

A los niños con síndrome de Kawasaki se los debe someter a un seguimiento cardiológico para que les hagan controles con ecocardiograma cada 3, 6 y 9 meses. Incluso hasta el año o dos para ver si aparece alguna alteración.

 

 

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