También para periodistas

Por Clara Medina
09 de Agosto de 2015

La escritora Leila Guerriero en un taller para periodistas.En los libros. En los descuentos. En los escritores invitados. En los conversatorios sobre literatura. En la firma de ejemplares. En todo ello pensamos cuando se nos anuncia una feria de libro. Y es legítimo que así sea. Ciertamente, en todo ello he pensado ante la proximidad de la Feria Internacional del Libro de Guayaquil. Y celebro, sobre todo, que esta cita literaria haya contemplado en su programación un espacio para reflexionar sobre el periodismo, ahora que en el Ecuador corren malos tiempos para este oficio y que es denostado desde el poder. Escucharemos hablar sobre periodismo a una de las grandes cronistas que tiene Latinoamérica en la actualidad: la argentina Leila Guerriero.

Paradójicamente, Leila no estudió periodismo. No es formada en una institución de comunicación, pero ha ganado premios tan importantes como el de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, entidad creada por Gabriel García Márquez. Ella es una periodista autoformada con la práctica, con la observación y, fundamentalmente, con la lectura.

En sus charlas cuando le piden un consejo para ser mejor periodista, evita dar consejos, puesto que no cree en las fórmulas. Pero si algo parecido a un consejo da, es que lean. Y que lean de todo: ficción, no ficción, historia, periodismo, sociología, antropología. Ella es un producto de la lectura. De la investigación. Eso de que la lectura amplía horizontes, que parece hasta una muletilla, es real. ¿Cómo puede alguien intentar escribir, dar cuenta del mundo, si él mismo no lee, no investiga, no alimenta su curiosidad?

Otro detalle que en Leila es importante es la rigurosa documentación y la constatación de los datos que utiliza. Eso es básico hoy que se habla de una especie de boom de la crónica latinoamericana y que muchos de los periodistas aspiran a convertirse, como ella, en cronistas. El interés de algunos es narrar, escribir crónicas y se lanzan al ruedo de manera entusiasta, pero olvidan, en ocasiones, algo clave y que Leila nos lo recuerda: no se trata solo de escribir bonito o de forma ingeniosa. Esa narrativa, que toma prestada de la literatura sus técnicas, debe sustentarse en la investigación, en la información precisa, en los datos verificados y contrastados. Nada en una crónica debe ser adorno, sino información que aporte al tema. Y para eso se necesita más que escribir de forma ingeniosa. Se requiere de un trabajo previo de documentación que no es nada glamuroso.

De esto y más seguramente nos hablará Leila en vivo, en los dos conversatorios que tiene programados, en uno de los cuales estará acompañada de otros dos escritores que ejercen el periodismo: Rodrigo Fresán y Gabriela Alemán.

Esta será una ocasión para que asistamos los periodistas, los estudiantes de periodismo, los profesores. Nuestro compromiso como comunicadores, pese a los malos tiempos (aunque todo mal tiempo en realidad forja oportunidades) que pensamos corren para el periodismo, es seguir ejerciendo el oficio y autocuestionándonos sobre el cómo lo estamos haciendo. No se trata de instalarnos en la certeza de que el periodista es infalible, de que todo lo que hace lo hace bien, sino de tener la convicción de que cada día podemos y debemos mejorar. Aprender algo nuevo. Algo que nos alimente en los ámbitos intelectual y humano. Y para ello se necesita salirse de la zona de comodidad. (O)

claramedina5@gmail.com

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