Los jóvenes y los libros

Por Clara Medina
05 de Mayo de 2013

Un joven dijo que en Guayaquil hay bibliotecas que tienen buenos libros, pero no abren los fines de semana ni feriados. Una chica preguntó qué libro podía leer para iniciarse en la lectura y quedarse prendada con esa práctica. Otra también indagó al respecto y matizó: Pero no se trata de que nos digan solo lean, sino de que nos ayuden a hacerlo.

Era 23 de abril y en ese espacio universitario (la Universidad Santa María) se festejaba el Día Internacional del Libro con una exposición de nuevos títulos y con un conversatorio sobre libros y lectura. Pensé encontrar escaso público. Pero el auditorio estaba lleno. Todos eran jóvenes estudiantes de ramas ajenas a la literatura o al periodismo. Escucharon. Preguntaron. Opinaron. Al final de la actividad, varios, en grupos, siguieron conversando. Unos cuantos mostraron los libros que estaban leyendo. Eran nuevos. Lo que más me gusta es que este libro me lo compré con mis ahorros, confesó una joven.

Salí motivada de la experiencia y me llevé en la memoria las reflexiones de ellos. ¿Por qué las bibliotecas, museos y demás centros culturales no abren los fines de semana, y si acaso abren es por pocas horas? Si se desea hacer real difusión, deberían ser los días que más horas atiendan al público. Los niños y jóvenes no están en clases. Los adultos no trabajan. Hay más tiempo para disfrutar de un libro, de una exposición, de una actividad. Hay que propiciar espacios de lectura, de diálogos. Que las entidades hagan que los libros salgan al encuentro de los lectores.

¿Por qué los adultos dicen a los más pequeños hay que leer, pero muchos de ellos no lo hacen? Más que con palabras, los seres humanos aprendemos con el ejemplo. Si un niño ve a su papá, a su mamá, a su tío o a su maestro leer, es probable que él también lo haga. Qué hermoso es hallar gente inspiradora. ¿Y qué leer? ¿Por dónde empezar? ¿Qué recomendar para que esa persona, que se acerca a un libro, tenga un romance sólido y duradero con este? Habría que tomar quizá en consideración la edad y el temperamento de cada uno para sugerir lecturas. Para darnos cuenta de qué le puede tal vez interesar y a partir de allí comenzar. Y ante todo, hacer comprender que leer es un gusto. Un derecho. No una obligación.

claramedina5@mail.com

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