Propina en restaurantes: ¿Debo dejarla?

Por Epicuro
10 de Septiembre de 2017

“Lo malo es que la costumbre se ha extendido a los más diversos lugares. Si van al teatro, tendrán que dejar algo a la persona que los guíe hasta su asiento, al chofer de taxi, al peluquero...”.

Mis lectores hacen preguntas acerca del tema. En Ecuador como en muchos países se cobra un 10% de servicio, más, aquí, el 12 del IVA. Es lógico pensar que no tenemos por qué dejar una gratificación adicional. Me sucedió en Estados Unidos, por diversos motivos, dejé menos del porcentaje previsto, los camareros me reclamaron con cierta arrogancia. En el Café de la Paix de París, por una planilla de sesenta dejé una propina de cuatro euros. Cuando me levanté para salir el mesero me mostró las cuatro monedas y me lanzó con enojo: “Señor, llévese este dinero que usted olvidó”. No siempre funciona eso de las relaciones humanas, resulta fastidioso ver cómo el personal de ciertos establecimientos puede estar al acecho, pendiente de lo que vamos a dejar. La cortesía desaparece, cunde la grosería.

Al investigar, me topé con datos acerca de lo que los franceses llaman pourboire (para beber) y los ingleses tips. El asunto remonta al siglo XVIII cuando el dueño de un restaurante instaló en el mostrador de entrada un jarrón grande que llevaba con mayúsculas la siguiente inscripción: To Insure Promptness (para asegurar una rápida atención). Las iniciales de aquella inscripción dejaron el nombre de TIP (propina).

En Francia llegó en el siglo siguiente, quedando vigente hasta la fecha, se considera que no puede ser inferior al 10%. Se evalúa la calidad, buena, regular o mala, de la atención. Se supone que la propina pour boire corresponde al valor de una excelente copa. En Portugal se llama gorjeta, en Rusia es na chai (platita para el té).

Lo malo es que la costumbre se ha extendido a los más diversos lugares. Si van al teatro, tendrán que dejar algo a la persona que los guíe hasta su asiento, al chofer de taxi, al peluquero, al personal del hotel que le abra la puerta de su habitación, al que lleve su maleta, al guía turístico, también a quien lo atienda en la gasolinera, a la señora que les dé papel higiénico en los baños públicos (los franceses la llaman la madame pipi). En Canadá la propina es de 10 a 15%.

En Japón se considera como una ofensa dar una gratificación, dando a entender que tratamos a una persona como si fuera inferior, un camarero japonés toma muy mal a quien pretende darle una propina. En Ecuador, una planilla se incrementa con el IVA y el servicio. Me agrada que los precios indicados en la carta incluyan el IVA. Personalmente, Epicuro deja una propina adicional cuando el mesero se muestra atento, lo que no siempre es el caso.

Cuando vamos al supermercado siempre nos ayuda alguien del personal llevando el carrito hasta nuestro automóvil. Suelo dar un dólar, pero al hacerles la pregunta me contestaron que muchas personas no dan nada, que más grande o lujoso es el carro más pequeña es la propina. No termino de entender por qué una persona que se lleva cien o más dólares de mercadería no puede distraer una moneda como elemental atención.

Hablando de cortesía, me agrada observar que ciertas costumbres todavía prevalecen, como por ejemplo el hecho de no quedarnos sentados mientras nuestra pareja está de pie, avanzar la silla para que se siente, me gusta que se trate al mesero con amabilidad. Recuerdo siempre lo de Gandhi: “Quien habla de sus inferiores, lo es”. (O)

epicuro44@gmail.com

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