Al Sur quiteño: Ambiente sensual

Por Epicuro
13 de Mayo de 2012

“En la sala principal la luz juega dramáticamente con todos los aperitivos o bajativos que ustedes pueden imaginar, lo que proporciona un ambiente multicolor de gran efecto”.

El restaurante se llama Sur, mas lo considero como mi norte si quiero disfrutar frente a un bife chorizo, cualquier corte de carne que me puedan ofrecer. No me dejo deslumbrar fácilmente cuando ingreso a un sitio de buen comer pero al visitar la bodega de vinos de aquel lugar me quedé extasiado. Más aún pienso que almorzar o cenar en esta misma cava entre mil novecientas botellas es una experiencia sibarítica excepcional.

La luz llega a través de un cielo raso hecho de botellas vacías privadas de su etiqueta, las que filtran una luz verde como la de ciertos acuarios. Los vinos están ordenados según su origen, pude ver al paso Luigi Bosca, Concha y Toro, Terrazas, Catena, Ruttini, Casa Silva, Trivento, Zuccardi, Ventisquero, entre tantos. El resultado es una iluminación tenue que da al lugar un ambiente de extrema sensualidad. Pienso además que aquella sensualidad se percibe en todo el restaurante. Si entran al baño se verán envueltos en inmensos espejos que liberan la sensación de tercera dimensión.

En la cocina moderna con un impresionante asador oficia el chef Vinces formado en el restaurante Los Tronquitos de envidiable fama. Conversé con él, me gustaron su entusiasmo, su amor al trabajo bien hecho. Quise conocer el secreto de la salsa con la que baña sus papas al horno; en realidad es simplemente un velouté con provolone.

El velouté  es un poco como la bechamel pero se usa caldo en vez de leche. En la sala principal la luz juega dramáticamente con todos los aperitivos o bajativos que ustedes pueden imaginar, lo que proporciona un ambiente multicolor de gran efecto. Encima del bar copas colgadas multiplican los juegos de la luz.

En la barra hay puestos para siete personas. La ubicación de las mesas, sus separaciones liberan una gran privacidad de sensación confortable. Les recomendaría como entrada una crepe de jamón serrano y rúcula con  salsa de morrones, mango, o la ensalada de pulpo grillado aunque la provoleta (un provolone al grill) luce atractiva.

En cuanto a la parrillada déjense tentar por el bife chorizo con su grasa, la colita de cuadril, el paillard más aplanado, el ojo de bife, la picaña (tapa de cuadril), la tapa de asado. Los precios son muy razonables pues me facturaron un jugoso bife chorizo cocido un cuarto, muy tierno por 27 dólares. El nacional está en
$ 18,50. Más caros me salen en Guayaquil.  Pueden optar por el cordero y desde luego todo lo que es chorizo, morcilla, riñones (no los pidan muy cocidos por favor), chinchulines.

La molleja es capítulo aparte por la suavidad de su textura, su delicado sabor. El lechoncito, el costillar de cerdo, el cochinillo, llaman la atención así como las parrilladas de mar (pulpo, langostinos, mejillones, almejas, calamares. El personal es amable, discreto, ágil.

El vino de la casa (pedí una  copa) fue un Malbec de Santa Julia de precio bajo, pero de buen aroma floral y sabor afrutado: vino honesto. Nuestro vino ecuatoriano Travesía es mejor.

El postre me trajo la sorpresa de un helado de Malbec particularmente refrescante. En mi casa hago jalea de Malbec usando pectina y azúcar. Tienen como diez opciones de dulce incluyendo el tiramisú, los profiteroles, las crepes Suzette.

Para Epicuro, Sur es el mejor sitio de Quito si buscan una  buena parrillada, el mejor vino y un lugar muy hermoso. Su opinión puede diferir de la mía.

epicuro44@gmail.com

 

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