Lecciones del guerrero

Por Paulo Coelho
17 de Diciembre de 2017

Despertar de su sueño

Piensa: “No sé enfrentarme a la luz que entra por mi ventana, y que me hace crecer”. Pero raya el día, que no se interesa por lo que él está pensando. El guerrero entonces dice en voz alta: “Será necesario hacer cambios que no tengo voluntad de llevar a cabo. Ya estoy acostumbrado a vivir mi vida como viene”. La luz continúa allí, porque voluntad es una palabra llena de trampas. Entonces, poco a poco, los ojos y el corazón del guerrero se comienzan a acostumbrar a la luz. Y a medida que pasa el tiempo, esta deja de asustarlo.

El guerrero ha estado durmiendo por un largo tiempo. Es natural que vaya despertando poco a poco.

Tomar la decisión de seguir la luz

El guerrero de la luz empieza a pensar que es mejor seguir la luz. Él ya engañó, mintió, se desvió de su camino, cortejó las tinieblas. Y todo siguió saliendo bien, como si no hubiera pasado nada. Pero ahora quiere cambiar sus actitudes.

Al tomar esta decisión, oye cuatro comentarios: Siempre has actuado de forma errada. Eres demasiado viejo para cambiar. No eres bueno. No lo mereces.

Entonces mira al cielo. Y una voz le dice: “Bien, querido, todo el mundo ha cometido errores. Estás perdonado, pero no puedo forzar este perdón. Decídete”.

El verdadero guerrero de la luz acepta el perdón, y empieza a tomar algunas precauciones.

Entender el sentido de la tregua

Un guerrero de la luz no se limita a repetir siempre la misma lucha. Si, después de algún tiempo, el combate sigue sin avances ni retrocesos, comprende que hay que sentarse con el enemigo y buscar una tregua.

Ambos ya practicaron el arte de la espada y necesitan entenderse. Es un gesto de dignidad, no cobardía. Es un equilibrio de fuerzas y cambio de estrategia.

Trazados los planes de paz, los guerreros vuelven a sus casas. No necesitan demostrar nada a nadie. Libraron el buen combate, y mantuvieron la fe. Cada uno cedió un poco, aprendiendo así el arte de la negociación.

Tener cuidado con los comentarios

Un guerrero sabe que las tinieblas utilizan una red invisible para extender su mal. Esta red atrapa cualquier información suelta en el aire, y la transforma en intriga. Todo lo que se dice de alguien acaba siempre llegando a los oídos de los enemigos de esa persona, aumentado por la tenebrosa carga del veneno y la maldad. Por eso el guerrero, cuando habla de las actitudes de su hermano, imagina que este está presente, escuchando lo que dice. Así, desarrolla el arte de la prudencia y la dignidad.

Y se acerca cada vez más a la luz que entró por su ventana, y que ahora ilumina toda su alma. (O) www.paulocoelhoblog.com

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