La enfermedad de la adicción

23 de Febrero de 2014
Liliana Anchundia

Factores biológicos y genéticos, sociales y ambientales predisponen a una adicción, ya sea de sustancias lícitas como ilícitas.

Rafael Mechoulan, profesor israelí de Química Médica y productos naturales en la Universidad Hebrea de Jerusalén en Israel, quien ha dedicado por décadas sus esfuerzos científicos a investigar las aplicaciones terapéuticas del cannabis, señala que si se trata de consumir marihuana con este fin, las personas deberían ingerir la dosis exacta recomendada por el especialista, tal como se procede con las medicinas. Pero no sucede así. Incluso, se la consume sin estar enfermo.

“Si debes tomar 500 mg de aspirina, no quieres pensar no sé si estaré tomando el doble o el triple… No veo ninguna diferencia para trabajar con la marihuana, mucho más si su concentración puede oscilar del 2 al 20%”, expresa Mechoulan en una entrevista concedida a National Grographic.

Además, hay personas que presentan en su personalidad rasgos proclives a la “búsqueda de sensaciones”, esto es algo que puede facilitar el desarrollo de adicciones.Esta precisión se debe a que las sustancias externas que alteran las funciones cerebrales pueden llevar a quien las consume con periodicidad y abuso a desarrollar dependencia o adicción a ellas.

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Por ejemplo, comer en exceso puede provocar una descompensación en el circuito de recompensa; en los comedores compulsivos, los impulsa a buscar alimentos ricos en grasas. “Esta similitud hace pensar que muchas de las compulsiones, o conductas adictivas humanas (por ejemplo, adicción al sexo y a los juegos de azar) podrían tener relación con desequilibrios de dopamina o de otros neurotransmisores”, explica la Dra. Julieta Sagnay Vera, directora de la Clínica de la Conducta.

Décadas atrás la drogadicción se consideraba un problema moral y de falta de voluntad. Hoy se reconoce como una enfermedad cerebral porque las drogas modifican la química, la estructura y el funcionamiento de ese órgano.

Cerebro del adicto

Las sustancias adictivas –alcohol, cigarrillo, ciertos fármacos y las drogas ilegales–, actúan de manera directa a nivel cerebral, señala Sagnay y explica cómo:

La adicción es una enfermedad cerebral porque las drogas modifican la estructura y la función del cerebro; los cambios bioquímicos que suceden en el cerebro del adicto son los responsables de la compulsión observada en los episodios de uso descontrolado.

Los neurotransmisores son sustancias químicas naturales del cerebro, que son responsables de las actividades cerebrales y de transmitir el mensaje entre neurona y neurona, tales como la motivación, las emociones y los instintos.

Las sustancias psicotrópicas externas o drogas, así como los estados de excitación extrema provenientes de conductas de estimulación afectan estos neurotransmisores de manera que hace que el cerebro los produzca exageradamente. Estos cambios, unidos a otros factores como la predisposición adictiva, la personalidad, baja autoestima, inseguridad, una familia disfuncional y factores sociales son el detonante de la enfermedad.

La cocaína, como el tabaco, el alcohol, la marihuana, la heroína, los barbitúricos, los inhalantes, tienen un mecanismo de acción común llamado el camino de la gratificación mesolímbico, cuyo neurotransmisor es la dopamina. Todas las drogas que provocan adicción estimulan este circuito.

Las sustancias externas que se introducen producen un desbalance bioquímico persistente en el cerebro afectando la conducta, el juicio y la personalidad, que refleja características infantiloides. Los adictos no toleran la frustración ni el aburrimiento; con el consumo crónico se vuelven agresivos y nada les causa mayor placer que drogarse; ni los hijos ni la familia importan más que las drogas.

El placer que sienten durante el consumo alcanza niveles muy altos, por lo que se vuelve cíclica la búsqueda de mayor placer mediante la exploración de otras drogas más potentes, pues el adicto ya no encuentra motivación de manera natural.

La adicción genera un croquis o memoria adictiva en el cerebro y es por eso que el programa de los 12 pasos (de Narcóticos Anónimos) les indica dejar los viejos esquemas, amistades o lugares de consumo ya que el cerebro de todo adicto reacciona ante un lugar o personas de consumo con el llamado “craving” o deseo de consumo. Este también se manifiesta en sueños o se detona ante el estrés causado por cualquier conflicto familiar...

Sagnay refiere que la enfermedad de la adicción es como la diabetes; no se cura, pero se trata. Por eso hablamos de recuperación, no de sanaciones... De reeducación cerebral y mejoramiento del estilo de vida.

 

Un primer paso

“Para detener el consumo de una sustancia adictiva, ya sea alcohol u otra droga, hay dos maneras de hacerlo. Por un lado están los familiares que buscan internar al adicto en una clínica para detenerle su compulsividad por salir a conseguir la sustancia y que reciba tratamiento. En algunos casos los hacen capturar y los llevan en contra de su voluntad; esto no es legal ni recomendable, pues el primer paso del programa de AA (Alcohólicos Anónimos) y NA (Narcóticos Anónimos) para iniciar la recuperación es aceptar nuestra enfermedad y los problemas que crea. La otra manera de hacerlo –que a mí me ha funcionado– es yendo a los grupos de apoyo, que hay en varios sectores de una misma ciudad. Yo asisto al de la cdla. Miraflores, en Guayaquil.

