Sufrimiento fetal

15 de Julio de 2012
Sheyla Mosquera de Calderón

Todo lo que una mujer experimenta durante su embarazo repercute en el estado físico y emocional del bebé. Hay formas de evitar que él sufra.

Tener un hijo entre los brazos es maravilloso para muchas mujeres, pero más aún cuando el médico ginecólogo ha controlado el desarrollo de la gestación y la madre ha mantenido un estado emocional saludable.

Estudios científicos han comprobado, mediante ultrasonidos y ecografías en 3D o 4D, que todo bebé dentro del vientre materno es capaz de sentir felicidad como también sufrimiento. Es por eso que todo lo que experimente la madre, física y mentalmente, él lo percibirá y se traducirá en emociones.

Si, por ejemplo, en los exámenes de imágenes al bebé se lo ve sonriendo, que abre y cierra los dedos, o que estira las extremidades a cada momento, significa que tiene muy buena oxigenación y, por lo tanto, bienestar. Pero si es perezoso o frunce el ceño, quiere decir que algo le está molestando.

Según el psicólogo clínico Wilson Betancourt, tanto la madre como el hijo mantienen una conexión directa. No solo a través del cordón umbilical, por donde pasan todos los nutrientes para la formación física del bebé, sino que tienen un enlace emocional a través del sistema nervioso que les permite a ambos sentirse mutuamente.

“Incluso hay investigaciones que también sugieren un enlace espiritual, que sucede gracias al principio de unidad, como si fuesen los dos, madre e hijo, parte de una misma conciencia”.

Tranquilidad y monitoreo

Para el gineco-obstetra Alfonso Tamayo Mueckay, toda mujer embarazada siempre debe procurar estar tranquila y desestresada, porque si experimenta mucha tensión en el trabajo o en el hogar, a causa de problemas, sus vasos sanguíneos van a contraerse de manera constante y van a impedir la adecuada circulación de su sangre al feto, con la consecuente disminución del aporte de oxígeno a este.

“Aunque el concepto de sufrimiento fetal aún no está claramente definido por la ciencia médica, se considera que este se produce cuando el feto experimenta un déficit de oxigenación, ya sea por causa de la madre hacia la placenta o de la placenta al feto”.

Una manera de saber si el bebé está sufriendo o no es mediante el monitoreo fetal clínico o electrónico de los latidos cardiacos. Lo normal, en un embarazo a término, es que él tenga entre 120 y 160 latidos por minuto contabilizados por 10 minutos, pero si estos valores son mayores o menores, significa que hay problemas.

Otra forma de determinar si hay o no sufrimiento fetal es mediante la ecografía doppler. Con esta se puede medir la velocidad con que la sangre viaja a través de los vasos sanguíneos desde la placenta al feto o viceversa. “Si hubiera un déficit de oxígeno, se observa que los vasos comienzan a estrecharse, por lo tanto, la velocidad de la sangre se altera disminuyendo su aporte, lo que repercute en el cordón umbilical y en el cerebro del bebé”.

Si existieran signos de sufrimiento fetal en un embarazo a término, agrega, lo mejor que se puede hacer es interrumpir el embarazo mediante cesárea, porque las contracciones del útero van a traer como consecuencia mayor disminución de oxígeno.

Y si el sufrimiento surge cuando el bebé dentro del útero es prematuro (menos de 37 semanas), antes de sacarlo hay que ayudarlo a que maduren los pulmones con medicamentos; pero si el problema es grave, inmediatamente se lo debe extraer para salvarle la vida.

Incluso, dice Tamayo, también puede producirse sufrimiento fetal durante el último estadio del trabajo de parto, ya sea por un exceso de contracciones uterinas o por desprendimiento prematuro de placenta. Una forma de diagnosticar el problema es hacerle al bebé un control de la oxigenación mediante un microanálisis de la sangre obtenida del cuero cabelludo o una oximetría electrónica con transductor diminuto colocado en la cabeza.

Afección emocional

Según el psicólogo clínico Óscar Nieto Barquet, todo lo que sucede durante el embarazo afecta a futuro a los hijos. Si este periodo es armónico y estable emocional y fisiológicamente, el niño nacerá con fuerza no solo física, sino también emocional y espiritual, sobre todo si el parto es normal. “Él será seguro, atento, delicado, valeroso, prudente, alegre, creativo, abierto a lo nuevo y disfrutará de sus fases de crecimiento”.

Pero si el hijo presentó sufrimiento fetal, cualquiera que sea la causa (desde sentir que no es deseado hasta percibir los problemas emocionales o de salud de la madre antes o durante el parto), puede presentar varios comportamientos que son inexplicables tanto para los padres como para él mismo.

Algunos hijos, por ejemplo, no saben por qué se comportan con agresividad, depresión, miedos irracionales, inapetencia, ansiedad, frustración o tienen problemas de aprendizaje. Incluso caen en relaciones de las que salen lastimados, agredidos o se convierten en agresores.

Recuperarse del dolor

Nieto asegura que los hijos que nacieron con sufrimiento fetal pueden recuperarse de ese dolor mediante el amor consciente que le otorga la madre. Para ello hay dos posibilidades. Primero, con el llamado abrazo de contención, que lo desarrolló como terapia la psicóloga checa Jirina Prekop y que busca recuperar al bebé o al adulto de los trastornos de vinculación; y segundo, mediante las constelaciones familiares, según el alemán Bert Hellinger, que se enfocan en hacer consciente aquellas verdaderas raíces donde se originan el sufrimiento y la enfermedad.

Estas técnicas, agrega, hacen que el hijo vuelva su mirada hacia la madre con gratitud y respeto, además, que la ame y la honre. Ambas posibilidades crean espacios de profundo amor y reconocimiento, de salud y felicidad. “La imagen que sana: la de la madre con los brazos estirados hacia el hijo y las manos abiertas que lo atraen a su pecho, y la del hijo que levanta las manos y brazos hacia ella y corre y se deja llevar al corazón”.

Por último, dice Nieto, el abrazo de contención y las constelaciones familiares no solo abarcan estas situaciones, sino que se abren a todo aquello que necesita ser ordenado, sanado, para recuperar el brillo en la mirada de todos: el padre, la madre, los hijos y los que vendrán.

Agenda médica

VIII Congreso Ecuatoriano de Sexología y Educación Sexual, II Congreso Sudamericano de Terapia Sexual y de Pareja y III Encuentro de Juventud y Sexualidad. Organizado por la Sociedad Ecuatoriana de Sexología y Educación Sexual. Disertarán los médicos extranjeros Adrián Sapetti, Oswaldo Rodrigues, Carolina Londoño, Luis Pérez, entre otros. Tratarán sobre embarazo en adolescentes, el VIH/sida, la sexología de enlace, y otros.

Lugar: Auditorio de la Sociedad Filantrópica del Guayas (Córdova 716 y Junín).
Fechas: El precongreso, el 17 y 18 de julio; y el congreso, entre el 19 y 21 de julio. Informes: 256-1201.

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