Una ola devastadora

17 de Noviembre de 2013
  • Sonali Deraniyagala, sobreviviente del tsunami del 2004.
  • La familia de Sonali que murió en el tsunami: su esposo y sus hijos.
  • Escombros y miles de muertos luego del paso de la ola gigante en Sri Lanka.
  • El libro escrito por S. Deraniyagala.

Historia de Sonali Deraniyagala, una sobreviviente del tsunami que azotó Asia en el 2004. Ella recoge en un libro cómo logró superar la pérdida de su familia.

Son varias las historias de sobrevivientes de aquella ola gigante que arrastró todo a su paso, inclusive, el director J. A. Bayona llevó al cine Lo imposible (2012), la historia de la familia española que fue afectada por el mismo tsunami, pero ellos se reencontraron. Lo que le pasó a Sonali no tuvo un final feliz.

En la mañana del 26 de diciembre del 2004, Sonali Deraniyagala estaba de vacaciones con su esposo, sus dos hijos y sus padres en Yala, Sri Lanka. El día estaba empezando cuando ella y un amigo se dieron cuenta de que algo extraño estaba ocurriendo en el océano. En cuestión de minutos, el mar había desaparecido, pero solo para regresar en forma de una gran ola o tsunami y llevarse todo a su paso, incluyendo a sus padres, esposo e hijos.

Las memorias de ese trágico momento fueron recogidas por Sonali en su libro Wave (Ola), en el que recuerda su experiencia con el tsunami que mató a unas 250.000 personas. Ella narra de forma valiente, conmovedora y sincera esos momentos terribles y cómo ha sido su largo camino desde entonces. Es una historia cautivadora y emotiva, y tal como ella comenta: “he luchado con furia durante los primeros meses después de la tragedia en contra de una realidad que no podía hacer frente, pero que no podía negarla”.

Actualmente, Deraniyagala –nacida en Sri Lanka– vive en Nueva York. Dice que cuando se mudó allí, la idea era arrendar un departamento en Greenwich Village durante tres meses, pero han pasado cinco años y todavía está allí. Nunca tuvo la intención de vivir en esa ciudad, sino que pasó casi por accidente, comenta, y lo mismo ocurrió con su libro. “Me quedé porque encontré un terapeuta que me ayudó a lidiar con esa pérdida devastadora. Él sugirió que escribiera mis memorias”.

¿Cómo sucedió?

Casi diez años después, Deraniyagala ya puede hablar con calma de los acontecimientos de ese día en el 2004: “Era una mañana soleada con cielo azul y sin viento. Mis padres todavía no habían salido de su habitación. Mi marido estaba en la ducha. Junto con un amigo estábamos viendo a mis dos niños que jugaban con los regalos que habían recibido en Navidad”.

De repente, el mar empezó a venir con fuerza. “Al principio parecía como un extraño suceso, no una amenaza. Pero rápidamente nos dimos cuenta de que teníamos que salir”, dice Sonali. Ella y su esposo agarraron a los niños y salieron corriendo. Se subieron en un jeep, pero pronto el agua empezó a llenar el carro. Su marido estaba sentado frente a ella, y de repente ella vio una expresión en el rostro de él que nunca había visto antes. “Creo que vio la ola cuando se levantaba y cuando se acercaba a nosotros”, cuenta. “La última vez que vi de Steve fue esa mirada completamente horrorizada al notar algo que yo no podía ver. No se podía hacer nada. Yo no tuve tiempo para volver y mirar porque fue cuando el jeep se volcó y todos estábamos dispersos.”

En su libro, Deraniyagala recuerda lo que pasó después y lo que sintió cuando fue arrastrada hacia la gran ola. Ella escribe: “¿Estoy bajo el agua? No se siente como si fuera el agua, pero tiene que ser, pensé. Estaba siendo arrastrada y mi cuerpo estaba siendo azotado hacia atrás y hacia adelante. No pude evitarlo. Cuando mis ojos podían abrirse, no podía ver el agua. Estaba gris y turbio. Eso fue todo lo que pude entender. El pecho me dolía como si estuviera siendo golpeado por una piedra grande”.

Ella cree que estuvo en el agua por lo menos durante 20 minutos. En un momento en el que la ola rebotó hasta la superficie, pudo agarrarse a una rama: fue la única en su familia que sobrevivió.

‘Escombros de vida’

Finalmente, Deraniyagala llegó a la casa de su tía en Colombo, Sri Lanka, donde estuvo un tiempo. “Durante meses no podía salir de la habitación”, dice. “Estaba aterrorizada de todo. No quería ver el sol. No podía mirar la hierba porque no quería nada que me recordara nuestra vida de familia. Quería protegerme contra cualquier tipo de memoria”.

Después de que ella comenzó a estar un poco mejor, luego de superar las etapas de dolor, depresión, ira, amargura y hasta alcoholismo, ella regresó al sitio del desastre. En un momento dado, mientras estaba buscando entre los escombros, Deraniyagala recrea una escena. “Hablé en voz alta a Steve (esposo de Sonali) y a los chicos, y dije: espero que me puedan escuchar. En ese momento el mar se agitó, parecía muy irreal. A mi pie llegó un pedazo de papel. Lo recogí y me di cuenta de que era parte de un informe que escribió Steve. Eso me golpeó y desde entonces volví obsesivamente buscando un vestigio porque hasta ese momento todo me asustaba, incluso de ver algo de lo que fue nuestra vida de familia”.

Cuando ella regresó a su domicilio en Londres, tuvo que superar otros momentos. En el libro cuenta. “Cuatro años más tarde volví a nuestra casa, eso era algo que estaba convencida de no hacer nunca. Pero al mismo tiempo les dije a mis amigos, que estaban cuidando el inmueble, no cambiar nada. Cuando entré allí, estaba todo igual como lo habíamos dejado. Mi primera reacción fue, Dios mío, cómo es que acabamos así. Todo está contenido dentro de estas paredes: las huellas de nuestra vida y ahora todos los escombros de ella también”.

Poco a poco, Sonali llegó a comprender que deshacerse de los recuerdos de su familia no le ayudaría a superar su dolor. En cambio, ha aprendido a abrazar esas memorias para dibujar la luz y la chispa de la vida que ella y su familia una vez compartieron. Deraniyagala dice que no hay ninguna solución para el dolor que siente. Pero al escribir sobre su familia cree que los ha inmortalizado y que de una manera los ha traído de vuelta a la vida. (A.C.J.)

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