En las reuniones cerradas de los grupos de apoyo se comparten vivencias, eso permite identificarte, saber que otras personas han pasado lo que tú también has vivido. También se hacen reuniones abiertas, a las que puede asistir cualquier persona que esté interesada en conocer cómo funciona el grupo o que necesite ayuda. (Testimonio de un adicto en recuperación que “paró” en los grupos de ayuda de NA).

¿Qué es el Programa de Narcóticos Anónimos?
El programa de Recuperación de NA ayuda al adicto a poner en orden sus pensamientos confusos y a deshacerse de la carga de negatividad de sus sentimientos.

“NA es una confraternidad o asociación sin ánimo de lucro compuesta por hombres y mujeres para quienes las drogas se habían convertido en un problema muy grave. Somos adictos en recuperación y nos reunimos con regularidad para ayudarnos a permanecer ‘limpios’. Este es un programa de abstinencia completa de todo tipo de drogas, incluido el alcohol”, se lee en el sitio web www.naecuador.org

Si tienes problemas con drogas, o tienes un amigo, conocido o familiar que los tenga, visita: www.naecuador.org/dgrupos.html

La asistencia es libre, gratuita y confidencial.

Aún se continua investigando sobre las partes del cerebro que están involucradas en la mediación de la enfermedad adictiva y sus manifestaciones clínicas”.
Dra. Julieta Sagnay

Tratamiento

En todas las enfermedades hay tres etapas: leve, media y grave (esta última implica la fase terminal que lleva a la muerte), explica Nadia Donadonibus, doctora en Psicología clínica y experta en adicciones, quien dirige la Fundación Ser Humano, para referirse al tratamiento integral que debe recibir un paciente adicto:

Al paciente hay que hacerle una evaluación clínica desde el punto de vista biológico, físico; desde un punto de vista mental y emocional; pero también desde un punto de vista de su comportamiento. Puede ser que su cuerpo no esté muy dañado a nivel de órganos como hígado, páncreas y corazón, pero que su comportamiento y su capacidad mental estén muy deteriorados, por ejemplo si ya ha entrado en psicosis.

Lo primero que hay que hacer es desintoxicar, luego deshabituar, reforzar la personalidad para prevenir recaídas, y reinsertar al paciente al ámbito familiar, social y si es posible laboral.

Si es diagnosticado en la fase leve o media de la enfermedad, con el tratamiento y el monitoreo constante, se puede rehabilitar, armonizar y reequilibrar. Por ejemplo, en el contexto educativo, es importante que no se lo separe del colegio; la institución educativa debe ser un factor de protección que le ayude a su recuperación, al igual que su entorno familiar... porque este no es asunto de que se acuda al especialista y que este vea cómo resuelve el problema; hay que hacerlo en conjunto con el paciente y la familia.

Claro que también es un asunto de prevención, pero la prevención la tienen que hacer los adultos. Hay que prevenir y actuar científicamente y de forma concreta. Implementar estrategias clínicas y metodología de avanzada, reconocidas, que realmente respeten al ser humano de manera integral, que den esperanza.

La intervención de la recuperación es a diferentes niveles, pues un hígado con cirrosis no puede ser revertido; en este punto ya estamos hablando de una fase crónica de la enfermedad, pero no toda persona que está en adicción ha llegado a esta fase, sostiene Donadonibus.

Ambas especialistas coinciden en que hay que ofrecer las herramientas terapéuticas que a cada cual le sirva. Es necesario implementar programas híbridos basados en lo científico, lo espiritual y lo vivencial. Científico por el daño cerebral que se produce; espiritual, porque el paciente tiene un vacío existencial y una lucha interna entre ser la misma persona o cambiar; y vivencial, porque solo ante otro adicto que ha vivido su problema puede identificarse.

Sí existe la recuperación; pero se debe tratar al paciente de forma individualizada, no solo enfocándose en la adicción sino también a la persona. Y solo hasta que tengamos conocimiento total de la estructura del cerebro podemos hablar de sanación total del adicto, concluye Sagnay.

 

Referencia regional

El Instituto Guatemalteco de Seguridad Social aborda el problema de las adicciones como una epidemia por los daños a la salud que estas acarrean y plantea que:

-Se fortalezcan estrategias de base comunitaria para las acciones de prevención, tratamiento, rehabilitación e integración social, incluyendo el núcleo familiar.

-Se impulse la conformación de un grupo técnico integrado por expertos para abordar el problema de las adicciones. -Se promuevan modelos de atención integral y planes de tratamiento de rehabilitación que aborden la dependencia de drogas como una enfermedad crónica y recurrente.

 

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