¿Es peligrosa la parrillada?: Consejos que sirven

Por Epicuro
02 de Octubre de 2016

“Frente a un buen filete, unos riñones asados y rosados donde Ramón, una generosa botella de Malbec, olvido gustosamente a los investigadores”.

Hablemos claro: si consultamos internet o revistas especializadas, muchos alimentos son susceptibles de provocar enfermedades, entre ellas, la gama de todos los cánceres habidos y por haber: boca, garganta, estómago, páncreas, colon, hígado, vejiga y recto. Si pensamos en la contaminación de los océanos, todo lo que es pescado o marisco se vuelve sospechoso. Podemos añadir saborizantes, colorantes, nitritos...

Últimamente, la parrillada se halla en el banco de los acusados. Si usted es aficionado al lomo fino, el rib eye, el bife chorizo, el New York strip, tendrán que pensarlo dos veces antes de soñar con carnes a la brasa. Muy serias investigaciones ponen en evidencia la presencia en la parrillada de una sustancia llamada glycotoxin estrechamente vinculada con obesidad y diabetes. Experimentaron con ratones, observaron que se producía un aumento notable en el nivel de proteínas beta-amiloides que son comunes en personas afectadas por alzhéimer. Estudios en personas llegaron al mismo resultado: más glycotoxin en la sangre, mayor sensibilidad a la insulina.

Como para aterrorizarnos algo más, Google nos grafica con dibujos la posible catástrofe: comer un kilogramo de carne asada equivaldría a fumar seiscientos cigarrillos. Intervienen entonces otros implacables venenos llamados aminas heterocíclicas, también hidrocarburos aromáticos policíclicos. Es como para volvernos vegetarianos, aunque también están en la lista negra legumbres y frutas por culpa de los pesticidas o de una mala conservación. Las aminas heterocíclicas no se encuentran en cantidades considerables en otros alimentos que no sean las carnes cocidas a altas temperaturas, pero se pueden hallar en comidas chamuscadas, el humo de los cigarrillos o humo de los vehículos.

Epicuro no piensa para nada abandonar el placer de saborear un bife chorizo, seguirá el único camino que nos dejan aves de mal augurio que son los investigadores. Recomiendan comer la carne mucho menos cocida para reducir el riesgo de síndromes metabólicos especialmente en las personas de más edad. Tanto en El Corte como donde Ramón carne al carbón me dijeron que son muy pocas las personas que comen la carne poco cocida, pues habrá que cambiar costumbres.

En realidad los verdaderos aficionados tienen como regla de cocción un cuarto para poder apreciar la textura y el sabor de un T.bone steak o de un filete jugoso. Los consejos que nos dan los nutricionistas son:

Evitar exponer la carne directamente a las llamas, no cocinar por un periodo prolongado, especialmente a alta temperatura.

Usar un microondas para cocinar la carne antes de exponerla a altas temperaturas (eso huele a sacrilegio para cualquier aficionado al buen sabor, pero uso este modo de cocción con el pollo en el horno convencional o en la parrilla solo para que pueda dorarse o adquirir el gustillo adecuado).

Voltear la carne constantemente sobre la fuente de alto calor.

Descartar trozos chamuscados.

Recuerden que el vino tinto posee propiedades saludables para facilitar la digestión, subir el ánimo. Los argentinos mueren menos de cáncer que los norteamericanos, franceses, italianos, españoles, escandinavos y australianos. Los países con la más alta tasa de cáncer son Dinamarca, Australia, Noruega, Bélgica, EE.UU. El tabaco mata más que el bisté y si existen, según dicen, los pecados de la carne, no han de relacionarse con los asadores. Al final solo se vive una vez. Frente a un buen filete o riñones asados donde Ramón, una generosa botella de Malbec, olvido gustosamente a los investigadores. (O)

epicuro44@gmail.com

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