Magia Teatral: Lo nuevo de Teatro del Cielo

Por Mercucio
24 de Septiembre de 2017

“Es por eso, sin duda, que son (re)queridos también en el extranjero.  Peña, Gómez, Pérez y Saavedra atropellan, sorprenden, golpean, hacen reír y llorar sin decir una sola palabra”.

Todo comenzó con una secuencia física y juegos con el cuerpo detrás de unos objetos, que luego aparecerían y desaparecerían de escena en complicidad con los actores. Lo que me pregunté en ese momento fue: ¿a quién podía agradecerle por estar en el mismo tiempo y espacio con la agrupación Teatro del Cielo apreciando su más reciente trabajo Contra la ley de Isaac?

En esta obra participan los fundadores del grupo, Yanet Gómez y Martín Peña (este último también como director), junto a David Saavedra y Jaime Pérez, a quien recordarán por su espléndida maniobra actoral protagonizando a Pinocho en el 2016. ¿Será este finalmente el dream team de Teatro del Cielo?

Contra la ley de Isaac, presentada en La Fábrica, es una obvia referencia a Isaac Newton, descubridor de la Ley de la Gravedad, la que dice que la masa de los cuerpos es atraída por una fuerza hacia la tierra. ¿Qué más subversión desde el teatro que llevar el cuerpo al límite de lo mágico, desafiando leyes científicas y universales? Esto ficciona y fricciona con las posturas de hacer del teatro solo un espacio de política y vendettas personales.

Acá los cuerpos son los protagonistas, interactuando con las luces y el espacio en una obra cargada de referentes culturales. Ambientada en el 1950 norteamericano, sonaba I mess arround (Estoy tonteando) de Ray Charles, mientras se nos decía que sí, uno de los personajes estaba perdiendo el tiempo con insignificancias de la vida. En aquel lugar, las gotas de sudor eran las únicas que obedecían las leyes de la gravedad, denotando la domesticación del cuerpo para casi flotar. La historia, cargada de poética, nos hablaba sobre el amor de una forma poco convencional, tocando lugares inaccesibles del ser humano y al fin incomodándonos, dejando de lado la habitual forma de hacer dramaturgia del grupo fundado en el 2004.

Teatro del Cielo está a kilómetros de distancia en preparación corporal, dramatúrgica y actoral, corridos a pasos de mimo. Es por eso, sin duda, que son (re)queridos también en el extranjero. Peña, Gómez, Pérez y Saavedra atropellan, sorprenden, golpean, hacen reír y llorar sin decir una sola palabra. Sin embargo, sus voces al salir revelan una intensa preparación. ¿Pero sería posible montar una obra sin expresar una sola palabra? Nosotros, en cambio, el común denominador de los mortales, podríamos decir las frases más sofisticadas para causar sensación política, científica o poética, pero el mimo corporal, siguiendo el legado de Marcel Marceau, solo necesita de su gesto, su mirada y su mano puesta en el espacio vacío para hipnotizar al público.

Puede ser interesante dislocar un poco más los cuerpos, desajustarse un tanto de la perfección del paso de Michael Jackson; contorsionar y distorsionar las técnicas, hiperbolizar aquella prolijidad; en pocas palabras, explotar al máximo: experimentar, descubrir e inventar corporalidad. Así también, preferible no abusar de esos momentos de “confusión y alboroto” que se han optado como método establecido para el cambio de escena, además del uso sin función de la coreografía en dinámica con los objetos, porque podría ser un crimen contra la hermosa estética que se nos presenta. Si se cuenta con un excelente entrenamiento en dicción y voz, no sería necesario utilizar voces pregrabadas. No obstante, es muy seguro que montar una obra en donde se excluya el uso de la voz, sería ahora el verdadero desafío.

De esta manera es como Teatro del Cielo nos hace acuerdo que hay público para todo y todos, y que el teatro es por definición un espacio democrático y diverso. (O)

ojosecosec@gmail.com

@_Mercucio_

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