Disfrutar de ‘la certera edad’

07 de Junio de 2015

El envejecimiento no es una enfermedad. Puede ser un proceso armónico y productivo, con la motivación adecuada.

Hace 15 años, la universidad guatemalteca Galileo decidió abrir el Diplomado Motivacional para el Adulto Mayor, no para capacitar a cuidadores o terapeutas, sino para tratar directamente con estudiantes de 65 años o más. 

Aunque se enfoca en Nuevas Tecnologías, este no es un curso de redes sociales. La primera promoción solicitó la continuación del programa, y así se creó un Técnico en Informática y Administración de Negocios, una licenciatura, una maestría y proyectos educativos adicionales. “Algunos alumnos han creado su empresa, otros administran su negocio y una minoría trabaja por satisfacción personal”, cuenta Aracely Monzón, directora del departamento de Actualización para Adultos de esa institución. “Mi experiencia ha sido excelente, tuve un alumno de 92 años en un curso de computación; la hija lo dejaba en la universidad y luego regresaba por él, y así hay varios. La mayoría aún maneja su propio vehículo, son personas independientes”.

“Uno de los retos de los docentes es comprender que sus estudiantes ya no son jóvenes y el aprendizaje es más lento. Se debe conocer las personalidades para no equivocarnos y afectarlos emocionalmente”. Monzón señala la estrategia de los profesores: tener paciencia y estar capacitados para apoyar en las necesidades emocionales y espirituales de los ciudadanos de lo que la universidad denomina ‘la certera edad’, personas con experiencia y con potencial. 

Motivación no es terapia

Esto no es un procedimiento médico. El geriatra y gerontólogo Aldo Guevara D’Aniello, fundador de Pro Senex y del Centro Integral de la Vejez, en Guayaquil, explica que es importante que el adulto mayor no sienta que se le está aplicando una terapia. “Esa palabra significa curación, y eso puede infundir temor en el envejeciente, lo va a rechazar porque dirá: yo no estoy enfermo”.

Por eso, en gerontología se habla de programas motivacionales, y se busca que las personas asistan de forma voluntaria y encuentren una experiencia placentera. “Que tengan una ilusión, un motivo por el que salir de su casa y hacer algo, que hallen vías de expresión para manifestarse dentro de su comunidad. Estas actividades permiten un equilibrio psicoemotivo y un envejecimiento armónico”.

Son estrategias no convencionales diseñadas para atraer. No demandan asistencia o ejecución estrictas. No hay exigencias para los participantes porque no se trata de darles un título. “No somos un plan regular de educación. Tenemos que desarrollar nuestros programas de manera insensible” (en el sentido de que no sean percibidos como imposiciones), concluye Guevara.

A salir de casa

“Lo primero que debe hacer un adulto mayor es salir de casa”, afirma Rosa Azúa Pincay, coordinadora nacional de Renpermae, la Red Nacional de Personas Mayores del Ecuador. “Cuando uno se retira de lo laboral, pierde contacto con grupos afines y de trabajo. Hay que permanecer socialmente activo, hacer voluntariado, aprendizaje, turismo.

Igualmente importante es que la familia lo acoja con el mismo cariño que uno ha dado”.
Esto conlleva, según Azúa, que el adulto mayor no sea excluido de las decisiones del hogar. Que intervenga en la crianza de los niños, pero que no la asuma como su única función. También es necesario que sea motivado para educarse sobre cómo mantener su salud y espiritualidad, y que se lo oriente a replantear su proyecto de vida, superar duelos como el del nido vacío, el fin del ciclo laboral y la pérdida de la pareja.

Las prioridades de la Renpermae al momento son promover la Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores, aprobada por la OEA el mes pasado, e impulsar la nueva ley de la tercera edad en Ecuador.

Acciones positivas

Los clubes de adultos mayores del Centro Gerontológico, en Guayaquil, están integrados por personas de 60 años en adelante, autovalentes o con dependencia leve (uso de bastón o andador). Es posible iniciar un club con 50 miembros.

Una de las promotoras, la socióloga Carmen Álvarez, recomienda los programas de gerontogimnasia y de manejo de temas emocionales como el duelo, la depresión, la aceptación de la vejez y el apego a la familia. Luego están las acciones recreativas. “Entre nuestros objetivos están la distracción y el envejecimiento activo. Tenemos paseos, eventos en días especiales con la participación de ellos, para que conozcan cómo deben organizarse y trabajar en sus comunidades”.

También importan los intereses personales. De acuerdo a estos, Álvarez coordina ensayos y presentaciones de baile y teatro. Destaca que integrarse es decisión individual, sin presiones de la familia, y que es requisito que no haya situaciones de dependencia total (uso de silla de ruedas, demencia senil).

El centro busca formar redes y abrir nuevos espacios para los adultos mayores en las comunidades, sea en una escuela, un club deportivo o algún lugar adecuado.
Por su parte, el Centro de Integración de la Vejez  cuenta con la coral Re Mayor, el grupo Recordar Danzando, los talleres Sin Tiempo y Estrellas de la Bisutería, el grupo de oración San Joaquín y Santa Ana, la confraternidad de prejubilados, jubilados y afiliados de la Universidad Católica, así como agrupaciones de teatro y gimnasia.

Entre su propuesta para la tercera edad están la danza bioenergética, la pintura, el dibujo, el reciclaje artístico, corte y confección, bisutería, cocina, relato, técnicas antivejez, orientación al retiro laboral, ley del anciano, gimnasia cerebral y oración y reflexión. (D.V.) (I)

 

centro integral de la vejez

Es posible visitar esta colonia  (Bogotá 1302 y la F) para recorrer las instalaciones, visitar los talleres, entrevistarse con el director, llenar el formulario de solicitud y adquirir la tarjeta de socio.

Se puede hacer una cita al teléfono 234-6747.

Clubes de la tercera edad

Los clubes del Centro Gerontológico Dr. Arsenio de la Torre Marcillo están repartidos en tres zonas: sur, noroeste y suroeste de Guayaquil.

Oficinas: av. Carlos Julio Arosemena, frente a la puerta 2 del c. c. Albán Borja. Telf.: 220-1522, ext. 101 y 107.

 

 

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