Andrea Marshall: Ecuador es el mejor país para observar mantas gigantes

18 de Octubre de 2015
  • Andrea Marshall libera a una manta raya de un trozo de red de pescadores.
  • Andrea Marshall y Janneman Conradie en el muelle de Puerto López.
  • Andrea Marshall bucea (y danza) con una manta raya gigante en aguas ecuatorianas.
  • Las mantas tienen peces limpiadores o rémoras que buscan las sobras que quedan de su alimentación y también protección.
  • Las manchas de las manta rayas funcionan como huellas digitales para identificarlas, ya que son distintas en cada individuo.
  • Andrea Marshall libera a una manta de un trozo de red.

La californiana Andrea Marshall, experta en manta rayas, tiene una especial conexión con Puerto López (Manabí), lugar donde se aloja la mayor concentración migratoria de esa especie (del tipo gigante) en el planeta.

Al inicio, ella se llenó de incredulidad. La científica Andrea Marshall tuvo esa reacción ante aquella primerísima llamada telefónica con Ecuador. “No pensé que me estaba mintiendo. Consideré, más bien, que estaba equivocándose”, indica.

No podemos culparla. Aquello que el biólogo ecuatoriano Michel Guerrero le decía desde el otro lado de la línea sonaba inconcebible. “Michel me indicaba que en Puerto López era posible observar más de un centenar de mantas gigantes en una sola inmersión”. ¿Cómo era posible? Si en una década de trabajo en Mozambique solo había observado unas 200.

Pero hubo fe. Andrea finalmente creyó lo suficiente para venir a nuestro país, aprovechando que tenía un viaje previsto a Brasil, y gracias a una invitación de Guerrero. Aterrizó en Ecuador en agosto de 2010 y pocas horas después ya estaba buceando en las aguas de la Isla de la Plata, del Parque Nacional Machalilla, donde confirmó que esa zona manabita concentraba una población migratoria impresionante de manta rayas gigantes, variedad que ella reportó a la ciencia en 2009.

Sí, en Mozambique ella había descubierto esa variedad de gran pez con forma de cometa (la manta gigante) que había pasado casi inadvertido ante biólogos, pescadores y amantes de la naturaleza.

Antes solo se conocía una especie de manta raya (llamada arrecife, de 5 metros), pero hace seis años ella anunció la existencia de esa segunda especie: la gigante, que mide hasta 8 metros. “Noté su existencia mientras monitoreaba a las mantas arrecifes en Mozambique. Vi que había otra más grande, con características distintas”.

Su sexta llegada

Desde entonces, Andrea Marshall ha venido al país cada año, seis veces en total en esta época de migración (de junio a octubre), y las últimas cuatro junto con su esposo, el sudafricano Janneman Conraide. Él labora con ella en la  Marine Megafauna Foundation, entidad que Andrea lidera en Tofo Beach,  Mozambique, en el sureste de África.

Conversamos con ambos en el muelle de Puerto López el sábado 19 de septiembre, un día antes de su salida del país, después de dos meses de trabajo con Michel Guerrero y su equipo.

Al hablar de mantas gigantes, Andrea destaca que son peces absolutamente dóciles con una profunda conexión con el ser humano porque, como si fueran curiosos cachorritos, les gusta jugar con los buzos y transmiten una sensación de simpatía con la mirada. “Los tocan, se alejan, dan vueltas alrededor de ellos, es como si bailaran”.

Andrea siente con el corazón estar enamorada de las manta rayas, por ello disfruta bucear con ellas en una danza emocional que las exhibe como elegantes voladoras del océano. Y por ello sufre cuando las observa heridas debido a redes o anzuelos de pescadores.

El caso más recordado le ocurrió en esta visita al país. “Una se acercó directamente a nosotros. Estaba envuelta en un trozo de red; se veía muy malherida y muy delgada, porque así no podía alimentarse”, señala la experta sobre ese episodio en que, obviamente, ese gran pez se acercó a los buzos pidiendo ayuda.

“Se quedó a nuestro lado y esperó a que la liberáramos. Fue el rescate más dramático en el que he participado. Tardamos 45 minutos cortando la red y quitándole un anzuelo que le atravesaba el rostro”, dice Marshall, quien tiene un doctorado (Ph.D.) como especialista en esta especie.

Alertas necesarias

Tras ser liberada, la manta raya permaneció acompañándolos en el resto de la jornada y los siguió hasta el bote. “Esperemos que haya sobrevivido. Estaba realmente malherida”, indica la científica, quien se lleva otras impresiones de esta sexta visita al país.

Por ejemplo, notaron una menor población de ese pez, lo cual puede atribuirse a la llegada del Fenómeno de El Niño. “También hubo pocas hembras preñadas. Solo vimos una”, agrega su esposo Janneman, aunque no lo consideran un dato preocupante.

Las tribulaciones vienen por otros motivos: la creciente demanda de branquias de manta raya por parte del mercado chino debido a sus supuestos poderes curativos. Eso provoca que sean capturadas en el norte de Perú, lo cual reduce la efectividad de los esfuerzos del Gobierno ecuatoriano por proteger a esta especie. “De nada vale que se las proteja en Ecuador para que después sean pescadas en Perú”, dice Marshall.

Andrea luce entusiasmada hablando de las mantas. Y luce embarazada. Tiene seis meses de gestación y ya algunas personas que conocen su trabajo le recomiendan que su hija tenga un nombre relacionado con esa especie. “Samanta es el más popular”, indica con una sonrisa.

La llegada de su primogénita coincidirá con otro momento importante para la vida de Andrea: en pocos meses espera anunciar el descubrimiento de una tercera variedad de manta raya, la cual encontró en el Caribe. “No quiero adelantarme dando más detalles. Espero dar el anuncio a finales de este año o comienzos del siguiente”, señala.

La noticia de esa nueva especie seguramente aumentará la atención mundial a esas voladoras del océano de absoluta mansedumbre, a pesar de la mala imagen que dejó en 2006 la muerte del australiano Steve Irwin a causa del aguijón de una raya látigo. “Ese fue un accidente increíble que no ocurrirá nunca más”. Además, las manta rayas, que son otra especie de rayas, ni siquiera tienen aguijón.

Pero sí tienen esa capacitad de danzar con esa cadencia hermosamente sutil que enamora a Andrea y a todos quienes llegan a conocerlas. (I)

 

Mr. Manta ecuatoriano

El biólogo marino Michel Guerrero (foto) es el director ejecutivo de la Fundación Megafauna Marina del Ecuador y director del Proyecto Mantas Ecuador (Puerto López). “Nuestro país orgullosamente es el número uno en el mundo en identificación de mantas, con más de 2.300 individuos. También es el país con mayores protecciones oficiales hacia esta especie”, indica este experto quiteño que, además de ser el primero en percatarse de la existencia de mantas gigantes en el país, lideró ante el Gobierno nacional la solicitud de esas medidas ecologistas.

Las investigaciones sobre esta gran población migratoria señalan que la corriente de Humboldt ha creado un ecosistema marino abundante de alimentos, lo cual atrae a especies como las mantas gigantes. “El mundo científico reconoce la importancia de nuestro país y su biodiversidad”, señala Guerrero. Las mantas pueden convertirse en otro gran imán turístico para el país, a través del submarinismo, lo cual ayudaría mucho más a proteger este pez de nuestras aguas.

 

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