Los niños en invitaciones para adultos

Por Mariquita Noboa
21 de Septiembre de 2013

Son varias las preguntas sobre si podemos asistir a un matrimonio con niños. La respuesta es sí, siempre que ellos tengan un nivel de protagonismo en cualquiera de las ceremonias, sea civil o eclesiástica. Ya sabemos que los niños pueden ser portadores de aros o floristas, pero debe quedar claro que concluida su participación, ellos deben retirarse. Luego de las fotos de rigor, los niños ya no tienen cabida en el mundo de la noche.

Desde luego, es a las madres, abuelas, tías o hermanas mayores a quienes les corresponde la custodia y cuidado de los menores, que deben orientar sobre el tipo de participación que el pequeño tiene en la ceremonia. Como en todas las cosas de la vida, un niño que se siente seguro siempre va a seguir ordenadamente las instrucciones que generalmente se han ensayado en la iglesia o salón.

La presencia de niños, tanto en reuniones sociales de adultos como en una sala de conciertos o en el teatro, debe ser cuidadosamente supervisada, salvo que sean espectáculos de orden infantil.

En el caso de una sala de conciertos, no es fácil controlar que los niños no aplaudan entre los movimientos. Siempre se presentan silencios, pero ellos deberían estar instruidos de que este reconocimiento que se otorga a los artistas solamente se puede dar cuando finaliza la pieza, cuando se trata de música clásica. También deberían de saber que no se debe silbar, ni correr por los pasillos.

Si se los lleva a una sala de teatro, hay que hacerles saber que no se puede llevar alimentos al interior de la sala, no solamente para evitar el crujido de un papel, sino por los ruidos que se podrían hacer con la boca y que se convierten en las mayores molestias para los artistas.

Si un niño asiste a un espectáculo infantil en compañía de un adulto, es el momento oportuno para guiarlo en su comportamiento: no hacer explotar bombas con el chicle, no hablar en voz alta, no poner los pies sobre el asiento delantero son las recomendaciones básicas.

A los adultos nos toca hacerles saber a los niños la diferencia de comportamiento en una iglesia, en la sala de teatro, de cine, en un estadio deportivo, una exposición de pinturas, la presentación de una obra literaria o en una función coral. El correcto comportamiento en cualquiera de los espectáculos públicos o asistencia a eventos de adultos va a contribuir a nuestro disfrute y evitaremos hacer sentir incómodos al resto de los asistentes.

mtnoboa@hotmail.com

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