Comida Típica
“Pique y pase no es un restaurante gourmet, lo veo más bien como un lugar familiar que ha de llenarse los fines de semana”.
Los comentarios muy diversos van desde la alabanza hasta la crítica más acerba. Unos dicen que allí encontraron la mejor menestra, los mejores moros, otros se quejan. Las opiniones vertidas en Google (TripAdvisor) se vuelven contradictorias por no decir radicalmente opuestas.
Desde luego, Pique y pase no es un restaurante gourmet, lo veo más bien como un lugar familiar que ha de llenarse los fines de semana.
Teniendo tanto espacio y tantas mesas, luce bastante desolado y frío en días ordinarios. Me estoy refiriendo al local ubicado en Las Monjas y Calle Primera. Las señoritas que atienden son muy amables y atentas: punto a favor. Al pedir un tinto (media botella) me propusieron un Montes: otro punto que iría a favor pues tienen Caliterra, Los Cardos, Álamos, Takun, Montes, entre otros.
Mi compañera pidió un moro con dos chuletas de buen sabor. No es el mejor moro de la ciudad pues el arroz no debe nunca llegar a ser demasiado meloso (aquí dicen sopudo). Escogí un lomo con papas fritas. El que sirven es la llamada “sábana”, es decir, una carne delgada que debe asarse rápidamente. La pedí poco cocida, resultó agradable pero presumo que cualquier exceso en la cocción podría echarla a perder.
Las papas fritas deben mejorarse dejándoles un tamaño más grande, conservándoles una textura más suave, friéndolas al instante. Es necesario implementar las opciones de postres pues solamente se me propuso un queso de leche tradicional. La media botella de vino me fue facturada en $16,84, lo que revela un margen de utilidad muy razonable tratándose de un Montes que cuesta $ 9,90. El moro con chuletas salió a $ 7,68, es decir el precio usual de dicho plato en los demás restaurantes y el lomo fino en $ 16,84 (precio algo elevado pues eran solamente siete onzas es decir apenas 200 gramos) Mi cuenta para dos personas sin el vino hubiera sido de $ 36,11, siendo incluidos IVA y servicio. Ustedes decidirán si se ajusta a su presupuesto.
No tuve inconveniente para encontrar estacionamiento pero ha de ser problemático los fines de semana. Creo que hubiera sido oportuno dividir en dos aquel enorme local para evitar aquella sensación de desolación cuando solo están ocupadas dos mesas, lo que me sucedió el día martes que estuve allí a las 20:30. Debo añadir que el cappuccino es insípido, servido en una taza demasiado grande a punto de desbordarse.
La opinión de mis lectores resulta muy dividida en lo que se refiere a la comida típica. Creo que la mejor se elabora en casas particulares. Existen sitios conocidos, tendrán que hacer ustedes su propia elección. Sigo pensando que La Canoa mantiene su éxito desde hace 35 años, lo que conlleva prestigio, fidelidad de una clientela de toda edad, cualquier día de la semana. Pique y pase constituye una opción más para fines de semana familiares pero debe ponerse pilas pues la competencia es numerosa.
Ahora la existencia de sus siete locales, la principal ubicada en L. Vernaza 508, más seis sucursales en puntos estratégicos de la ciudad y Samborondón desafía de cierto modo cualquier crítica que pudiera hacer Epicuro. Semejante cantidad de locales habla de una probable acogida favorable de parte del público. Les ruego como nunca hacerme llegar sus apreciaciones.