Cenando en un hotel: Opción al norte

Por Epicuro
06 de Julio de 2014

“Me sentí cómodo y fue grata mi impresión al escoger una mesa. Se acercó de inmediato Nancy Mora, quien atiende con la típica profesionalidad que suele proporcionar la formación hotelera”.

No sé exactamente por qué razón al conocer el lobby del Courtyard Guayaquil Marriott sentí como un ambiente de aeropuerto. Puede ser porque ingresaban en ese momento pilotos uniformados de American Airlines, hermosas azafatas con su maletita de ruedas, pero a lo mejor sentí en tan amplio espacio como un toque de viajes o de despedidas. Aquí no hay en realidad varios restaurantes como en el Oro Verde o el Hilton Colón sino una cafetería de muchas mesas, iluminación adecuada, cierta privacidad, decoración idónea.

Me sentí cómodo y fue grata mi impresión al escoger una mesa. Se acercó de inmediato Nancy Mora, quien atiende con la típica profesionalidad que suele proporcionar la formación hotelera, luego apareció Leonardo Pinoargote, el chef, hombre joven muy preocupado por el bienestar de los huéspedes, ávido de modificar la carta para crear nuevas especialidades.

Una cafetería no es asunto tan sencillo, la carta no se explaya en listas de platos complicados con nombres algo pomposos, la elección no es tan difícil porque presenta las opciones básicas, unas pocas entradas entre las que aparecen el cebiche de camarones, un salpicón de mariscos, la ensalada César, frutos de mar crocantes, la receta típica de calamares, pulpo, pescado, camarones con salsa golf (precios oscilando entre $ 9 y $ 13).

Los platos fuertes ofrecen varios tipos de lomo sea en salsa de vino tinto, filete miñón, milanesa, es decir apanada y gratinada con jamón y queso cheddar, una pechuga de pollo, una corvina perfumada con albahaca (precios entre $ 19 y $ 20). Otras opciones son las pastas italianas, platos típicos como el churrasco, el seco de chivo, el arroz con menestra, el encocado (entre  $ 12 y $ 15). Podrían también empezar con chupe de camarones o un viche de mariscos. Con lo que acabo de exponer ya tienen ustedes una idea muy clara de lo ofrecido y de su posible costo.

Muchas veces encuentro en la cafetería precisamente lo que no aprecio: el olor y los sabores aplanados de los mismos alimentos cosa que no sucede aquí. El chef trabaja con la mentalidad de quien atiende un restaurante.

Como crítico aprecié la sazón del chef Leonardo. Su corvina con albahaca ($ 21,33) estuvo impecable con una guarnición de vegetales menuditos perfectamente tratados. Mi acompañante encontró a su gusto la milanesa. El cebiche de camarones quizás debería ser algo más generoso pero su sabor me conquistó, producto fresco, crocante de alto gusto. Insisto en que por ser cafetería y no restaurante gourmet, el trato dado a los diversos platos es muy profesional, sin complicaciones, cocina bien hecha.

Ahora bien, aquel ambiente de aeropuerto que señalaba me parece perfectamente adecuado al tipo de clientela: viajeros internacionales, ejecutivos llegando de Quito, Cuenca, Loja, Manta, profesionales que pernoctan y se van, pasan una sola noche en el hotel, disfrutan en su almuerzo o en su cena de platos bien logrados.

El hotel tiene estacionamiento propio de varios pisos, salones para eventos, se encuentra a pocos minutos del aeropuerto. Como tal cumple absolutamente con su cometido. El personal es amable sin servilidad, sin invasión a la tranquilidad. Me parece que aquella cafetería Vitro es ideal para tertulias de amigos, parejas en busca de tranquilidad, ejecutivos en reuniones de negocios.

Está situado el Guayaquil Courtyard  Marriott en la avenida Francisco de Orellana 236, dispone de piscina, gimnasio básico y ofrece todas la posibilidades que prometen sus estrellas.

epicuro44@gmail.com

 

  Deja tu comentario