¿Qué preocupa más a los guayaquileños?

10 de Agosto de 2014
Sheyla Mosquera

En esta ciudad la gente acude cada vez más a los consultorios psicológicos. Entérate cuáles son las razones.

Hace quince años, en 1999, entre las principales causas por las que los guayaquileños acudían a las consultas psicológicas era por estrés, depresión, ansiedad e inseguridad. Esto provocado por la crisis bancaria y económica, la congelación de los depósitos  y el desempleo. La crisis también empujó a que muchos ecuatorianos migren al extranjero, cuyo destino principal era España, además de Italia, Francia y otros países europeos.

Según la psicóloga clínica Susana Torres de Rumbea, muchas personas perjudicadas perdieron su dinero, sus bienes, no pudieron pagar las hipotecas, ni los carros e incluso el dinero que recibían los jubilaciones se redujo. Además hubo casos de suicidios.
También aumentaron los  problemas familiares y conyugales, ya que lo económico trajo malos entendidos y peleas.

“Esto trajo una conmoción social, familiar y de pareja, en la sociedad que duró alrededor de cinco años hasta que la gente se ubicó en una nueva economía”.
Igual piensa la psicóloga clínica Paquita Brito. Ella menciona que desde esa época se ha acentuado la ansiedad por el sistema de vida. Anteriormente, los trabajos eran más light (suave), se salía al mediodía para ir a comer a la casa e incluso los jefes no insistían en la proactividad del trabajador. En cambio, ahora el empleado se pone más ansioso porque necesita ser más competitivo, pero unos lo soportan y otros no.

Ambas profesionales también coinciden en que lo económico aún preocupa no solo a los guayaquileños, sino a todos los ecuatorianos. Torres de Rumbea, lo atribuye al hecho de que los trabajos no son permanentes como antes y que ahora es más difícil conseguir empleo.

Cuando disminuye o falta el dinero en casa, menciona, es motivo de preocupaciones, discordia, ansiedad y angustia. Los hijos escuchan a sus padres discutir por la falta de control en los gastos como agua, luz o comida. “Los niños se sienten desprotegidos y desmotivados. Incluso este sentimiento es peor en los adolescentes porque afecta su vanidad, ya que desean vestir con ropa de marca o la moda”.

Ante esta situación, dice Brito y Torres de Rumbea, algunos padres van a la consulta psicológica para poder manejar la problemática que genera la crisis económica. También acuden para levantar el ánimo y así buscar un trabajo mejor.
“Muchos padres de familia también asisten al psicólogo para tratar de remediar sus errores. Han sobreprotegido  a los hijos dándoles dinero sin que hayan aprendido a ganarlo convirtiéndolos en inútiles, indisciplinados, inmaduros y con problemas de aprendizaje”, dice Torres de Rumbea.

También acuden, dice Brito, por el maltrato que reciben sus hijos por sus compañeros: el bullying escolar, situación que ha empeorado por la drogadicción.  Incluso, agrega, los chicos son cada vez más fuertes por el sistema social y los cambios de personalidad, agravado por el menor control y la soledad que existe en el hogar, ya que la madre y el padre trabajan.

Torres de Rumbea, explica que antes no había tantos problemas de soledad. Las familias eran más unidas y estaban integradas por madres, padres e incluso abuelos, pero ahora los roles y el tamaño de la familia ha cambiado, es más pequeña o los progenitores se van a vivir a otro barrio, ciudad o país. Por eso los hijos se sienten abandonados. Incluso existe la tendencia  de los jóvenes a querer vivir solos por esos problemas.

Crisis afectiva

En sus 37 años de ejercicio profesional, la psicóloga clínica Liliam Cubillos ha observado diversos motivos de consulta conforme han ido evolucionando los paradigmas sociales y el desarrollo de los ambientes en que se desenvuelve la familia.
Dar una estadística exacta, dice, sería imposible. Los casos de consultas no se han registrado detalladamente por parte del profesional del área, aparte de aquellos que van en búsqueda de ayuda terapéutica al gremio de psiquiatras, que también trabajan en el ámbito de la salud mental con énfasis en la aplicación de tratamiento psicofarmacológico.

“Al no existir de mi parte datos basados en el rigor científico puedo compartir mi percepción desde la visión de mi realidad profesional, que no necesariamente responde al contexto real de la problemática”.

