Aprender a discutir

21 de Diciembre de 2014
Sheyla Mosquera

Hay que saber valorar las diferencias y también encontrar coincidencias de manera civilizada.

Uno de los momentos que se torna interesante es cuando se está en medio de una conversación y alguien discute un punto de vista con inteligencia. ¿La razón? Desarma a su oponente con palabras realmente pensadas. ¿Pero qué tanto sabemos discutir?

La palabra discutir viene del latín “discutere” que significa “sacudir”, es decir, sacudir los argumentos o las ideas hasta encontrar la verdad.

Para el psicólogo clínico Samuel Merlano, desde los tiempos memorables de la filosofía griega, el hombre siempre ha tenido interés de expresar su opinión y promover el debate, para desarrollar una discusión de altura, donde prima un razonamiento puro, los diferentes puntos de vista y la interpretación de las cosas.

Los seres humanos, dice, siempre necesitan discutir, porque de esa manera manifiestan que existen y que viven a su manera la realidad que se les presenta. Pero existen personas que sufren de “discutitis”, buscan discutir solo por discutir, aun en los casos triviales o superfluas, con el objetivo de llamar la atención o manifestar “neurotismo” (trastornos personales) como estilo de vida.

Según Jorge Pazmiño, psicólogo organizacional y coach-especialista en Desarrollo Humano, discutir puede ser muy beneficioso si se lo realiza sin tomar posturas inflexibles y realmente se busca encontrar lo mejor para cada una de las partes que participan en el intercambio de ideas.

La conversación, agrega, puede tornarse en discusión constructiva si se busca llegar a acuerdos y en negativa cuando lo único que se quiere es criticar a la persona porque piensa distinto o desea demostrarle que está equivocada.

Lo más interesante, explica Pazmiño, es que así como el ser humano tiene huellas digitales diferentes, también posee experiencias que provocan en la persona puntos de vista diferentes. Por eso es muy importante aprender a discutir de manera civilizada.

El individuo que ha aprendido a mantener una buena discusión genera un estado emocional positivo: anima, motiva e inspira a que otros se expresen, fundamentalmente, porque se interesa por conocer la opinión de los demás y reconoce que todas las opiniones son importantes.

Pazmiño siempre recuerda la frase: “En todo lugar siempre encontraremos que la persona más importante es la que hace sentir más importantes a los demás”.

En toda discusión, dice Merlano, se involucran las emociones y son estas las que nublan la razón, la apertura, la comunicación sin prejuicio. Por lo tanto, es importante recordar que cuando se esté en una discusión, no hay que tomar las cosas de manera personal, y que nuestros impulsos y emociones den un mal giro a la comunicación y a un diálogo abierto.

También, considera Pazmiño, que en la vida es necesario llegar acuerdos más que solo discutir. Incluso es vital hacerlo en la familia y en el área laboral, sobre todo, en el tema de derechos y responsabilidades en cada una de las actividades en relación a lo que más les gusta y lo que menos les gusta.

¿Cuándo es de vital importancia discutir? Coméntenos

Discusión positiva

Más allá de discutir, dice la psicóloga clínica Andrea Villacrés Palacios, el tema se centra en aprender a comunicarse y dar a comprender nuestros sentimientos y pensamientos de una manera positiva y asertada. Asimismo, hay que aprender a escuchar y comprender lo que otros quieren expresar.

La clave de esta interacción y que debe enseñarse desde el principio a los niños, es a respetar el pensamiento de los demás y a defender su punto de vista teniendo la capacidad y apertura de aceptar cuando se esté errado. Esta enseñanza debe ser instruida desde los primeros años cuando los padres llevan a sus hijos al análisis de cualquier situación que se les presente.

“Una buena discusión es tener el espacio de analizar una circunstancia, donde se puedan obtener conclusiones asertivas que ayuden a la persona; además de poder expresar pensamientos y sentimientos”.

Para Pazmiño iniciar una conversación positiva y poder sostenerla se requiere de respeto, confianza, interés y una mentalidad abierta para conocer ideas nuevas. Permiten darle la posibilidad a las personas a no sentirse juzgadas por sus creencias o ideas y muestran que nadie es dueño de la verdad ya que la misma, está en continuo movimiento, y construcción.

Incluso, indica Villacrés, quienes quieren siempre ganar una discusión son personas pocos tolerantes a la frustración. Pues no les enseñaron a analizar una situación y a aceptar errores, y crecieron con la estructura mental de defender su punto de vista sin aceptar opiniones o sugerencias positivas.

Asimismo, explica Merlano, para tener un discusión positiva, se debe desarrollar una escucha empática. Esto quiere decir, escuchar para entender a la otra persona, no escuchar para discutir o ganar por ganar. Cuando las personas tienen la escucha empática, le sacan músculo a la paciencia, quiere aprender de la otra persona y valora los puntos de vista diferentes.

“La persona que no sabe discutir generalmente siente impotencia, frustración, y si no puede comunicarse reprime sus pensamientos. En el fondo una mala discusión se basa en un mal aprendizaje de técnicas de comunicación”. (F)

 

Saber discutir

La psicóloga clínica Andrea Villacrés Palacios da algunas recomendaciones para saber discutir de manera positiva:

• Recordar la consigna de que respetar no es lo mismo que aceptar; es decir que al dialogar con las personas no nos estamos comprometiendo a siempre cambiar nuestros pensamientos para pensar igual que el otro.

• Dar el espacio para que las personas se expresen.

• Tratar de comprender lo que las personas quieren expresar.

•Tener el propio espacio para expresarse y darse a comprender. Si no existe la apertura para el diálogo asertivo, no insistir con mantenerlo ya que es una discusión poco efectiva, pues no hay disposición de hablar y/o escuchar.

 

  Deja tu comentario