Piedras en los riñones

18 de Diciembre de 2011
Sheyla Mosquera de Calderón

No solo la orina está involucrada en la formación de cálculos renales, también ciertas enfermedades. Pero hay soluciones novedosas.

Juan es un ingeniero comercial, de 50 años, que aún no olvida el cólico tan fuerte que sintió atrás de la cintura mientras manejaba. De inmediato detuvo su vehículo, se bajó y decidió caminar con el fin de que se le pasara, pero nada. Cada instante era peor, tenía ganas de desmayarse, vomitar y escalofríos.

“Caminé con mucho esfuerzo hasta llegar a un centro de salud, en donde me inyectaron un medicamento contra el dolor, pero el efecto solo fue temporal”, recuerda.

La causa del dolor, dice Juan, se la produjo un cálculo o piedra que, según su médico, tenía desde hace tiempo en uno de los riñones y que tal vez estaba saliendo del lugar.

“Al día siguiente me puse a saltar  para que saliera el cálculo pronto. El dolor estaba disminuyendo, hasta que después de un tiempo desapareció. Por eso creo que la piedra salió con la orina”, recuerda Juan.

Los cálculos renales, según el urólogo Alfonso Espinoza Erazo, jefe del Servicio de Urología del hospital Teodoro Maldonado Carbo, se pueden formar cuando en la orina se concentra una gran cantidad de sustancias que pueden formar pequeños cristales.

Estos pueden ser de oxalatos, fosfatos, calcio, amonio, cistina, estruvita o ácido úrico.
Por eso es que existen diferentes tipos de piedras y su origen depende de qué están formadas. Algunas pueden tener una superficie lisa y otras con picos cortantes. Ser amarillas o cafés.

También, agrega, se forman cuando hay problemas en la función del riñón, hiper o hipotiroidismo, malos hábitos alimenticios o se toma agua con exceso de minerales.
Para el urólogo Marcos Rendón Joniaux, si los cálculos renales no son tratados a tiempo pueden crear infecciones urinarias, la pérdida de uno o ambos riñones. Incluso insuficiencia renal hasta requerir de diálisis.

Las piedras, dice, pueden localizarse en todas partes del sistema urinario. Desde un cáliz (el inicio de la vía excretora) hasta la vejiga y la uretra que es el final de la vía excretora.

Dolor superior al parto

El dolor que produce un cálculo renal, dice Espinoza, es superior al causado por un parto natural.  Además se lo considera una emergencia médica, porque algunos pacientes no lo toleran. Se da cuando la piedra es muy grande y queda atrapada en uno de los uréteres, en la vejiga o en la uretra y bloquea el flujo de orina.

Temporalmente el cólico es calmado mediante la administración de un suero que puede contener un medicamento  antiinflamatorio  no esteroide para calmar el dolor. Pero, en realidad, el cólico desaparece con el drenaje interno usando un catéter (manguerita) o la extracción de la piedra.

Destrucción de la piedra

Actualmente, explica Rendón, los cálculos renales se destruyen con técnicas mínimamente invasivas (sin operar abierto al paciente) y depende de la localización de estos. Se puede hacer con instrumentos que ascienden desde la vejiga o a través de pequeñas incisiones en la piel cuando se quiere realizar de manera descendente, es decir, desde el riñón. La recuperación del paciente es rápida, hay mínimo riesgo de infección, no causa dolor y la inserción laboral es pronta.

La litotricia, por ejemplo, es un procedimiento que usa ondas de choque para destruir los cálculos. Tiene muchos años en el mundo y puede hacerse extracorpórea o intracorpórea. La primera se interviene desde  fuera del paciente y hay varias máquinas en la ciudad para ello. Mientras que la segunda se hace dentro del paciente, en la que se puede usar la energía neumática, ultrasónica o láser.

Lo novedoso

La litotricia intracorpórea, dice Rendón,  se la realiza  desde hace  más de un año  en Ecuador con una nueva técnica. Consiste en emplear energía neumática (impulsos de aire comprimido que hace desplazar un proyectil sobre la base de un electrodo o sonda y genera una onda acústica que se transmite por una varilla y al contacto con el cálculo hace que se fragmente). Es económica y da excelentes resultados. Lo novedoso es que ahora se coloca al paciente boca arriba en posición de valdivia; antes se lo ponía boca abajo, lo que dificultaba el procedimiento.

Otra técnica, refiere Espinoza, es la nefrolitotricia percutánea. Es una  operación precisa, pero de no hacerlo un experto puede perforar el riñón. Se la hace a través de una pequeña incisión en la piel, por donde se introduce una cánula (aguja) hasta llegar al cálculo dentro del cáliz (interior del riñón). Luego se inyecta por el uréter un medio de contraste que opacifica el sistema y se lo ve mediante fluoroscopia (rayos X). Después, por el mismo conducto se pasa un lente óptico para visualizar el cálculo y se procede a fragmentarlo, succionarlo o retirarlo con una pinza. A veces quedan residuos de estos, pero salen por las vías urinarias.

“Los cálculos para ser destruidos con litotricia extracorpórea deben medir menos de 2,5 cm y si es de más de 3 cm ya no es candidato. Además, se usa cirugía abierta cuando los métodos mínimamente invasivos han fracasado”.

12 vasos

de agua al día hay que tomar para eliminar las sustancias que forman piedras en los riñones.

 

Bueno saber

Agua de hierbas
Contienen sustancias llamadas quelatos que ayudan a que las sustancias que forman los cálculos renales no se fusionen por estar en movimiento. Se las compra en el mercado.

Tipo de piedra
La mejor forma de determinar el tipo de piedra o cálculo renal que se tiene es que sea analizada. Para ello hay que tratar de atraparla en un colador mientras orina, según el Centro Coordinador Nacional de Información sobre las Enfermedades Renales y Urológicas de los EE.UU.

Exámenes de diagnóstico
El de sangre ayuda a identificar los factores que pueden causar la formación del cálculo renal, como altos niveles de calcio, ácido úrico, presencia de infección. También se pueden detectar con tomografía computarizada, resonancia magnética, radiografía y ecografía.

 

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