Ella menciona casos de infidelidad masculina, dificultades económicas, problemas comunicacionales, desamor, divorcio, abuso sexual, adicciones, violencia intrafamiliar, pautas comunicacionales inadecuadas, desencuentro en pautas de crianza con los hijos y aumento de la infidelidad femenina.

En cambio, para el psicólogo clínico Samuel Merlano, las preocupaciones más frecuentes que observa en su consultorio son las relacionadas con temas de pareja, conductas de los hijos por falta de obediencia, incumplimiento de deberes y agresividad. También por depresión, ansiedad, crisis afectiva y desempleo.

“Pero las más fuertes son las relacionadas con el consumo de drogas en los hijos, niños muy inquietos ‘hiperactividad’, cambios de orientación sexual, problemas del funcionamiento sexual en la pareja y crisis de parejas por la desatención y afectividad”.
Algunos padres, por ejemplo, llevan a sus hijos adolescentes a consulta psicológica cuando manifiestan confusión en relación a su orientación sexual. Esta situación es nueva para la sociedad y está causando preocupaciones, porque los progenitores no están preparados para lo que esto crea.

“Actualmente hay más casos, si hace quince años había uno, ahora son muchos. Se debe en gran parte a que la homosexualidad dejó de ser catalogada como una enfermedad mental o perversión y se lo considera como una alternativa u orientación sexual”.

¿Crees que la falta de dinero es el mayor problema en la gente?Coméntenos

Infidelidad, asunto de mujeres

Según Torres de Rumbea, hace quince años lo que más preocupaba a los ecuatorianos, además de la crisis financiera de 1999, eran los problemas conyugales provocados por la infidelidad de la pareja. En esa época, esta casi siempre venía de los hombres, pero desde hace diez años es más asunto de mujeres.

En ese tiempo ellas acudían más a la consulta psicológica para aclarar ideas y ver qué hacer como víctimas de esa problemática, pero ahora es igual en ambos géneros. “Ellos sienten que algo pasa en el matrimonio y se preocupan, se sienten heridos, maltratados, mal atendidos, mal acompañados, solitarios y quieren hacer terapia conyugal para ver qué pasa. Algunos  ponen interés para que funcione, otros siguen en la misma situación sin resolver”, asegura.

Asimismo, dice Brito, las parejas tienen problemas de comunicación y de tipo sexual. Este último cada vez es uno de los ítems más comentados. Antes, cuando el hombre era impotente o eyaculaba precozmente, la mujer aceptaba la situación porque conocía menos del tema, pero ahora con la cultura sexual que existe a nivel de colegios o de la televisión se preocupa más de por qué el varón está fallando para que acudan a hacerse atender e incluso para acompañarlos. Mientras que ellos también se están interesando de por qué ellas no sienten placer en la relación sexual para hacer algo al respecto.

 

A poner en práctica

Los psicólogos clínicos Samuel Merlano, Susana Torres de Rumbea y Liliam Cubillos sugieren tomar en cuenta las siguientes recomendaciones para evitar que los problemas que se presentan en la vida diaria los afecten: 

• Fomentar los lazos de familia positivamente para que haya más unión, aunque no se viva juntos.
• No cortar los vínculos familiares porque es negativo. Provoca soledad y depresión.
• Ser más participativo como ciudadano, enseñar y dar valores de cooperación entre todos, así habrá mejores familias, sociedades y una mejor ciudad.
• Fomentar una buena comunicación asertiva entre padres e hijos, para expresar los sentimientos, pensamientos y trabajar en equipo.
• Si el estrés es un problema, hay que buscar el factor estresante, poner límites y saber priorizar actividades.
• Si no se tiene empleo buscar  cómo hacer emprendimiento, pequeños negocios. No quedarse pasivo hasta que salga un trabajo formal.
• Considerar que el tratamiento de parejas exige una demanda mutua. Considerarlo muy importante y estar consciente de detener un conflicto.
• Si un miembro de la pareja acude en busca de  ayuda, el pronóstico es poco optimista, solo se caminaría en la línea de uno de los dos actores, generándose un cambio en la dinámica individual del actor que participa y un estancamiento en la dinámica patológica del actor ausente.
• Un proceso terapéutico de resignificación en la pareja solo se puede dar a base de la existencia del vínculo afectivo y sentimental como requisito fundamental para poder reparar el vínculo y reconstruir su estructura, dinámica y relación comunicacional.

 

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