Otro mundo: Sí es posible

Por Mercucio
31 de Diciembre de 2017

“La valentía de hacer teatro implica también crear otros mundos posibles, más allá de la tradicional visión de causar vacíos al espectador”.

Jaime Tamariz y sus actrices en La Cenicienta.

El teatro nos causa sensaciones que no hacen la literatura, el cine, la ciencia o cualquier otra manifestación de lo humano. Nos enarbola en distintas realidades y es alrededor de esta especificidad en donde trabaja la productora de teatro Daemon, como laboratorio teatral en su propuesta de Microteatro y con varios montajes a gran escala. Hoy es oportuno agradecer su labor a favor de las artes escénicas en la localidad y la apertura laboral, profesional y vivencial que se brinda a una gran cantidad de personas relacionadas al teatro y que viven de él directa o indirectamente.

Como todo diciembre, esperamos las películas navideñas, las finales de fútbol y una obra del director y productor Jaime Tamariz. Este nombre fue muy sonado en el 2017 por sus tantas propuestas teatrales en varios formatos. Pero Jaime Tamariz encierra un mundo mágico lleno de un equipo gigante de personas que también son responsables de sus montajes. No hay nada que hacer que la obra Cenicienta, lograda en el Teatro Sánchez Aguilar, es una de las mejores producciones del director.

Aparte de que en Cenicienta se muestra la prolija labor de dirección de Tamariz sobre un elenco inmenso compuesto por protagonistas, cuerpo de baile, extras, equipo técnico, la obra rasga lo cotidiano a través del intento de llevarle fantasía a la realidad. La valentía de hacer teatro implica también crear otros mundos posibles, más allá de la tradicional visión de causar vacíos al espectador. En Cenicienta se pensó en todos los públicos, grandes y pequeños, y de cualquier estrato… es una verdadera convocatoria teatral. Cabe mencionar el bonito gesto que se tuvo al presentar obras gratuitas para entidades de niños y personas con capacidades diferentes.

Shany Nadan interpreta a Cenicienta, Martín Guerrero al Príncipe Henry, el Hada Madrina está a cargo de Claudia Campusano, Lady Tremaine personificada por Elena Gui; las hermanastras Drizella por Érika Vélez y Anastasia por Carolina Jaume. Los ratones Jack por Jaime Pérez y Gus por Gabriel Gallardo; el servidor del príncipe, Carlos Aragundi, y el Rey estuvo interpretado por José Enrique Ribas.

Un gran equipo de actores, pero los momentos más sublimes fueron cuando tanto Martín y Shany, como Claudia y Elena Gui cantaron en la obra…, el público guardó silencio para escuchar sus voces en vivo.

Es un montaje que deja mucho para decir y felicitar. No podemos olvidar el trabajo de guion a cargo de Denise Nader, la sonoridad y bella música por responsabilidad de Juan Ripalda, las coreografías tuteladas por Jessica Abouganem y la sincronicidad y pulcritud con que se dieron los cambios de la gran y trabajosa escenografía por Nico Arana. Son muchos nombres, felicitaciones a todos, a los bailarines y extras también.

Por último, la interacción con el público fue formidable, emotiva, regalando ilusión y magia a los niños, la sala se llenó de risas y emociones contagiosas. El gesto de Martín Guerrero mostró mucho profesionalismo en el convivio público-actor. Quizá esta fue una de las mejores iniciativas de la obra. No hay duda de que estas propuestas nos mejoran la vida, al menos por un breve instante. Es por eso que el trabajo en teatro involucra seriedad y tiene una carga grande de responsabilidad, como cualquier otra profesión.

Daemon, Tamariz, no se cansan de innovar y sobre esto no olvidemos el Teatro Negro que se puso en escena en el manejo de las marionetas (los ratones) que fueron sensación en la obra. Sigan así, haciendo mucho teatro. Y al público lector de mi columna, no se pierdan este tipo de obras. ¡Feliz 2018! (o)

@_Mercucio_

ojosecosec@gmail.com

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