Calidad y duración: Negocios culinarios

Por Epicuro
05 de Abril de 2015

“Es muy azaroso clasificar a los restaurantes, nunca me atrevo a hacerlo, solo expreso gustos míos siempre argumentados”.

Restaurantes sin comensales. Las causas son diversas.

Suelo conservar durante un tiempo prudencial los correos que llegan, me permiten analizar el comportamiento de los diversos restaurantes a través del tiempo. Desde el 2011 tengo archivados 1.214 e-mails. He visto desaparecer un sinnúmero de establecimientos; siendo fastidioso nombrarlos a todos recuerdo Asia de Cuba, Tantra, Sucre, Chez Stephane, Hemisferio, Kong, Casa Tosi, Túpac, Rincón de Lichi, El Fogón, Nuvó, Villa Delizzia. En Piazza Ceibos, catorce restaurantes desaparecieron.

A veces no entiendo la razón, pero aparentemente nuestro público es algo voluble, se precipita hacia los nuevos lugares hasta que abra otro nuevo. Unos desafían el tiempo, son los casos de Caracol Azul (39 años), Gourmet (34 años), Tasca de Carlos (con notables antecedentes). No se deben comparar los restaurantes de los hoteles que van a la par con la aparición de ellos dependiendo de su éxito de los diversos gerentes y dirección gastronómica (Manfred Krauth, en el Hilton Colón; Antonio Pérez, en el Oro Verde), Efrén Coronel, en Red Crab; Miguel del Toro, en Tasca del Norte; Ivan Grain, en Marrecife; Hilda María, en El Corte y Wine Bar; Muriel, en Caracol Azul.

Tengo buenos comentario del nuevo menú ejecutivo del hotel Ramada y estaré allí pronto, así como en el Festival de mariscos del Unipark

Las quejas de personas que confiesan haber tenido problemas estomacales se refieren al 90% de los diversos establecimientos; no creo que sea solamente por pescados o mariscos guardados en congelación porque todos lo hacemos en nuestra casa, compramos una funda de camarones pelados y desvenados, los descongelamos y con poco tiempo de cocción los tenemos rosaditos, crocantes, sin ningún problema; lo mismo sucede con otros pescados aunque son prioritarios el tiempo y la modalidad de descongelación. Un restaurante de poca rotación suele guardar los productos por un lapso excesivo.

El tiempo de espera para los diversos platos puede desanimar a la gente apurada, pero yo desconfiaría de un lugar que me propusiera una paella congelada: ir a un restaurante debe ser relajante, no debemos comer con precipitación. Para eso están los aperitivos, cocteles, asimismo , el café expreso o los bajativos se prestan para seguir con la tertulia. Los problemas de estacionamiento influyen, pues hasta en Plaza Lagos se producen. Muchos lectores me hacen preguntas acerca de la propina ya que nos cobran el 10% de servicio. Solo cuando el personal se muestra particularmente servicial y amable podemos añadir una gratificación. Insisto en que debemos dar una recompensa para quienes llevan los víveres hasta nuestro automóvil en los supermercados. Ellos me dicen que ciertas personas llegan en autos lujosos, pero les dejan unos dos o tres centavos.

Es muy azaroso clasificar a los restaurantes en orden numérico, solo expreso gustos míos siempre argumentados. Frente a un plato no tengo ni amigos ni enemigos, respeto el gusto individual, me toca siempre visitar cocinas y baños, soy un poco temático en lo que se refiere a limpieza e higiene. Tomo muy en cuenta todo lo que ustedes me escriben, muchas veces transmito sus opiniones a los restauradores aludidos. (O)

epicuro44@gmail.com

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