Suegra

Por Mariquita Noboa
16 de Febrero de 2014

El otro día recibí, por medio de WhatsApp, un contenido algo irreverente. Textualmente decía: “¿Sabes por qué no se casó Jesús? Porque no quería tener suegra…”.

Es que parece que esto de ser suegra no es nada fácil. De mi amiga Tata, y su inolvidable Gustavo, aprendí que con un poco de tino y anteponiendo el mejor deseo, se puede establecer una buena relación con la nueva integrante de la familia. Ella me decía, por ejemplo, que “por pequeño e insignificante que pueda parecer, un regalito entregado con buena voluntad va a suavizar cualquier situación”.

Dicen que las nueras se llevan mejor con los suegros que con las suegras. Y dicen también que es porque nosotras nos “metemos donde no nos han llamado”. Entonces hay que procurar un buen balance en aras de la buena convivencia.

Si va a visitar a su hijo, primero anúnciele a su nuera. No llegue nunca sin avisar; igual como se hace con los amigos. Una llamada previa le hará conocer si es pertinente ir y a qué hora.

Si llega en el momento que la nuera, o la doméstica, está cocinando, manténgase alejada de la cocina. Nuevamente, igual que se hace cuando visitamos a los amigos. No se le ocurra ir a destapar las ollas para ver qué están cocinando. Tampoco debe abrir las puertas del refrigerador. Esto no se hace nunca en casa de los amigos.

Vivir en la misma casa con la nuera es compartir el mismo techo, pero no el mismo lecho. La vida de la pareja hay que respetarla. No cruce el umbral de esa puerta. Recuerde que él ya “es harina de otro costal…”.

Recordar que el hijín ya es un adulto, que tiene responsabilidades, vida propia y horarios estructurados, por lo tanto, no siempre va a estar disponible tantas veces cuantas lo llame por teléfono. Sea prudente.

La suegra no discute sobre dinero delante de la nuera. Si hay necesidad de hacer consideraciones económicas, se debe buscar el momento y el tono adecuado.

Como entre mis aspiraciones está ser una buena suegra, sigo aprendiendo mucho de Tata, así le dicen a Olguita. Aprendí que nunca hay que hacer comentarios negativos de la nuera. Sus enseñanzas ratifican que en toda situación del comportamiento humano, los buenos modales nos permiten ser mejores personas en cualquier circunstancia. Pero también aprendí que “salida la mercadería del almacén, no se aceptan devoluciones…”.

mtnoboa@hotmail.com

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