Leila, la cronista latinoamericana

Por Clara Medina
23 de Febrero de 2014

¿La conocen? A lo mejor sí. O quizás no. Así que igual que cuando una conversa con una amiga y se une otra, las presenta; hoy que dialogo con ustedes –la escritura y la lectura son una forma de diálogo– les presentaré a Leila Guerriero, de quien leo Los suicidas del fin del mundo. Es argentina. Es periodista. Probablemente, la mejor cronista latinoamericana de la actualidad.

Con la crónica Rastro en los huesos, que es el retrato del equipo de forenses que laboró en la identificación de los muertos de la dictadura argentina, obtuvo en el 2010 el Premio de la Fundación para el Nuevo Periodismo Iberoamericano, institución creada por Gabriel García Márquez. Y su libro de perfiles Plano americano, publicado en el 2013, recibió un entusiasta artículo de Mario Vargas Llosa.

Pero antes de ser un nombre visible en el periodismo, Leila, quien no estudió periodismo, era –lo sigue siendo–, sobre todo, una lectora. Una gran lectora. Nació en Junín, en 1967, y ha contado que a principios de la década del 90 envió un cuento a Buenos Aires, al periódico que dirigía el periodista Jorge Lanata. Días más tarde, su cuento fue publicado. Cuando ella llamó –quizá para agradecer o algo parecido–, le dijeron que Lanata la buscaba. Quería conocerla. No había dejado ni dirección ni número de teléfono donde la ubicaran. Luego, Lanata le ofreció trabajo, pero como periodista. Ella aceptó. Ese fue su inicio en el periodismo.

Cuatro libros publicados, en los que ha recopilado sus trabajos –crónicas y perfiles aparecidos en diversos medios de comunicación, sobre todo revistas, y textos inéditos–, otro en el que ejerció de editora y veinte años de periodismo hablan de una vocación irrenunciable. De horas y horas de investigación. De largas jornadas de reportería. De observación. De entrevistas. De grabaciones. De desgrabaciones de las entrevistas. De escritura. De reescritura paciente. Leila lo reafirma en cada texto.

A finales del 2013 publicó un nuevo libro: Una historia sencilla, el itinerario de un hombre que compite en un festival de malambo en Argentina. Y mientras espero para comprar esta obra, leo la primera que publicó: Los suicidas del fin del mundo. Es del 2005 y ha tenido algunas reimpresiones. En este volumen está ya la cronista potente que conocemos hoy. Su gusto por fragmentar las historias y también las técnicas de la literatura de las que se apropia para narrar hechos reales.

El libro tiene como escenario Las Heras, un pueblo del sur de Argentina, donde hace un intenso y helado viento, y donde todo parece esquivo, imposible. Cuenta la serie de suicidios juveniles que se produjeron allá. Reconstruye los hechos. Habla con los familiares. Con los vecinos. Con la gente del pueblo. Va a las casas. A los bares. A los lugares que constituyen Las Heras. Están allí las voces. Los pensamientos. Los sentimientos. El día a día. Esa sensación de no futuro que hay en todos. Quizá la Leila de ahora sea más austera (¿o más sobria?) en su narrativa. Tal vez. Pero es interesante ver el recorrido de su profesión, acercándonos al libro iniciático de esta cronista, a la que no le gusta dar consejos sobre periodismo. Pero que si algo parecido a un consejo ofrece, es el siguiente: Lean. Lean. Lean.

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@claramedinar

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