¡Puro Amore!

12 de Febrero de 2012
Diana León Álvarez - Foto: Victor Serrano

“Cuando se piensa en esos tiempos a nosotros mismos nos parece increíble haberlos vivido porque todo ha cambiado tanto en estos años...”, dicen Luigi Passano y su esposa Ángela, al recordar cómo se conocieron y se enamoraron.

Este 10 de septiembre cumplirán 40 años de casados y aunque no están seguros si son bodas de oro, de plata o papel, lo que sí saben Luigi Passano y su esposa Ángela Bellagamba es que estos años juntos han estado llenos de trabajo y mucho amor.

Se conocieron en Italia cuando ella tenía 16 años y él 21. Luigi formaba parte de una banda que interpretaba canciones de Los Beatles y los Rolling Stones y Ángela estaba entre el público en una de sus presentaciones. 

“Yo estaba tocando y desde el escenario miraba a  las personas que bailaban y vi a esta chica que  saltaba y bailaba, y me gustó  también por su modo de ser con sus amigos. Me esforcé para acercarme y por supuesto tenía un poco de vergüenza al comienzo, pero luego empezamos a conocernos”, recuerda Luigi.

Luego de varias salidas se enamoraron y comenzaron un noviazgo que duró cinco años, pero que al  principio tuvo sus dificultades. La familia de Ángela consideraba que era muy joven para tener una relación amorosa y menos aún para pensar en matrimonio. Por eso  se vieron forzados a inventar mil y unas formas para poder estar juntos.

“¡Cuántas cartas entre nosotros nos hemos escrito! son muchísimas”, exclama Ángela.
“A veces ella viajaba con sus padres a Estados Unidos y me escribía a escondidas porque sus padres aún no sabían y yo esperaba la carta desde allá que se demoraba entre 30 y 40 días en llegar”, relata Luigi.

“También  iba a recogerla al colegio para poder estar juntos esa hora, comíamos y después ella tenía que regresar”, añade. “O si no él me acompañaba a la universidad  que quedaba a 40 kilómetros en tren desde mi casa. Él venía conmigo y luego se regresaba para poder estar juntos durante el trayecto”, recuerda Ángela.

Fue en 1972 cuando decidieron comprometerse en matrimonio y casarse. Ese mismo año, Luigi había firmado un contrato para venir a trabajar a Ecuador y arribó al país en abril, pero su labor se vio interrumpida por el gobierno del general Guillermo Rodríguez Lara.. 

“Entonces en agosto vino el presidente de la compañía y le dije: en este momento ninguno puede trabajar. Déjeme ir a Italia, me caso y regreso y me dio el permiso…”, detalla.  “El 27 de agosto llamé a Italia y le dije a ella que tenía el permiso para venirme a casar. Nos casamos el 10 de septiembre y el 15 de septiembre nos regresamos a Ecuador”, recuerda. Luego de casarse vivieron  en este país tres  años y,  motivados por la gran pasión que sienten hacia la cocina que heredaron de sus ancestros italianos, volvieron a Italia para perfeccionar sus conocimientos gastronómicos.
Finalmente regresaron a Ecuador y abrieron una pastelería que luego se convertiría en el restaurante  Riviera, que entró en funcionamiento en 1992.

Primero la familia

Pese al reconocimiento que ha alcanzado su restaurante, Ángela y Luigi no dudan en afirmar que la verdadera felicidad no radica en el dinero sino en la familia. “De la familia sale todo. Es lo más rico que puede tener el ser humano. Hay que ver a una leona cómo está detrás de sus pequeños; ella da la vida por ellos y es por el amor y así debe ser con la familia. La familia con los hijos es la cosa más grande que puede haber porque la felicidad no está en el dinero”, enfatiza Luigi.

Admite que aún  juega con Diana, su hija mayor, y también disfruta de la compañía de sus nietos.  Además, comentan que desde que sus hijos eran pequeños, ellos se esforzaron por mantener una buena comunicación con ellos y  procuraban sentarse a la mesa juntos una vez al día para conversar. “Hay que dedicarles tiempo porque actualmente los jóvenes están con los celulares y después el hijo  se pone en su habitación con su televisión, con su computadora y no hay diálogo”.

Su matrimonio se ha convertido en un ejemplo también para sus hijos. “Mis amigos se sorprenden cuando les digo que no puedo ir a algún lugar porque tengo que ir a ver a mi papá, porque con  la mayoría de ellos sus padres son divorciados o no los han visto en bastante tiempo”, comenta su hijo Paolo, de 24 años, quien estudió Ciencias Gastronómicas durante 5 años en   Italia.

“A veces ella viajaba con sus padres a Estados Unidos  y me escribía a escondidas, yo esperaba la carta desde allá  que se demoraba entre 30 y 40 días en llegar”, Luigi Passano.

 

¿Discutir? ¿por qué no?

Entre los pilares esenciales  que deben existir en una  relación, Ángela y Luigi mencionan la comprensión, la confianza y también las discusiones. 
“Amor sin pelea se pudre, dicen en Italia. Las discusiones sirven  para poderse esclarecer, si no te queda adentro esa duda, ese mal pensamiento que luego  crece y te hace daño. Es mejor aclarar las cosas aunque venga una pelea de una hora, de un día, pero se aclara y ya”, enfatiza Ángela.

Además, ella considera que el sacrificio debe formar parte de toda relación. “Hay que sacrificar algo de uno mismo. Si uno  verdaderamente ama a alguien, se tiene que sacrificar algo de uno para el otro y viceversa. Solo así se puede estar juntos y crecer”, agrega.

Para Luigi, la confianza total en su pareja  también es un aspecto que  ambos deben  mantener. “Yo recuerdo a veces cuando mi esposa salía con un amigo me preguntaban ¿pero tú la dejas salir con esa persona? Y yo les decía ¿por qué no? ¿por qué no puede ir a tomar un café?”, comenta. “La idea es que si una mujer o un hombre sale con una persona del sexo opuesto ya hay que pensar que están en algo malo. Nosotros no tenemos esa mentalidad”, enfatiza.

Durante estos años, aseguran que ha sido  su fuerte unión lo que los motivó a seguir adelante y a no dejar que problemas externos afectaran su matrimonio.

Por eso,  al terminar la entrevista ambos simplemente dejan hablar a sus corazones:  “Yo espero terminar mi vida en esta tierra con ella… juntos”, dice Luigi. “Será difícil, pero nuestro deseo es terminar una vida serena y tranquila juntos y disfrutar de nuestros hijos y nietos”, finaliza Ángela.

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