Vigilar a los bebés

23 de Noviembre de 2014

Controlar a los niños a través de una cámara de vigilancia es práctico para los padres que trabajan. ¿Pero qué tan saludable es hacerlo?

Ana Belén Valencia de 32 años es una enfermera quiteña, pero sobre todo mamá. Por su actividad y preocupación por el bienestar de su hija Amy Martínez, de 7 meses, consideró que era muy importante adquirir un sistema de seguridad que la mantenga en contacto con ella desde su lugar de trabajo.

“Empecé a preguntar a expertos en tecnología o a padres cómo podía hacerlo. Así que me comentaron acerca de la cámara de vigilancia (babycam) diseñada para el cuidado de bebés y que se manejaba a través de internet por el celular o computador”.

Desde que la colocaron en la habitación, dice, se siente más segura y un poquito aliviada, porque separarse de su bebé es difícil. “No quería perderme sus gestos, sus movimientos, su mirada, como le sucede a muchas mamás que trabajan y no pueden disfrutarlos”.

“Amy tiene una niñera que la cuida muy bien. Sin embargo, lo que más anhelaba era estar pendiente de su cuidado, lo hago sobre todo en mis ratos libres. Tampoco estoy todo el tiempo vigilándola a través de la webcam, solo cuando está llorando, pues este aparato, mediante una aplicación, me manda el mensaje de alarma a mi teléfono. Mi esposo, Josué Martínez, también está pendiente”.

Incluso, dice Ana Belén, la niñera prefiere que la cámara esté en la habitación, porque también le da cierta tranquilidad. Le ha dicho que se siente más segura al saber que también está en contacto con la niña.

Cuánto vigilar

Según la psicóloga clínica Toyi de Jácome, es apropiado que los padres, especialmente quienes trabajan, vigilen a sus hijos, siempre y cuando no se lo haga fuera de la norma, y que al colocar cámaras o audios sea exclusivamente con el objetivo específico de controlar la salud integral de los hijos.

“Los bebés no hablan y si se los deja al cuidado de una niñera o de otras personas, las cámaras de vigilancia podrían contribuir a la tranquilidad que los padres necesitan tener, puesto que es una forma de prevenir y evitar los abusos sexuales y maltrato infantil”.

Pero esto debería ser planificado hasta cierto tiempo, solo hasta cuando los niños empiecen a comunicarse verbalmente y puedan ser capaces de denunciar situaciones de peligro o riesgo en las que se encuentren. Para ello, menciona, lo adecuado es que los padres ayuden a fortalecer el carácter del niño y le expliquen temas como el abuso y maltrato infantil, para que estén alerta y sepa expresar con confianza lo que está sintiendo y pensando.

Un día, dice la psicóloga, dejó a su hijo de un año y medio en casa al cuidado de la niñera, y él fue capaz de usar la comunicación verbal para denunciar que no lo estaba tratando bien. “Dejé una grabadora encendida para que capte la conversación que tenía la empleada con él. El niño le pedía que lo acompañe al baño para hacer pipí y ella no quiso ayudarlo”.

Su hijo a esa edad, asegura, tuvo la valentía y capacidad de amenazar a la niñera diciéndole que iba a decir lo que estaba pasando. “Lo que rescaté de este hecho es que la influencia en la educación constante tratando con el niño temas que conciernen a educación para la vida, lo pudo aplicar en esa situación particular al verbalizar”, asegura la psicóloga.

También es importante, agrega, que los padres eviten que la cámara de vigilancia se convierta en una forma de dependencia y que les provoque más tarde angustia y ansiedad, que con el tiempo origine una adicción al tener que depender siempre de esta estrategia para cuidar a los niños.

Para el psicólogo clínico Samuel Merlano, los sistemas de vigilancia tecnológicos a través de cámaras, audios y webcam deberían aplicarse con niños indefensos que se quedan con personas desconocidas o conocidas poco confiables; y si el control es mediante un software instalado en la computadora, para hacer control parental, es apropiado para los adolescentes que tienen vidas desenfrenadas y sin control, donde lo más probable es que tengan problemas, ya sea con drogas, pornografía, pandillas, entre otras.

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Respetar la privacidad

Si bien siempre se aconseja a los padres que tengan constante comunicación con sus hijos, también existen algunos que confunden esto con inmiscuirse constantemente en la vida de ellos.

Algunos tienen claro que ya un niño a partir de los 8 años, cuando se ha formado su pensamiento y conducta, es capaz de evidenciar actos de violencia en contra de él, por lo tanto tienen un poco de tranquilidad en este sentido y no es necesario tanta vigilancia con webcam, según la psicóloga.

Sin embargo, los adolescentes no aceptarían esta forma de cuidado de parte de sus padres, puesto que esto les traería problemas en sus relaciones familiares, ya que se les invade su privacidad y libertad propia u autonomía con la que empiezan a verse en esta edad.

“El respeto a la privacidad debe existir siempre. Para ello es necesario que tengan entre padres e hijos una comunicación abierta espontánea y genuina. Esto hará que ambos empiecen en esta aventura a descubrir cosas de cada uno de los miembros, y a través de esta es que podrán establecer criterios, reglas, compromisos y acuerdos de cómo se deben proteger y cuidar los unos con los otros”.

Es fundamental, dice Merlano, que los padres respeten la privacidad de los hijos porque de esa manera tendrán mayor respeto hacia ellos. Incluso, deben considerar sobre todo que en la etapa de la adolescencia los hijos comparten pensamientos y sentimientos íntimos con sus amistades o personas de quien se siente enamorado, aspectos que se sentirán muy mal si los progenitores vulneran la privacidad de los vástagos.

Además, agrega, los padres deben tener los criterios para saber a cuál hijo o hija se requiere monitorear o vigilar. Por ejemplo, casos que muestren comportamientos extraños, como mantenerse en vigilia toda la noche (insomnio), mostrar rostros con mucho cansancio o los ojos desorbitados, entre otros. Pues los padres no deben ser demasiado confiados con los hijos, sino distinguir las conductas de ellos, para saber qué está pasando en su vida personal y más cuando los hijos son herméticos y misteriosos.

Los padres que sospechen de la conducta de los hijos, menciona, pueden usar software de control parental en la computadora, ya que de esa manera les permitirá conocer con quién chatean y hablan.

“En una ocasión, una paciente me comentó que través del software, descubrió que su hijo estaba en drogas. Pudo visualizar las conversaciones que tenía con sus amigos por internet donde expresaba lo que consumía y cómo engañaba a los padres para que no se dieran cuenta”, asegura Merlano. (S.M)

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