Conectados pero con reglas

14 de Abril de 2013

La tecnología es parte inseparable de la vida y formación de niños y adolescentes. Las ventajas de haber nacido en la era digital son muchas, pero los padres no deben bajar la guardia.

Nativos digitales, así denominó el autor estadounidense Marc Prensky a quienes nacieron en “una cultura nueva” dominada por la conectividad.

En su trabajo ‘Nativos digitales, inmigrantes digitales’, publicado en el 2001, Prensky enfatizaba la existencia de dos generaciones: los que nacieron antes del desarrollo de la tecnología digital y aprendieron a manejarla, a quienes llama inmigrantes; y a quienes interactúan con esta tecnología desde temprana edad, los nativos.

Megan, de 6 años, y sus hermanos Melissa y Samuel, de 10 y 13 años respectivamente, son una clara muestra de esta generación digital.

Su mamá, Mariana de Muñoz, relata que Samuel tuvo su primer teléfono celular a los 7 años y aprendió a manejarlo rápidamente. “Con el tiempo, Melissa también quiso su teléfono cuando cumplió 7 años y a Megan le compramos su teléfono a los 6”, dice.

Entre las reglas que los niños tienen que respetar al utilizar el teléfono está, por ejemplo, no sobrepasarse del saldo que sus padres les asignan mensualmente. “Ellos pueden llamar, pero tienen que tener una razón específica, no pueden llamar para hacer vida social, solo cuando, por ejemplo, están en algún curso o alguna actividad deportiva”, detalla.

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¿Bajo qué condiciones entregaría un teléfono inteligente a su hijo?Participe

Mariana aclara que aunque el teléfono lo permitía, no se activó el acceso a internet y agrega que el único inconveniente con sus hijos se ha producido cuando, por escuchar música en el teléfono, se aíslan del mundo real.

La psicóloga Soledad Ramírez Manrique reconoce la utilidad de estos dispositivos y de la internet en la vida de los niños y adolescentes, aunque también advierte que su acceso debe ser supervisado. 

“La relación entre familia y estos medios de comunicación se encuentra teñida de luces y sombras”, dice. “Niños y adolescentes han aprendido su hábil manejo pero, aunque pueden ser usuarios experimentados, ignoran los peligros que implica su uso”, subraya.

Se debe evaluar la personalidad del niño. Que sea extravertido, con un buen contacto social directo con familiares y amigos. En el caso de los niños tímidos, el teléfono solo contribuirá a aislarlos. Tendrán una nueva casa y una nueva familia dirigida por la comunicación digital”, Pedro Posligua Balseca, neuropsiquiatra

La especialista advierte también de ciertos síntomas que podrían evidenciar un mal uso de esta herramienta. “Cambios drásticos en los hábitos de vida a fin de tener más tiempo para conectarse a internet, disminución generalizada de la actividad física, irritabilidad cuando es interrumpido por personas o circunstancias de la vida real mientras está sumergido en el ciberespacio, una respuesta condicionada (aceleración del pulso, incremento de la tensión arterial) a la conexión del módem”, entre otros.

El neuropsiquiatra Pedro Posligua Balseca considera que no existe una edad biológica ideal para entregarle a un niño su primer teléfono. Para él, es más importante analizar otros rasgos de la personalidad. “Que sea extravertido, con un buen contacto social directo con familiares y amigos”, explica. De lo contrario, en el caso de los niños tímidos, dice que el teléfono solo enfatizará este rasgo de su personalidad y lo aislará del mundo real.

Agrega que los niños podrían creer que este mundo, que han construido desde el teléfono, es el único que existe. “Tendrán una nueva casa y una nueva familia dirigida por la comunicación digital”, subraya. “Y cuando tenga que funcionar a un nivel social, no tendrá la suficiente capacidad para responder en forma saludable y satisfactoria a las necesidades de sus familiares y amigos”, expone.

Gladys Villamar comenta el caso de su hijo Enrique, de 12 años, quien recibió su primer teléfono al cumplir los 10. Admite que es una ventaja estar siempre comunicado con él, sobre todo, cuando está de visita en casa de algunos de sus compañeros de clase. También agradece que el andar con el teléfono a la mano siempre no sea una prioridad para su hijo. “A veces es difícil porque ellos están sumergidos en el boom digital, pero allí es donde intervenimos los padres. Aunque se les pueda comprar un teléfono, hay que controlarlos”.

