El marido inmaduro

Por Lenín E. Salmon
25 de Noviembre de 2012

Muchas parejas no toman la madurez emocional como un tema prioritario al pensar en casarse, pero es un error que puede hacer fracasar el matrimonio. Un hombre al casarse se encuentra súbitamente frente a varios escenarios desconocidos que exigen de él comportamientos nuevos (‘maduros’) que no están en su repertorio y nunca los ensayó. Las mujeres, en su mayoría, van mejor preparadas porque desde muy pequeñas sus juegos y obligaciones estuvieron orientados hacia manejar un hogar. Está claro que casi nadie se prepara para enfrentar todas las contingencias que le esperan al recién casado, pero el alto porcentaje de fracasos no parece tener justificación.

¿En qué estriba la diferencia entre tener éxito o fallar? Principalmente en la responsabilidad. Un hombre responsable tomará el matrimonio como un compromiso único con la vida y siempre administrará sus actos respetando el camino que él y su esposa eligieron al decidir hacer de sus vidas una sola. Entonces irá madurando dentro del matrimonio, esto es, adaptándose a las nuevas vivencias mediante la reflexión, el diálogo de pareja, la búsqueda de opiniones experimentadas, y sobre todo, una actitud abierta hacia todo lo que la vida seguirá enseñándole, y si no aprende a la primera seguirá intentándolo hasta superar el problema entre manos.

Para el hombre inmaduro la responsabilidad es un enemigo al que ha aprendido a evitar, y el hecho de casarse (una o más veces) no lo va a hacer cambiar. Seguirá siendo egoísta, desagradecido, indolente, celoso y agresivo. Y no aprenderá de las consecuencias de sus acciones. Tenerle pena o miedo no es la solución, y cubrir sus faltas es tan dañino como las faltas mismas. Además, intentar terminar de criarlo (señalarle cada falta, quejarse continuamente por su irresponsabilidad, tratarlo como a niño) solamente prolongará el calvario.

El deterioro del matrimonio continuará mientras no se reconozca que su problema es el no haber aprendido a comportarse de acuerdo a las realidades que la vida de casado le presentó, situaciones que pueden agravarse de existir otros problemas de fondo en cualquiera de los dos (inestabilidad psíquica, farmacodependencia, vicios, etc.). Esta es una situación en la que la intervención profesional se considera de rigor.

lsalmon@gye.satnet.net

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