Fotos y recuerdos: Recorrido francés

Por Harpo
08 de Julio de 2018

“Lo que por encima parece ser un viaje entre dos ‘locos’ que toman fotos y las convierten en murales, en realidad es una historia humana, poética y llena de sentimientos, digna de ser vista”.

La directora Agnès Varda y el escritor JR en Visages villages.

¿Qué sucede cuando la nonogenaria directora belga Agnès Varda se une al fotógrafo JR, de 34 años, en un recorrido por Francia tomando fotos a diferentes personajes para convertirlas luego en grandes murales? Arte. Eso es lo que sucede, la más pura definición de arte cinematográfico expresado a través del documental Visages villages.

En esta época del cine de grandes presupuestos, del cine de superhéroes y efectos especiales, un documental como Visages villages nos recuerda que cuando una historia tiene corazón y conmueve a los espectadores, no es necesaria ninguna gran explosión. El verdadero cine es ese que mueve sentimientos, hasta con el más sencillo de los relatos como este.

Durante su recorrido por Francia, Agnès y JR se topan con diferentes personajes, a los que conocemos no solo por sus conversaciones, sino también por las fotografías y posteriores murales que quedan plasmados como testigos de estos encuentros. Es a través de esta sencilla acción que conocemos historias alegres, tristes, solidarias, memorias… Pero más emocionante es quizás el desarrollo de la relación entre Agnès y JR, que más que compañeros de trabajo en esta ruta, se convierten en verdaderos cómplices el uno del otro.

La nostalgia y los recuerdos del trabajo de Agnès se ven revitalizados en la visión moderna y a veces arriesgada de JR, pero ojo, que esto no significa que Agnès haya perdido fuerza o relevancia. Para muestra vale verla con las esposas de los trabajadores del puerto, con las que sostiene una conversación que termina en una sesión fotográfica un mural en los contenedores con una carga de poder femenino innegable. Y todo esto sin adoctrinamiento, sino con la naturalidad y la fuerza propias de la directora.

El sentido del humor es otro punto destacable de este documental y ayuda a que lo que podría ser un aburrido viaje, sea en realidad algo agradable, del que nos sentimos un tripulante más. Las conversaciones espontáneas, a veces profundas, a veces irreverentes de nuestros protagonistas son tan interesantes como las sesiones fotográficas.

Recordemos que Visages villages (Caras y lugares en español y Faces Places, inglés) estuvo nominado a mejor documental en los Óscar de este año, convirtiendo a Agnès Varda en la persona más anciana nominada para una estatuilla dorada a sus 89 años (pero obtuvo el honorífico).

Cabe destacar también la música compuesta por Matthieu Chédid para este trabajo. Una música precisa, que acompaña a la narración y realza los momentos de silencio convirtiéndose en otro protagonista más de este filme, junto a nuestros personajes y los hermosos paisajes franceses que también podemos admirar.

Al final, lo que por encima parece ser un viaje entre dos “locos” que toman fotos y las convierten en murales, en realidad es una historia humana, poética y llena de sentimientos, digna de ser vista. (O)

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