Tragos cargados, entre jóvenes

26 de Octubre de 2014
Liliana Anchundia

Añadir alcohol u otra droga a la bebida de alguien sin que se dé cuenta (spiking drink) es una tendencia que crece. ¡Alerta!

Un hombre maduro va a una discoteca a recoger a su hija. Al verlo, ella hace un leve gesto de saludo mientras gira para ir al baño; su padre esboza una sonrisa y se dirige a la barra a esperarla. El tipo detrás de la barra, que captó ese instante, le susurra: “Por 150 dólares te la duermo...”.

Esta historia ha vuelto a circular al cabo de algunos años; es probable que se trate de una leyenda urbana o que realmente se repita, dada la disponibilidad actual de las drogas en casi todos los ámbitos.

‘Spiking drink’

Cuando alguien añade deliberadamente alcohol u otra droga a una bebida sin el conocimiento de la persona que va a beberla, este hecho se conoce como “cargar el trago”.

En países de habla inglesa a esta práctica se la denomina spiking drink. En Australia, por ejemplo, esto constituye un delito y es penado, pues entre las razones por las que se emplea este método se incluye la diversión o para facilitar el asalto sexual, violación o robo.

De acuerdo con la Universidad de Ciencias de Filadelfia (USP), “el 74% de los perpetradores y el 55% de las víctimas de ataques sexuales reportados habían estado bebiendo alcohol”. Se estima que en Estados Unidos, durante sus años universitarios, el 25% de las mujeres experimenta un abordaje con drogas con intento de violación, según la USP.

Intentando proveer a las chicas una opción de prevención, cuatro estudiantes universitarios de Carolina del Norte inventaron un esmalte de uñas para detectar de manera discreta las drogas de la violación. (Ver recuadro)

‘Dulces sueños’ y muerte

Según notas publicadas en Diario EL UNIVERSO, en lo que va del 2014 son seis las víctimas de las bandas denominadas Dulces Sueños, que acostumbran a sedar a las personas para robarles; tres de ellas murieron. En el 2013 se publicaron quince casos.

El acompañante de uno de los fallecidos dijo que estuvieron en un centro nocturno y que unas personas se les acercaron a dar cervezas; luego de eso no recordaba nada.

Para redactar esta nota se le solicitó a la Fiscalía estadísticas de las denuncias recibidas detallando el tipo de delitos cometidos mediante el uso de alguna droga. Se nos respondió que “no es posible elaborar ese tipo de estadísticas con el detalle solicitado, pues las denuncias son ingresadas por tipos de delito, es decir, robo, violación...”.

Tampoco la Dinapen (Dirección Nacional de Policía Especializada para niños, niñas y adolescentes) pudo informar con exactitud sobre la incidencia de esta problemática entre los jóvenes.

¿Denunciaría el spiking drink? Coméntenos

Asalto sexual, robo

La doctora Julieta Sagnay, psiquiatra y magíster en Adiccionología, quien dirige la Clínica de la Conducta, señala que el objetivo de adulterar una bebida es que la víctima se sienta desorientada, inconsciente o reduzca sus inhibiciones. En nuestro medio, dice, para los “ataques sexuales asistidos por drogas” se emplean el Rohipnol (sedante) y la ketamina (Special K), un anestésico usado en animales.

Los síntomas más frecuentes son mareos, dificultad para hablar o moverse, dolor de estómago, mucho sueño, distorsión de la percepción visual, entre otros.

Recomienda no perder de vista el vaso o el recipiente del que está bebiendo, no aceptar ni compartir bebidas de personas desconocidas, beber directamente de la botella o lata si no está con personas en las que pueda confiar. Cualquier bebida puede ser adulterada, incluyendo jugo o agua.

En la mayoría de los casos, la pérdida del nivel de conciencia ha sido provocada por el consumo excesivo de alcohol.

Se suelen adulterar recetas para adquirir medicina con derivados opiáceos, como la oxicodona, y en comercios de la ciudad se pueden adquirir benzodiazepinas como el diazepán o rivotril.

Machismo y estigma

No siempre son los extraños quienes “cargan las bebidas”. En octubre del 2012 se reportó la muerte de una adolescente por sobredosis de droga, aparentemente proporcionada por sus compañeros en el colegio. Y un mes antes, a otro alumno lo drogaron a través de un vaso de cola que compraron en el bar del establecimiento.

Antonio Rimassa, facilitador de Tapad (Taller de Prevención de Alcoholismo y Drogadicción) y director de Criad (Centro de Recuperación Integral de las Adicciones), refiere que entre los jóvenes hay avidez por conocer sobre este tema. Menciona que en un taller, una adolescente le preguntó por el Undercover Colors, pues –según ella– en las fiestas circulan los “happy brownies de marihuana” y “otras cosas...”.

Rimassa hizo la siguiente reflexión: “Si hay happy brownies de marihuana, hay alcohol, y yo tengo 14 años, entonces ¿qué hago yo en esa fiesta?”.

Alerta también sobre el doble discurso con que suelen manejarse los padres: por un lado les dicen a los hijos que no consuman drogas, pero a la primera fiesta de los chicos varones le van dando un par de botellas de licor... “A esas fiestas van sus compañeritas de colegio”.

Es frecuente denunciar sobre los asaltos de las Dulces sueños y sus víctimas de robo. No así sobre los casos de abuso sexual, por el estigma social que acarrea.

 

“Undercover Colors”

Un esmalte de uñas, desarrollado por cuatro estudiantes varones de la Universidad Estatal de Carolina del Norte, para detectar “date rape drugs” (drogas de la violación) tales como Xanax, Rohipnol o ketamina, ha despertado expectativas entre las chicas desde hace un par de meses. La intención de sus inventores era crear químicamente un producto cosmético que pueda utilzarse, de manera discreta, para prevenir un asalto sexual.

El esmalte aún no se comercializa y hay muchas preguntas sin respuestas en torno a él. Sus detractores critican a sus creadores que soliciten donaciones para su emprendimiento, a través de sus cuentas en las redes sociales

Twitter: @UndercoverColor

 

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