La relación entre la familia y estos medios de comunicación se encuentra teñida de luces y sombras. Niños y adolescentes han aprendido su hábil manejo pero, aunque pueden ser usuarios experimentados, ignoran los peligros que implica su uso”, Soledad Ramírez Manrique, psicóloga clínica

Ramírez sugiere que los padres analicen la personalidad de sus hijos y las circunstancias familiares antes de comprarles un teléfono. “Cuando decida que sus hijos ya están preparados para tener un teléfono, enséñeles a pensar sobre la seguridad y la responsabilidad”, acota.

 

el primer iPhone para un niño

 Greg Hoffman es un niño de 13 años que acaba de recibir un iPhone de sus padres. Su mamá, Janell Hoffman, escribió estas [ligeramente editadas] reglas para su uso:

Este es mi teléfono. Yo lo compré. Pagué por él. Te lo estoy prestando. ¿No te parece que tu mami es lo máximo?

2 ¡Nunca olvides! Siempre sabré la contraseña.

3 Si suena, contéstalo. Es un teléfono. Saluda, aplica tus modales. Nunca ignores una llamada si en la pantalla se lee “mamá” o “papá”. Nunca.

4 Entrega el teléfono a uno de tus padres inmediatamente a las 7:30 p.m. cada día de clases y cada fin de semana a las 9:00 p. m. Será apagado por la noche y encendido nuevamente a las 7:30 a. m. Si no quieres llamar al teléfono fijo de alguien, donde sus padres puedan responder primero, entonces no llames o mensajees. Escucha esos instintos y respeta a otras familias de la misma manera como nosotros quisiéramos ser respetados.

5 No va a la escuela contigo. Ten una conversación frente a frente con la gente a la que mensajeas. Es una habilidad personal muy importante para tu vida.

6 Si se cae en el inodoro, se estrella en el piso o se desvanece en el aire, tú eres el responsable por el gasto de sustitución o reparaciones.

7  No uses esta tecnología para mentir, tomar el pelo o engañar a otro ser humano. No te involucres en conversaciones que son dolorosas para otros. Primero sé un buen amigo o quédate fuera de los conflictos.

8 No mensajees, envíes por email, o digas algo a través de tu cel que no te atreverías a decir en persona.

9 No converses con personas a las que no traerías a la casa.

10 Nada de pornografía.

11 Apágalo, ponlo en silencio y guárdalo en público. Especialmente en un restaurante, en el cine o mientras hablas con otro ser humano. No eres una persona ruda, no permitas que el iPhone te cambie.

1 2 No envíes o recibas imágenes de tus partes íntimas o de las partes íntimas de alguien más. No te rías. Algún día te verás tentado a hacerlo a pesar de tu gran inteligencia. Es peligroso y podría arruinar tu vida de adolescente/joven/adulto. Siempre es una mala idea. El ciberespacio es vasto y más poderoso que tú. Y es difícil hacer desaparecer algo de esta magnitud, incluyendo la mala reputación.

1 3 No tomes millones de imágenes y videos. No hay necesidad de documentar todo. Vive tus experiencias. Estas se almacenarán eternamente en tu memoria.

14 Deja algunas veces tu teléfono en casa y siéntete a salvo y seguro de esa decisión. El teléfono no es una extensión tuya. Aprende a vivir sin él. Sé mas ‘pilas’ y más poderoso que el miedo de perderte algo importante.

15 Descarga música nueva, clásica o diferente a la de millones de tus compañeros que escuchan la misma clase de cosas. Tu generación tiene acceso a la música como nunca antes en la historia. Toma ventaja de ese regalo. Expande tus horizontes.

1 6 Juega con palabras, acertijos, o preguntas capciosas de vez en cuando.

17 Mantén tus ojos arriba. Observa al mundo ocurriendo a tu alrededor. Mira hacia fuera de la ventana. Escucha los pájaros, camina, habla con un extraño. Haz preguntas sin googlearlas.

18 Armas un embrollo. Te quitaré tu teléfono. Pero nos sentaremos y hablaremos sobre eso. Comenzaremos otra vez. Tú y yo siempre estaremos aprendiendo. Yo soy tu equipo. Estamos juntos en esto.

 

 

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