El yoga va a los barrios

05 de Febrero de 2017

Esta disciplina se imparte desde octubre de 2016 en sectores del norte y sur de Guayaquil, y se extenderá durante 2017 a quienes soliciten el servicio.

Una de las primeras sesiones en el Centro Polifuncional Zumar.

“El yoga está considerado, tal vez, como una práctica elitista”, expresa Pedro Pablo Duart, subdirector de la DASE (Dirección de Acción Social y Educación del Municipio de Guayaquil), quien lleva 14 años en esta disciplina, a la que define como la preparación del cuerpo para la meditación.

“Una clase privada es costosa; queríamos acercarlo a personas que no pueden pagarlo y que reciban los beneficios del yoga: trabajar una mejor postura, estabilidad emocional y la respiración diafragmática. Es una filosofía de vida”, opina, “no una práctica religiosa, que evita reacciones negativas y procura un estado de satisfacción”.

La DASE abrió el programa Yoga en los barrios en octubre de 2016 en el Centro Polifuncional Zumar, en Bastión Popular. También lo ha llevado a otros espacios desde diciembre pasado, como el Centro de Audición y Lenguaje y el centro municipal de apoyo para personas con discapacidad visual 4 de Enero. En la Casa Ronald McDonald empezaron en enero de 2017.

¿Cómo acceder al servicio?

“Nos contactan por las redes sociales de la DASE (en Twitter, Instagram y Facebook)”, explica Duart. Si un sector reúne 25 personas –ni más ni menos– e instalaciones apropiadas, puede solicitar la instrucción. El módulo actual empezó el 31 de enero y continúa hasta el 15 de febrero.

La actividad es permanente en el Centro de Mediación Más Paz, en Las Orquídeas, y en Zumar. “Se inició como un contrato piloto de 6 meses en el que hemos medido la respuesta de la gente. El éxito ha sido tal que extenderemos por un año”. Quienes conducen las sesiones son los instructores del estudio Narasimha Yoga.

“En Venezuela existe esta iniciativa, dirigida a personas de escasos recursos”. Duart se refiere a la fundación Yoga en los barrios, del venezolano Joel Ignacio Valencia, que opera desde 2013. “El estar en quietud de cuerpo y mente te lleva a un estado de paz, y por eso tratamos de llevarlo a los sectores más vulnerables de la ciudad, como Nigeria, que tiene el mayor índice de abandono escolar, embarazo prematuro, microtráfico. Tenemos ahí un centro en la escuela 21 de Septiembre, y empezamos a trabajar con los niños, que son mayoría en las clases”.

El único impedimento es la lluvia, cuando no hay un lugar techado. “Cada vez que repetimos (un módulo) en un sector, es porque lo han pedido”, afirma el funcionario. “Hacemos un llamado a las fundaciones que trabajan por el bienestar de personas en condiciones especiales. Nuestra intención es que los asistentes aprendan los ejercicios básicos y luego puedan aplicarlos por su cuenta”.

Centros de atención

Las sesiones se conducen de lunes a viernes, en diferentes horarios, en Zumar, en el Centro de Gestión de Conflictos y Cultura de Paz de Las Orquídeas, en el parque de la ciudadela Kennedy, en el área comunal de Sauces 2 (Fundación Caballito Zeballos), en Brisas del Río, en la cooperativa Juan Montalvo y en la Casa Ronald McDonald.

También están en los Centros de Atención Integral Municipal (CAMI), en la escuela 21 de Septiembre (Nigeria, isla Trinitaria), en el centro 4 de Enero (Machala y Bolivia) y en el Centro de Audición y Lenguaje (Calicuchima entre Carchi y Tulcán). (D.V.) (F).

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