¿Creer en Papá Noel?

22 de Diciembre de 2013
Gisella Quintana y Diana León

Todos tenemos claro cuál es el meollo de la Navidad y su sentido espiritual y religioso. Pero un hombre rollizo de barbas blancas continúa siendo parte de esta celebración.

Los cristianos se están preparando para celebrar la Navidad, festividad que aunque está orientada al nacimiento de Jesús, buena parte del protagonismo se lo lleva un gordito de barba blanca, vestido de terciopelo rojo y botas negras. ¿Hasta qué punto este personaje ficticio irrumpe en nuestras costumbres?

La imagen de Papá Noel como un señor bonachón y generoso posiblemente venga de la admiración que provocó san Nicolás en Mira (Turquía). Él era un obispo cristiano que luego fue santificado. Papá Noel también es conocido como San Nicolás.

Se dice que este personaje nació en el siglo III en el sur de Turquía, de una familia rica (su padre era comerciante). Una epidemia se llevó a ambos progenitores cuando él era muy joven y, conmovido por la situación que afectaba al resto de la ciudad, decidió repartir sus riquezas para ayudar a los enfermos.

Tras este hecho partió hacia Mira, donde vivía su tío, quien era obispo, y logró ordenarse sacerdote, a los 19 años. Enseguida, al morir su pariente, fue señalado para reemplazarlo, gracias a la buena fama ganada en la época de la peste.

Nicolás falleció el 6 de diciembre del año 343. Sus restos fueron trasladados de Mira a Bari (Italia), a una iglesia que se fundó con su nombre, la Basílica de San Nicolás de Bari. En el aniversario de su muerte se celebra su “santo”, rindiéndole culto por su generosidad a los pobres, su amor a los niños y su preocupación por los marineros y sus barcos.

Su milagro más popularmente conocido es el de ayudar a un hombre pobre. Él era padre de tres hijas solteras, quienes no se podían casar por carecer de dinero suficiente para las dotes. Misteriosamente, apareció oro en unas medias que las muchachas pusieron a secar en la noche sobre una chimenea (de ahí nace la costumbre anglosajona de colgar calcetines para recibir regalos de San Nicolás). Con el metal obtenido reunieron las dotes para el matrimonio.

¿Bueno o malo?

Por si se lo pregunta, no tiene nada de nocivo creer en San Nicolás si usted es católico, asegura el padre Rainiero Marincioni.

Pero aclara que él no es la figura central de la Navidad, sino, como conocen aquellos que se consideren religiosos, la conmemoración del nacimiento de Jesús.

“La idea es recordarnos que tenemos un Dios cercano que lo podemos tocar, palpar, que se acercó a nosotros. Que hay una relación de amistad y encuentro: Jesús se encuentra con los hombres el día de Navidad”.

¿Y los regalos? “Vienen después como una fiesta que celebra la meganoticia del nacimiento, pero eso es después”. Y el padre Marincioni nos recuerda que quienes nos dan los obsequios son los Reyes Magos, “no es San Nicolás”.

La era protestante en el siglo XVI disminuyó la popularidad del generoso santo en Europa, siendo los Países Bajos los únicos que no perdieron la tradición de rendirle homenajes. En esta parte del mundo, el santo pasó a ser llamado Sinterklaas (traducción neerlandés para San Nicolás). Según esta cultura, el benefactor dejaba los regalos en los zapatos y medias de los niños a cambio de comida para sus caballos.

Se presume que la llegada de este personaje a América se produjo cuando los holandeses fundaron la ciudad de Nueva Ámsterdam (actual Nueva York, EE.UU.).

Con ellos llegaron también muchas de sus tradiciones, como la celebración de Sinterklass, el 5 y 6 de diciembre.

Esta festividad fue luego adaptada a una pronunciación americanizada como Santa Claus por el escritor Washington Irving en su libro A History of New York from the Beginning of the World to the End of the Dutch Dynasty, publicado en 1809.

El dibujante Thomas Nast inmortalizaría la imagen de Santa Claus (gordo y amigable) en una ilustración publicada en Harper’s Weekly. Este es el personaje tal cual lo conocemos del mito navideño.

La Coca Cola también contribuyó en la creación de la imagen moderna de este personaje cuando contrató al artista Habdon Sundblom en los años 30 para los anuncios publicitarios de la bebida.

¿Y los niños?

Es cierto que en plena era digital los niños acceden rápidamente a todo tipo de información y que actualmente es muy común que cuestionen cómo un gordo de barbas blancas se escabulle en su casa a la medianoche para dejar los regalos al pie del árbol de Navidad. Sin embargo, Papa Noel sigue siendo para muchos pequeños, una figura que representa la alegría y la magia de la Navidad.

De hecho, algunos niños han comenzado a fusionar el internet con su idea de Papa Noel.

Un ejemplo fue la carta de un niño escrita a este personaje que se viralizó días atrás a través de las redes sociales. En la carta el niño solicitaba a Papa Noel un regalo y para que se le hiciera más fácil encontrarlo, le escribió a mano el enlace del objeto en Amazon. Reddit se tomó el trabajo de traducir el link y descubrió que se trataba de un carro a control remoto.

Para la psicóloga clínica Balbina de Thoret, esta idea es saludables para los niños, pues forman parte de las fantasías e ilusiones propias de su edad. “Esta creencia perpetúa un mundo lleno de quimeras necesarias para el crecimiento y bienestar psicológico. La realidad irrumpirá tarde o temprano”. Añade que lo último es un proceso que cada menor debe experimentar por sí solo, y eso ocurre usualmente en la preadolescencia.

“Cuando los padres ayudan a proporcionar una atmósfera agradable, donde la severidad del mundo se trasciende en forma controlada, y la exposición a la realidad humana es siempre medida, no se distorsiona la psique y el corazón del infante, que necesita nutrirse de un ambiente en la ternura de sus padres tanto como sus fantasías”, explica la especialista.

Así que si usted decide mantener esta creencia con sus hijos, tampoco es del todo dañino aparentemente. Y si no desea preservar el mito en su familia, Salazar recomienda conversarlo abiertamente con los pequeños. “Los niños entienden muy claramente si les comunican cualquier noticia, siempre y cuando uno sea sincero y les informen todo en calma y de buenas maneras, no hay nadie que se sienta mal con esto”, puntualizó.

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