Gonzalo Mejía: Su idioma es el cine

02 de Noviembre de 2014
Diana León A. | Fotos: Cortesía, Víctor Álvarez

Gonzalo Mejía encontró su vocación guiado por cineastas como Roman Polanski y Stanley Kubrick. Ahora, desde su productora, Bananas Films, busca inspirar a otros, mover sus emociones y trascender.

Solo estaba seguro de que no quería una carrera tradicional. Su papá es economista, pero siempre le dio la libertad de buscar su propia vocación. “Lo importante era que estudiara”, aclara el guayaquileño Gonzalo Mejía, de 36 años, quien finalmente obtuvo el título de Director de Cine en la Universidad de Miami.

“Ahora, viendo hacia atrás, sé que siempre debí ser cineasta porque desde pequeño dibujaba historias en el borde de las páginas de los cuadernos y luego las pasaba a toda velocidad”, recuerda.

Tras su graduación, vivió por 10 años entre Miami y Atlanta (Estados Unidos), donde colaboró con importante cadenas como Univision, HBO, Movie City, Discovery Channel y Yahoo. “Agarré mucha experiencia, pero también llegó el momento en que sentí la soledad y también llegó el amor”, comenta refiriéndose a su esposa, Daniela Moreno, con quien actualmente tiene dos niñas. Ellos se conocían desde el kínder, pero todo ocurrió cuando un amigo en común los juntó nuevamente a través de Facebook. Daniela, graduada de la Universidad Casa Grande, es la productora ejecutiva de Bananas Films, la productora de su esposo.

Esta es la compañía con la que Gonzalo arrancó su trabajo en Estados Unidos y, en el 2009, cuando decidió volver definitivamente a Ecuador, la trajo consigo. “Bananas soy yo. Vive en mí. Si mañana me voy a Holanda, se irá conmigo”, aclara entre risas.

Se muestra a gusto con todo su trabajo, pero destaca algunos proyectos que le han traído mucha satisfacción. El primero en llegar a su mente es Ytalo, puños de oro, un microdocumental inspirado en la vida del boxeador ecuatoriano Ytalo Perea. “Me encantó porque se pudo plasmar todo el lado humano de este deportista que tiene una historia muy conmovedora”.

En su currículum también está One Water, documental filmado en 14 países y Gonzalo tuvo a su cargo la producción en Ecuador.

En el 2012, incursionó en las artes escénicas al dirigir Amores Finos, obra que se presentó en el Teatro Centro de Arte. “Se me ocurrió no usar tanta escenografía, sino proyectarla a través de videos, así que me fui al campo a filmar carreteras, ríos y también con los mismos actores. Esos meses fueron los mejores de mi vida”.

Su proyecto más reciente le valió un premio como mejor director. El galardón llegó en la segunda edición del festival Los Cortos de Urdesa. En este certamen, el equipo Maconha y Banana compitió con La Monedita. El corto se llevó también los galardones a mejor producción, mejor cortometraje y el Premio del Público.

Este proyecto comenzó a gestarse desde julio de este año junto con Galo Cedeño y Carolina Piechestein. “Decidimos convertirlo en un tema de fantasía en el que esta moneda de 25 centavos es el personaje que va de mano en mano y le trae buena o mala suerte a cada uno de los personajes, hasta que llega a un lugar donde sí pertenece”, comenta Gonzalo.

Responsabilidad social

Su trabajo no es solo entretener. Gonzalo y Daniela decidieron utilizar sus herramientas audiovisuales para hablar del bullying, un tema que les preocupa especialmente por sus hijas, en edad escolar. Esta iniciativa, sin fines de lucro, lleva por nombre ¡Levántate. Di no al bullying!

“En nuestra época, si te ponían un insulto en un papel, lo rompías y allí quedaba, pero ahora los niños están constantemente expuestos en la redes sociales”, explica Daniela.

De acuerdo con la investigación realizada para la producción de este video, Ecuador es el segundo país en Latinoamérica, después de Argentina con más casos de abuso escolar. Aunque este video se basó en estadísticas nacionales, no descartan que la campaña pueda ampliarse internacionalmente.

Necesidad de industria

Con su regreso a Ecuador, Gonzalo decidió apostarle a su país. Aunque reconoce que en Estados Unidos existe una industria más fuerte para los artistas audiovisuales, cree que localmente se puede empezar a trabajar por ese mismo objetivo.

“Dicen que se está haciendo cine y, claro que sí, ¿pero cuántas de esas personas viven de hacer cine? Se puede decir que hay una industria cuando yo pueda mantener a mi familia con lo que estoy ejerciendo”.

Resalta, además, la necesidad de escribir buenas historias, pensadas para un público internacional. “¿De qué me sirve hacer una historia donde Pepito come encebollado y solo dice malas palabras ecuatorianas si cuando me llevo esa película a México, nadie va a entender nada y en Holanda, peor?”. “En la Costa tenemos muchas ganas de trabajar y de producir, el talento debe ser reconocido pero lamentablemente al encontrarse la sede del Consejo Nacional de Cinematografía del Ecuador en la Sierra, la actividad se mantiene allá. Por ende, necesitamos un portavoz quiteño con alma de guayaco, que se dedique y vele por la participación de la Costa también”.

En su oficina ubicada en el centro de la ciudad, Gonzalo continuará su trabajo y quizás llegue a hacer realidad un anhelo, al que reconoce ambicioso, pero que tuvo en sus años universitarios. “Que algún día yo llegue a hacer algo tan bacán que algún día, en algún lugar, estudien algo de mí”.

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