¡Lo quiero ahora!

01 de Julio de 2018
DPA

¿Cuántos juguetes necesitan los niños? Actividades pueden ser más divertidas que las cosas compradas.

Muchos padres se sienten algo incómodos cuando notan que en el cuarto de sus hijos ya apenas queda lugar para jugar entre tanto animal de peluche y muñequitos articulados. Sin embargo, no pueden cortar con la riada de grandes y pequeños regalos.

Sus hijos no reciben obsequios solo para Navidad o su cumpleaños, sino también en otros días. Hay padres que le dan un alto valor a estimular a sus hijos, por lo que creen que contar con muchas cosas es de mucha ayuda.

Sin embargo, en vez de cumplirle todo deseo a los niños, los padres deberían limitar la cantidad de cosas a las que acceden. Y esto por un motivo simple: lo escaso se valora más. Este principio vale también para el cuarto de los niños.

Por eso, una cosa que se puede hacer es guardar algunos juguetes e ir cambiándolos cada tanto. Además, muchos salones de juego para niños u organizaciones de ayuda aceptan con gusto juguetes, por lo que si nota un excedente en el cuarto de su propio niño, es un buen momento para hacer donaciones.

Una cosa a tener en cuenta: sobre todo en el caso de los deseos espontáneos de los niños, es importante decir cada tanto que no, dado que muchos de esos deseos desaparecen tan rápido como surgen.

Además, muchas veces las necesidades que hay detrás de los deseos infantiles pueden calmarse de otra forma. Se pueden crear vivencias que cubran ese deseo. Un paseo juntos por el bosque, por ejemplo, puede saciar el deseo de una aventura. O disfrazarse puede permitirle a un niño jugar a ser otra persona. Es decir: la idea es crear experiencias desde lo pedagógico y no darle tanto valor a lo material.

Hay muchos talleres para niños o incluso campamentos que pueden ser mucho más divertidos que jugar con cosas compradas. Y un niño estimulado de esta forma probablemente esté menos pendiente de cuántos peluches o muñequitos articulados tiene en su estante.

Sin embargo, en la mayoría de las familias suele haber poco tiempo en la rutina diaria para vivir experiencias juntos, dado que vivimos en una sociedad en la que nuestras necesidades se ven cubiertas crecientemente por bienes de consumo o servicios.

Los niños, a fin de cuentas, aprenden del modelo en que viven y se orientan con el comportamiento de sus padres. Si uno recibe cada dos días en casa algo que encargó online, es difícil pretender que el propio hijo espere hasta Navidad para recibir el nuevo autito de colección.
Cada padre debe encontrar la fórmula que le parezca más apropiada. Es cierto que si el niño va a un colegio en el que todos sus compañeros no paran de hablar de sus nuevos juegos de ordenador o sus móviles, es difícil que en algún momento no manifieste un deseo similar. Pero se puede pensar en estrategias.

Si se logró que el chico llegue a los 13 años casi sin dispositivos electrónicos, bien se puede decidir que a partir de esa edad será merecedor de su propio ordenador. O permitirle que use sus ahorros para comprarse un teléfono móvil.

Dé alternativas

Presente alternativas razonables a los niños, sin llevarles necesariamente la contra, recomienda la educadora Irene Ycaza Oehlke. “Que vivencien otras alternativas de juegos, mejor si son compartidos en familia”. Trate de llegar a acuerdos, no se cierre por completo a la moda. “Privarlos de todo lo que todos consumen también puede ser contraproducente”. Compre algo de acuerdo a sus posibilidades, a sus principios y explique claramente las causas.

Campamentos para niños y talleres pueden ser más divertidos

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