Hiperactividad infantil

06 de Noviembre de 2011
Sheyla Mosquera de Calderón

Todo niño que no puede mantener la atención por tiempo prolongado, según su edad, puede presentar problemas de conducta. Canalizar sus energías es necesario.

Todos los padres siempre aspiran a que sus hijos nazcan sanos y sean activos, pero cuando se convierten a medida que van creciendo en extremadamente inquietos, saltarines, impulsivos, distraídos, desordenados y descuidados, les hacen perder la paciencia. Más aún cuando van a clase y no prestan atención al maestro.

Eso fue exactamente lo que le sucedió a Ita. “Desde que mi hijo Luis nació hasta los dos años, su extremada inquietud me parecía propia para su edad. Saltaba en los muebles, en las camas y a medida que iba creciendo notaba que algo no andaba bien, era malcriado, no hacía caso y decía constantemente que quería ser policía como su padre”.

Años después, agrega, cuando Luis tenía cinco años e ingresó al jardín de infantes, comenzaron las quejas de las maestras. No lo soportaban, corría por todos lados, le tiraba papeles a sus compañeros y estuvo a punto de ser expulsado. Fue entonces cuando a insistencia de su maestra lo llevó donde una psicóloga, quien le diagnosticó hiperactividad. “Toda la familia tuvo que asistir a terapias psicológicas. Luego le recomendaron que debía mantenerlo ocupado. Así que después de la escuela lo llevaba a tomar clases de natación o fútbol. Fue así como a medida que iba creciendo fue cambiando y cuando llegó al colegio se fue formando en lo que quería ser en la vida y dejó su inquietud”, asegura Ita.

Actualmente Luis tiene 21 años y cursa el tercer año para ser policía. “Es alguien muy responsable consigo mismo, excelente estudiante y superinteligente. Nada parecido a ese niño inquieto que fue”.

Según Natacha Hoheb, licenciada en educación especial y directora de Blossom Centro Familiar, la hiperactividad es un trastorno del comportamiento el cual básicamente presenta síntomas como movimiento continuo, severo y frecuente superior a lo esperado para la edad y desarrollo del niño. También es conocido como hiperquinesia y está muy asociado al TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad) el cual se caracteriza por presentar síntomas de hiperactividad, además de dificultades de atención e impulsividad.

Pero, actualmente, refiere la psicóloga Ana Belén Darquea, la psicología clínica propone ir más allá de un diagnóstico. Es decir buscar qué hay detrás de ese síntoma, de ese malestar que el niño expresa. La hiperactividad es clasificada como un trastorno del comportamiento y las características que puede presentar en niños van desde distracción, periodos de atención muy cortos, inquietud motora, inestabilidad emocional y conductas impulsivas.

Cómo son interiormente

La psicóloga clínica española Gloria Marsellach, en su artículo ‘La Hiperactividad en los niños’, los pequeños con TDAH tienen dificultad para permanecer quietos, se muestran impacientes y no son capaces de esperar su turno en las actividades en las que participan más individuos. Incluso interrumpen las actividades o tareas de los compañeros y miembros de la familia, pueden fácilmente sufrir accidentes y caídas debido a que sus conductas reflejan una escasa conciencia del peligro.

También, agrega, son desobedientes, parece que no oyen órdenes de los adultos y, por tanto, no cumplen con sus instrucciones. Además su relación con los adultos se caracteriza por desinhibición, suelen tener problemas de relación social y pueden quedar aislados del grupo de iguales.

A nivel emocional los niños hiperactivos, dice Darquea, tienen problemas para expresar sus sentimientos y controlar sus emociones. Por ello es importante analizar sus síntomas y no encasillarlos dentro de un diagnóstico. Generalmente cuando presentan algún malestar o una dificultad emocional y no saben expresarlo verbalmente suelen experimentar ciertos síntomas. “Por ello, es nuestra labor como padres, psicólogos, maestros ir más allá de este comportamiento para conocer lo que están sintiendo y tratar de comunicarnos con nuestros niños”.

Canalizar las energías

Hoheb y Darquea consideran importante que los padres de hijos hiperactivos mantengan una comunicación frecuente con los profesores y personal del colegio, porque es primordial para llegar a los objetivos deseados. Aún en caso de ser diagnosticado con este trastorno, cada niño es distinto y se manifestará de manera particular. Deben tener en cuenta dichas diferencias y prestar atención a los progresos que van teniendo, ya sean estos pequeños o grandes. Por lo tanto deben:

  • Acudir a profesionales especializados en Necesidades Educativas Especiales lo antes posible.
  • Brindar espacios de conversación con los padres acerca de lo que sienten en diferentes situaciones.
  • Desarrollar actividades al aire libre (bicicleta, natación).
  • Tener una rutina en casa en la que existan horarios sobre sus actividades diarias (para las tareas, hora de dormir, hora de jugar, para ver tv, hora de comer, etc.)
  • En la escuela que la profesora le brinde “responsabilidades” en las que esté activo dentro de clases pero respetando normas y orden (repartir las hojas o los cuadernos, pedir su opinión si lo nota distraído). Para la doctora en Ciencias de la Educación, Patricia Zeas Poveda, también se debe:
  • Hacer observaciones positivas al trabajo que realizan.
  • Se le debe señalar lo que necesita mejorar. Hay que buscar sus fortalezas y elogiarlo.
  • Las órdenes o consignas que se les dé deben ser pocas, sencillas y claras.
  • Darle las instrucciones lo más cortas, claras y concretas posibles, sin permitirle que empiece una actividad sin escuchar la instrucción.
  • Siempre debe estar cerca del maestro para que atienda el mayor tiempo posible, por momentos ofrecerle atención individualizada según las recomendaciones hechas por la psicopedagoga.
  • Se le puede asignar un tutor o amigo de trabajo para que monitoree que copie la materia, la agenda, que guarde las hojas que le dan. Debe participar en grupos de estudio y tratar de no trabajar en solitario.
  • El maestro frente a un niño hiperactivo no debe exigirle todo a la vez, le debe explicar cada detalle, indicar en pequeños pasos lo que debe realizar.
  • Se debe tener concesiones como darle más tiempo para los exámenes, indicarle cuando se está equivocando, darle ánimo como una sonrisa por el esfuerzo o una palmada en el hombro.
  • Limitar los distractores en casa y escuela, especialmente en el momento de hacer deberes, reducir ruidos, evitar llamadas telefónica o pararse cada momento para abrir el refrigerador. Se puede acordar una señal no verbal para que cuando la vea sepa controlarse.

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“Los niños hiperactivos tienen problemas para expresar sus sentimientos y controlar sus emociones. Por ello hay que analizar sus síntomas y no encasillarlos dentro de un diagnóstico”
Ana Belén Darquea

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