A mejorar sus hábitos de estudio

27 de Noviembre de 2011
Sheyla Mosquera de Calderón

El secreto del éxito en el aprendizaje de algunos universitarios está en que además de disfrutar de la carrera que eligieron, aprovechan su sentido auditivo, visual o kinestésico.

Diana es una estudiante universitaria guayaquileña de 19 años que después de graduarse en su colegio ha tenido dificultad para concentrarse en sus estudios, a pesar de tener muchas aspiraciones en el área profesional.

“Me inscribí en la carrera de Medicina como resultado de la presión ejercida por mi padre. Esto me provocó una gran crisis emocional. Por ello acudí donde una psicóloga educativa. Realmente no tengo ninguna motivación para estudiar esta carrera, porque hubiera preferido Ingeniería Civil”, refiere.

Tampoco, agrega Diana, puede concentrarse en los estudios, aunque esté en su habitación a solas sin interrupciones, con música o sin ella, o tenga ayuda de algunos compañeros de grupo.

Según la psicóloga educativa Toyi de Jácome, Diana al igual que la mayoría de los estudiantes que cursan el primer año de la educación superior sufren de estrés académico debido a la presión de los exámenes o por falta de apoyo familiar. Son alumnos con marcados temores al fracaso; así como también no poseen una adecuada organización en relación con los hábitos de estudio,  que son muy importantes al momento de aprender una materia.

El ambiente competitivo, egoísta y lleno de estrés, agrega, hace que no puedan concentrarse, sientan frustración y rechazo a los estudios, tampoco logran destacar en algunas asignaturas y caen en la depresión, angustia, ansiedad, tristeza, agresividad e irritabilidad. Incluso, en algunos casos, estos bajos niveles en el estado de ánimo pueden traer hasta la muerte del alumno, si no es asistido a tiempo con el especialista.

Pero, dice la psicóloga,  aquellos estudiantes que están a gusto con la carrera que eligieron logran superar obstáculos. Estos logros se deben a la disciplina que ejercen, es decir, a una adecuada organización y planificación del tiempo.

“Muchos empezaron esta disciplina desde pequeños, porque sus padres o tutores les inculcaron buenos hábitos de estudios. Como nuevas formas de aprender, en un ambiente adecuado, sin distractores, sobre todo, combinando lo académico con el deporte. Incluso con una buena alimentación y adecuada salud emocional”, asegura.

Andrea Ortiz, de 22 años, es estudiante de Marketing de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil. Ella está a gusto con la carrera que eligió y planifica sus horas de estudio. “Desde que estaba en el colegio Santo Domingo de Guzmán he tenido buenos hábitos de aprendizaje porque me gusta estudiar”.

Para memorizar las materias de teoría, Andrea se encierra en el cuarto de estudio porque necesita concentración, pero si es una asignatura donde hay números requiere hacerlo en grupo, porque “si uno no sabe, el otro te ayuda”, dice.

Tecnología como herramienta

Según la doctora Soledad Ramírez Manrique, máster en educación, ahora hay técnicas que están orientadas a crear hábitos de trabajo individual que permiten al estudiante obtener el máximo provecho de su estudio, a pesar de estar rodeado de algunos posibles distractores.

Estos métodos resumen la experiencia acumulada en el trabajo universitario y se basan en metódicos trabajos de las distintas formas y condiciones de cada individuo para estudiar y, por ende, de aprender, además de que están  científicamente comprobadas.

“Los tiempos han cambiado y la tecnología en sus diversas presentaciones como BlackBerry, iPods, iPads está siendo utilizada, sobre todo por los estudiantes de la nueva generación que la tienen a su lado cuando estudian”, dice.

Cristina Mórtola, de 23 años y estudiante de Derecho en la Universidad del Pacífico, es una ellas. Dice que desde que tiene uso de razón estudia con música, pero siempre que sea de su agrado como clásica, suave o instrumental, porque le permite concentrarse. La escucha por lo general en un CD o en su teléfono. “Me aleja de cualquier ruido o distracción que pudiera haber en el ambiente”. 

Para Ramírez, el estudio es una actividad personal, consciente y voluntaria que pone en funcionamiento las facultades intelectuales con el fin de conocer, comprender, analizar, aplicar y construir continuamente los conocimientos. “Cada quien tiene su estilo particular de estudiar y por lo tanto de aprender, el cual adquirió desde muy joven y al que se va acomodando a lo largo de su vida”.

Programación neurolingüística

Con la técnica de la programación neurolingüística, que ayuda a programar la mente humana a través de la comunicación y los cinco sentidos,  dice el psicólogo clínico Samuel Merlano, se ha descubierto que las personas aprenden según del sentido principal o primario que tenga desarrollado, sea de tipo auditivo, visual o kinestésico.

Las personas auditivas, por ejemplo, necesitan estudiar escuchándose, con poco ruido y nada de imágenes, solos en el cuarto, con música suave o con alguien que les lea. Eso permite mejorar su concentración y aprendizaje.

Las visuales, en cambio, necesitan ver imágenes, ya sean tangibles o en su imaginación, para captar lo que están estudiando, no pueden leer mucho, pueden estudiar viendo videos o con el volumen de la radio alto, o usando un CD para reforzar lo aprendido.

Por último están los kinestésicos. Son estudiantes que necesitan vivir, experimentar, sentir lo que están estudiando. Ellos requieren interactuar para poder comprender mejor, les gusta pasar por la prueba, ensayo o error, para  así reafirmar el conocimiento.

Trucos para aprender

La psicóloga Toyi de Jácome da recomendaciones para mejorar en los estudios:

Comprenda totalmente lo que va a recordar. Es decir, separar las ideas principales de las demás.

• Asocie ideas nuevas con otras ya conocidas por usted.

• Repase periódicamente lo aprendido.
• Ponga mucho interés cuando aprenda algo nuevo.
• Distribuya bien su esfuerzo. Es decir, espaciar inteligentemente sus periodos de estudio.
• Recite frecuentemente pequeños textos que le agraden: poesías, versos, refranes, canciones.
• Repase diariamente de 15 a 20 minutos lo aprendido el día anterior.
• Empiece a estudiar las materias más difíciles, porque su cerebro está más descansado.
• Fije el tiempo dedicado al sueño y las comidas. Usted necesita 8 horas para dormir.
• Utilice de 15 a 20 horas de estudio a la semana.
• Tome en cuenta las horas que son dedicadas a su trabajo u ocupación personal.
• Planee sus horas de esparcimiento que son necesarias.
• Comience programando pequeños grupos de trabajo.
• Utilice constantemente el horario hasta que se haya creado un hábito de trabajo.
• Al distribuir el tiempo evitará caer en la angustia y el desaliento.
Samuel Merlano dice:
• Pueden aprender a través de la asociación, recordando datos, frases o cualquier información para que la memoria lo registre y no haya la probabilidad de perderse. La asociación consiste en el juego de palabras de las cosas que ya se conocen por las nuevas que se van a memorizar. Por ejemplo, si quiere grabarse el apellido Valderrama, en su mente separe estas dos palabras en Valde y rama.
• Haga mapas conceptuales con gráficos en forma de llave para que se simplifique todo el material teórico a estudiar.

 

 

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