Abdón Calderón: Corazón abierto a la enseñanza

15 de Enero de 2017
Mariquita Noboa

Abdón Calderón Morales es profesor de pintura. Su pasión también es transmitir lo que sabe a sus alumnos.

El profesor Abdón Calderón Morales junto con alumnas de pintura.Era una tarde de lluvia cuando Ana Cristina Vargas anunció que se retiraba de las clases de pintura. ¿Por qué?, le pregunté con ingenua curiosidad. “Porque me voy al noviciado de las Servidoras del Señor, en Loja”, respondió. La alegre sintonía que se respira cotidianamente en la sala del Teatro Centro de Arte parecía detenerse, pero la generosidad de la estudiante nos hizo mirar en otra dirección: “Gracias, profesor”, le dijo al maestro Abdón Calderón Morales, “por todo lo que usted nos enseña”.

Con un leve gesto, mezcla de sonrisa y resignada aceptación, el profesor agradece. No hay ni la mínima pizca de arrogancia. Todo indica que en el diccionario de su vida no existe esta palabra. Con respetuosa prudencia continúa supervisando cada trabajo, imparte sus instrucciones y avanza al siguiente caballete.

Admite que sus estudios en la desaparecida Escuela de Bellas Artes le proporcionaron una formación integral: “Fueron seis años de dibujo y pintura y otros seis años de escultura”, recuerda. Sus ojos se iluminan cuando menciona el nombre de César Andrade Faini. “Era muy estricto, muy exigente, un excelente colorista, nos ayudó no solo en el aspecto artístico sino en nuestra formación personal”, refiere.

En cuanto a la necesidad de precisión y delicadeza en el dibujo agradece al profesor Martínez Serrano, dice que es “requisito indispensable practicarlo porque en la formación artística plástica el artista debe tener una idea concreta”, y cuando habla de su formación escultórica menciona el nombre de “Alfredo Palacio, padre del expresidente de la República, nos enseñó el oficio completo, a cuidar de las proporciones de la figura humana”.

‘El profe’

Calderón Morales comenzó en la docencia desde muy joven: “Tenía diecinueve años cuando don Assad Bucaram me dio el nombramiento para trabajar en una escuela municipal”. Aclara que no era su amigo, ni siquiera era conocido: “Presenté mis documentos porque tenía necesidad de buscar trabajo, esto se convirtió en mi subsistencia”. Continuó similares labores en escuelas fiscales y años más tarde formó un Taller Pictórico en la Dirección Provincial de Cultura, labor que no pudo continuar por ausencia de recursos económicos.

Alicia Pita, Carlos Macías Amores, Carlota Aivas de Bucaram, Beatriz Jurado, Lidia de Jeldes y Sylvia Abud son algunos de los tantos estudiantes que acuden regularmente a clases donde el ambiente de armonía se matiza con música de jazz, las voces de Nat King Cole, Estela Raval, Andrea Bocelli, Juan Luis Guerra o Chayanne y el inefable cafecito, a mitad de la jornada.

Abdón Calderón enseña escultura a Stela Riera.

Como si nada pasara, “el profe” como todos lo llaman, toma por ahí sus pinceles y en una descarga de su creatividad hace gala de un juego cromático sobre la figura femenina de raza negra, es espontáneo, producto de su más pura inspiración, lleno de adornos que gritan autenticidad y riqueza estética. Ojos desorbitados y miradas de asombro terminan rodeando al creador de esta fantasía sobre el lienzo, esto es lo que él llama “cuadros informales, porque lo que se debe hacer es planificar la obra, luego se va madurando la idea”.

Pero la perfección de la figura humana no se queda solamente ahí. Ha paseado su obra por todo el país y el exterior. En marzo de 1990 viajó a Grecia invitado para presentar sus trabajos, en la Exposición Internacional por la Paz, tanto de pintura como lo escultórico. Mientras, en Ecuador, uno de sus trabajos monumentales, la Virgen de las Mercedes, patrona de Playas, debió ser transportada en una grúa por las dimensiones de la escultura elaborada en resina sobre una estructura de hierro. Otras obras de similar envergadura se encuentran en las provincias de El Oro, Chimborazo y Bolívar.

Al respecto, se pronuncia: “Para trabajar la figura humana es necesario un estudio básico de la estructura porque hay que equilibrar el peso de la obra, pero además se debe considerar el volumen en función del espacio”.

¿Es usted un pintor tradicional? Su respuesta no se hace esperar: “Todo con sus debidas proporciones. A nosotros nos enseñaron a hacer todo a pulso, donde la intervención humana está al cien por ciento; ahora se recurre al pantógrafo o a las diversas plataformas digitales, esto limita la destreza y habilidad del pintor, esto impide ver la genialidad…”.

Los frutos están a la vista. Una de sus alumnas, la arquitecta Judy Hasing fue elegida entre tres mil artistas del mundo, para exponer en China. En pintura, María Luisa Tapia, Mayra Quer de Frey, Claudia Muñoz y la escultora Stela Riera ya saborearon las mieles de una bienal.

Abdón Calderón Morales es un ejemplo de lo formal, dice que sí ha pintado por la noche, pero que no han sido más de tres veces; que pinta por la mañana porque es beneficioso para los tonos, y “porque afloran las ideas a la vuelta de la esquina”. Sin embargo, no tiene en mente el número de cuadros pintados. Tampoco a cuántos estudiantes ha impartido sus enseñanzas. “No, no podría decir cuántos alumnos han pasado por esta aula”, añade. Y es que ya son treinta años de transferencia de conocimientos en los que ha recibido a rusos, argentinos, colombianos, griegos, venezolanos, españoles, chilenos, alemanes y mexicanos, además de los cientos de ecuatorianos, claro está. A veces la sala parece un miniconcilio de Naciones Unidas, donde su instrucción sobre el uso del color y el manejo de pinceles son los protagonistas, pero donde también se analiza el mejor ceviche y aconsejan dónde encontrar un suculento arroz con menestra. (I)

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