Flaco y con casi dos metros de altura, el actor estadounidense Adrien Brody (ganador del Óscar en el año 2002 por la película EL Pianista) es sinónimo de delgadez. Ha sido modelo de Ermenegildo Zegna.
Flacos saludables
Los delgados, por genética o no, son personas que por lo general llevan una vida saludable. Adrien Brody (foto) es un ejemplo de este “biotipo longilíneo”.
Lorena León.
Lorena León.
Desde hace muchos años e incluso en la actualidad los “gorditos (as)” han sido los protagonistas en muchos temas periodísticos, especialmente los de salud. Los flacos, casi siempre, han quedado en segundo plano.
Pero qué hay de ellos. El comentario general de especialistas es que los flacos saludables son personas vitales que por lo general no es que dejan de comer o hacen ejercicios en exceso, entre otras cosas, simplemente están dentro de un biotipo longilíneo. Es decir, son de aspecto y cara delgada, estatura alta, musculatura poco desarrollada y rasgos agudos.
Por lo general comen de todo pero en pocas cantidades, mantienen una actividad física regular y clínicamente no tienen ninguna entidad o enfermedad que se correlaciona a un déficit de alimentación.
En nuestra sociedad, la gran parte de la gente delgada es porque se cuida, otros flacos –como ya se mencionó– son por pura genética.
Y es que para la doctora en nutrición Edith Arenas, mientras más alto es el nivel socioeconómico en las personas, tienden a cuidarse más; ya que las de los estratos económico-social medio, medio bajo y bajo tienen más sobrepeso.
Para calificar clínicamente a un paciente por su peso se utiliza una tabla de índice de masa corporal (IMC) que fue recomendada por la Organización Mundial para la Salud (OMS) a inicios de siglo XXI, en la cual se relaciona (divide) el peso con la talla. Al sacar ese índice, si este es de 20 a 24,9 se lo considera al paciente como de peso normal, y menos de 19,9 como desnutrido.
Según el médico nutricionista Severo C. Wong, debido a la subjetividad de muchas personas, a pesar de que el índice lo ratifique como de peso normal, muchos se “sienten” flacos o delgados, sin necesariamente ser patológico, excepto aquellos, en los que se demuestre un IMC por debajo de 19,9, en que requieren ayuda médica-nutricional.
No obstante, así como están los flacos por “genética”, también existen los que tienen deficiencia ponderal (los que poseen un 20% menos del IMC). Estos deben ser valorados completamente desde el punto de vista médico-clínico y endocrinológico para descartar enfermedades desgastantes o que alteren el metabolismo de un individuo, incluyendo las áreas psicológica y psiquiátricas.
Pero también existen las personas delgadas que quieren aumentar de peso, gente metódica que mantiene ciertas reglas de alimentación saludables y que además sus exámenes revelan un estado clínico perfecto.
Arenas opina que en los flacos sí se puede lograr un aumento de peso: “un tanto difícil; pero no imposible”; porque se le puede organizar y planificar una dieta específica, pero si un fin de semana come mal es suficiente para que pierda mucho de lo que ha ganado. Su metabolismo es más rápido.
Asimismo estas personas se pueden valer de un incremento de actividad física, estimulantes del apetito o de ciertos suplementos que tengan mucho valor calórico.
“Normalmente cuando nosotros queremos que una persona suba de peso se incrementa la grasa... un 20, 25% del total de la ingesta diaria. El resto lo hacemos con un porcentaje de proteína del 12 al 15% y lo restante en forma de hidratos de carbono", dijo Arenas.
No obstante, tanto las personas gordas como las delgadas deben mantener una actividad física regular y una alimentación saludable; ya que el ser delgado no significa que se esté libre de enfermedades.
Esta clase de correcta cultura se la debe adquirir desde niños, enseñándoles a comer de forma adecuada, no importa que tengan tendencia a ser gorditos o flacos. Lo importante es estar vigorosos y sanos. pE
Pero qué hay de ellos. El comentario general de especialistas es que los flacos saludables son personas vitales que por lo general no es que dejan de comer o hacen ejercicios en exceso, entre otras cosas, simplemente están dentro de un biotipo longilíneo. Es decir, son de aspecto y cara delgada, estatura alta, musculatura poco desarrollada y rasgos agudos.
Por lo general comen de todo pero en pocas cantidades, mantienen una actividad física regular y clínicamente no tienen ninguna entidad o enfermedad que se correlaciona a un déficit de alimentación.
En nuestra sociedad, la gran parte de la gente delgada es porque se cuida, otros flacos –como ya se mencionó– son por pura genética.
Y es que para la doctora en nutrición Edith Arenas, mientras más alto es el nivel socioeconómico en las personas, tienden a cuidarse más; ya que las de los estratos económico-social medio, medio bajo y bajo tienen más sobrepeso.
Para calificar clínicamente a un paciente por su peso se utiliza una tabla de índice de masa corporal (IMC) que fue recomendada por la Organización Mundial para la Salud (OMS) a inicios de siglo XXI, en la cual se relaciona (divide) el peso con la talla. Al sacar ese índice, si este es de 20 a 24,9 se lo considera al paciente como de peso normal, y menos de 19,9 como desnutrido.
Según el médico nutricionista Severo C. Wong, debido a la subjetividad de muchas personas, a pesar de que el índice lo ratifique como de peso normal, muchos se “sienten” flacos o delgados, sin necesariamente ser patológico, excepto aquellos, en los que se demuestre un IMC por debajo de 19,9, en que requieren ayuda médica-nutricional.
No obstante, así como están los flacos por “genética”, también existen los que tienen deficiencia ponderal (los que poseen un 20% menos del IMC). Estos deben ser valorados completamente desde el punto de vista médico-clínico y endocrinológico para descartar enfermedades desgastantes o que alteren el metabolismo de un individuo, incluyendo las áreas psicológica y psiquiátricas.
Pero también existen las personas delgadas que quieren aumentar de peso, gente metódica que mantiene ciertas reglas de alimentación saludables y que además sus exámenes revelan un estado clínico perfecto.
Arenas opina que en los flacos sí se puede lograr un aumento de peso: “un tanto difícil; pero no imposible”; porque se le puede organizar y planificar una dieta específica, pero si un fin de semana come mal es suficiente para que pierda mucho de lo que ha ganado. Su metabolismo es más rápido.
Asimismo estas personas se pueden valer de un incremento de actividad física, estimulantes del apetito o de ciertos suplementos que tengan mucho valor calórico.
“Normalmente cuando nosotros queremos que una persona suba de peso se incrementa la grasa... un 20, 25% del total de la ingesta diaria. El resto lo hacemos con un porcentaje de proteína del 12 al 15% y lo restante en forma de hidratos de carbono", dijo Arenas.
No obstante, tanto las personas gordas como las delgadas deben mantener una actividad física regular y una alimentación saludable; ya que el ser delgado no significa que se esté libre de enfermedades.
Esta clase de correcta cultura se la debe adquirir desde niños, enseñándoles a comer de forma adecuada, no importa que tengan tendencia a ser gorditos o flacos. Lo importante es estar vigorosos y sanos. pE