Miguel Giusti, filósofo en rebeldía

26 de Febrero de 2017
  • Miguel Giusti también dictó charlas académicas en la Universidad Espíritu Santo (UEES).
  • Este libro de Miguel Giusti está disponible en Librería Vida Nueva.

El peruano Miguel Giusti es un respetado filósofo. Vino a Guayaquil a promocionar su nuevo libro y a hablar de temas vitales para todos.

La profesión de “amante de la sabiduría”, en tiempos de la antigua Grecia, estaba destinada para maestros dedicados a analizar asuntos importantes de la vida, desde la política y la riqueza hasta la ética y la felicidad. Eso les brindaba el sello de intelectuales de jerarquía.

Sigue siendo así. Pero Miguel Giusti destaca que la filosofía tiene, particularmente, un elevado toque de rebeldía, de inconformidad, ya que es un ámbito para quienes tienen experiencias de desadaptación en la sociedad. “El filósofo cuestiona por qué las cosas son como son y por qué no funcionan de otra manera”.

Esa es su actitud desde niño. “De pequeño me cuestionaba el autoritarismo de maestros y padres. Me sorprendía la exigencia de ceñirse a un orden”. El joven Miguel se sentía un rebelde en contra de la autoridad, cuestionándose desde pequeño la existencia de problemas como la pobreza y la injusticia.

Él fue parte de tiempos del movimiento hippie y de las protestas de mayo de 1968 (se graduó del colegio en ese año), que explotaron en Francia con agrupaciones juveniles de izquierda en contra del consumismo y que provocaron masivas revueltas en Europa y América.

En medio de esos escenarios, su espíritu se volvía más inconforme con lo establecido. “Quería cambiar las cosas, sin saber que aquello me llevaría a la filosofía”, comenta este hombre que, de niño, también consideraba la opción de estudiar para médico.

El descuido del alma

El miércoles 15 de febrero, Miguel Giusti presentó en la Universidad Espíritu Santo (UEES) su más reciente libro, titulado Disfraces y extravíos. Sobre el descuido del alma (Fondo de Cultura Económica, 2015), compuesto por ensayos con títulos como “El fatuo éxito de la ética”, “El valor de la libertad”, “Los políticos, ¿serpientes o palomas?”, “El fracaso de la filosofía como disciplina” o “El humanitarismo como ideal moral.”

“Es un libro que busca poner al alcance de mucha gente temas que son de su preocupación, pero a través de la reflexión que hace la filosofía... Hay muchas razones para criticar a la sociedad contemporánea, ya que en lugar de resolver los problemas, los encubre o los oculta”. Esas son máscaras, dice, y el extravío apunta a la situación del individuo que desconoce el camino que transita. Para cuidar mejor de nuestra alma, Giusti considera importante revisar estos conceptos de relevancia.

Libertad. Este concepto ha sido el hilo conductor de la vida de Giusti. “Nacemos dentro de una cultura con costumbres establecidas. Otros nos dicen en qué consiste una vida feliz. Pero con la globalización descubrimos otras maneras de ser felices. Allí nos preguntamos por la libertad. Descubrimos que vivimos en una aldea pequeña. Pero podemos escoger algo fuera de la aldea. Tenemos la capacidad para decidir”.

Solidaridad. “La libertad es una facultad que solo puede ejecutarse si es ejercida por todos los seres humanos al mismo tiempo”, indica. Por ello, la libertad de uno no debe perjudicar a la de otro. “La libertad, para ser plena, debe estar asociada al concepto de la solidaridad. La libertad es como una mesa que se sostiene por tres patas: la autonomía (capacidad de decisión personal), la responsabilidad moral (tener en cuenta a los demás en las decisiones que toma) y la solidaridad (apoyo al interés ajeno)”.

Saber escoger. Aristóteles decía: Lo más difícil de la ética no era decidir entre lo bueno y lo malo. Lo difícil es decidir entre lo bueno y lo bueno. Es decir, hay virtudes y valores que son necesarios, pero que entran en conflicto, indica, citando a Aristóteles. Un ejemplo son la amistad y la veracidad, porque un comentario honesto puede ofender a una persona apreciada o amada. También se contraponen las necesidades de un buen trabajador y un buen padre de familia. “Por dedicarme mucho al trabajo puedo dejar de ser un buen padre de familia, o al revés”. Por ello, Aristóteles decía que la ética tiene una dimensión trágica, porque presenta un dilema o situación aporética (sin salida).

Felicidad. Es el gran propósito del individuo. “La felicidad radica en lo privado, y la libertad debe permitir a cada bien desarrollar su propia teoría de la felicidad, pero sin interferir en el bienestar del otro”. Aristóteles decía que la felicidad consiste en buscar siempre la mejor manera de vivir. “Buscar siempre la mejor performance (desempeño). La felicidad está asociada a la creatividad, al ingenio, a la calidad de la vida, a la excelencia, a la mejor música, a la mejor poesía, a la mejor forma de organizar la ciudad, a la mejor manera de dividir las cosas entre todos. Eso es la mejor performance. La felicidad está relacionada al areté, es decir, a la excelencia. No a la resignación. No al conformismo”, concluye Giusti, porque esas son luchas permanentes de un rebelde. (M. P.) (I)

Miguel Giusti

Profesor y director del Centro de Estudios Filosóficos de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP). Ha sido presidente de la Sociedad Interamericana de Filosofía y director de la revista Areté. Se doctoró en la Universidad de Tübingen y tuvo una estancia posdoctoral en la Universidad de Fráncfort bajo la dirección de Jürgen Habermas, gracias a una Beca Humboldt. Se ha especializado en la filosofía del idealismo alemán y en ética contemporánea. Entre sus libros se hallan: El retorno del espíritu. Motivos hegelianos en la filosofía práctica contemporánea (2003); El soñado bien, el mal presente. Rumores de la ética (2008); La cuestión de la dialéctica (2011); Dimensiones de la libertad. Sobre la actualidad de la Filosofía del derecho de Hegel (2014); La mirada de los otros. Diálogos con la filosofía francesa contemporánea (2015).

 

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