¡Se busca! Al turista ideal

24 de Marzo de 2013
Moisés Pinchevsky

¡Necesitamos acabar con aquel vacacionista que en los feriados perjudica a nuestro país! El Ecuador turístico necesita al viajero que no contamine, que respete las comunidades, que no haga escándalo, que pague el precio justo, que se aventure en nuevos escenarios… En fin, necesitamos al turista “santo” y eliminar al “pecador”.

 

Se acerca el feriado de Semana Santa y legiones de ecuatorianos cumplirán con el rito casi “sagrado” de viajar por distintos rincones del país. Eso es positivo: la industria de viajes nacional brinda empleo directo a 115 mil personas, cada una de las cuales es parte de un efecto multiplicador que genera entre 3 y 5 empleos indirectos, según el Ministerio de Turismo.

Algunas recomendaciones

Esta entidad gubernamental considera que cada feriado beneficia particularmente a unos 20.000 negocios  dedicados a atender a los viajeros en el territorio nacional. De ellos, la mayoría están dedicados a la venta de alimentos y de alojamiento, que cada año reciben a unos 11 millones de viajeros nacionales, mientras que los extranjeros apenas superan el millón de visitas a nuestro país.

Sin embargo, ese escenario se vuelve triste cuando el turista, en lugar de lucir como un santo que lleva prosperidad y dinero a las comunidades que visita, se convierte en un demonio pecador que levantado en masa (como si fuera una de las diez plagas bíblicas de Egipto), siembra calamidades en los territorios que ocupa.

 

Las diez plagas del turismo masivo serían: basura en zonas naturales y ciudades, contaminación del aire, polución en ríos y mares, ruido excesivo, aglomeraciones humanas, carreteras congestionadas, menosprecio al poblador local, perturbación a la vida silvestre, accidentes causados por la irresponsabilidad y pérdida de las costumbres tradicionales.

 

El turista “santo”

El viajero perjudicial existe. Un caso extremo fue el alemán Dirk Bender, que el mes pasado fue condenado a cuatro años de prisión por intentar llevarse, dentro de su equipaje, cuatro iguanas terrestres de las islas Galápagos. ¡Le costó caro su entusiasmo por la vida silvestre!

Dato

Un feriado largo puede movilizar más de 80 mil
vehículos por el peaje hacia la playa
 

¿Cuál es el perfil de turista que el Ecuador necesita? Olga Guerra, directora de Turismo del Gobierno Provincial del Guayas, señala que el turista ideal debe buscar destinos no congestionados, evitando aquellos que tradicionalmente son víctimas de una aglomeración excesiva de visitantes.

“Sabemos que las playas se convierten en un punto de concentración masiva, por ello en la Prefectura hemos ofertado destinos y atractivos en cada uno de los cantones de la provincia que, quizás, antes no habían sido promocionados ni conocidos”, indica la funcionaria, quien promueve el espíritu del turista aventurero para buscar nuevos escenarios y experiencias.

La Dirección de Turismo del Guayas ha elaborado seis rutas temáticas: de la Fe, del Pescador, de la Aventura, del Arroz, del Azúcar y del Cacao. Y para este feriado ha preparado el programa “Pasos y huellas”, en la Ruta de la Fe, con actividades religiosas y procesiones en los cantones Guayaquil, Durán, Daule, Nobol y Yaguachi.

De esa manera, esa entidad  busca potenciar el turismo rural comunitario, “que se establece en un contacto permanente y vivencial con las comunidades que integran esta provincia. A partir de esta modalidad hemos logrado descongestionar el tradicional turismo de sol y playa, que no podemos dejar de mencionar como el favorito y más publicitado en el mundo entero”, señala la funcionaria.

Pero esta búsqueda de novedades no se reduce a los escenarios. Debe integrarse a las actividades. El viajero ecuatoriano está demasiado acostumbrado a tumbarse en la playa, cuando tiene todo un abanico de opciones para agitar su cuerpo y espíritu.

Ronald Game, presidente del club Ciclistas sin Fronteras, indica que los aproximadamente 30 miembros de esta entidad gustan de explorar el país en dos ruedas, lo cual los llena de entusiasmo por combinar el turismo con una actividad recreativa y saludable, como es el ciclismo.

“En nueve años hemos pedaleado por varias provincias, especialmente por la Ruta del Spondylus, incluso en las islas Galápagos”, señala Game, cuya asociación también ha realizado paseos fuera del país, y para septiembre planean hacerlo por el Camino de Santiago, en España.

El ciclismo es una actividad muy ligada al turismo, ya que lleva al viajero a escenarios alejados de los gases que emiten los motores de combustión interna. “Cada turista en bicicleta reduce la cantidad de vehículos contaminantes que recorren el país”, indica Game.

 

Con las comunidades

Verónica Muñoz, gerente de Turismo Sostenible de la ONG Rainforest Alliance, señala que el viajero responsable debe ser un enemigo de la contaminación en todas sus formas, particularmente los de larga descomposición, como el vidrio y el plástico.

Para ello, el vacacionista ideal debe estar atento a llevarse todo desperdicio que genere, o depositarlo en recipientes de basura, lo cual se vuelve urgente al considerar que un viajero produce más del doble de basura que un habitante local.

Otra recomendación: Respetar las prácticas culturales, ya que “algunos viajeros se ríen o no toman en serio actividades como los bailes tradicionales. También hay que usar pilas recargables”.

Un “pecado” del vacacionista, según Muñoz, es pedir rebaja de precio en la compra de servicios o productos como artesanías; es decir, “no pagar el precio justo por el producto que está recibiendo”. Aunque los ecuatorianos somos amigos del regateo, el buen turista debe percibir cuando esa práctica reduce una ganancia justa para el poblador local.

La visita del turista debe beneficiar al habitante, destaca Muñoz, por eso el viajero que el Ecuador necesita debe consumir en los negocios de los nativos (restaurantes, hostales), comprar souvenirs al precio justo, contratar guías locales, asistir a los eventos de la comunidad y respetar sus costumbres e intimidad.

Finalmente, Muñoz recomienda que el turista seleccione empresas sostenibles (verificadas o con alguna certificación), ya que así estará apoyando compañías que conservan los recursos naturales, protegen la flora y la vida silvestre, y que contribuyen al bienestar de las comunidades locales.

 

Un problema cultural

Fernando Hacay, director ejecutivo de la Cámara Provincial de Turismo del Guayas, considera que el principal obstáculo para obtener el turismo ideal es la basura. “Es una cuestión cultural, definitivamente. Hasta pensamos que la solución no está en el trabajo de la autoridad o de una empresa contratada y especializada en la recolección y procesamiento de la basura. Muchas veces nos encontramos con que la recolección se ha hecho debidamente, pero hay quienes vuelven a colocarla donde no se debe”, indica.

Tal situación, entre otras, provoca un impacto muy negativo. “Hay que reconocer con tristeza que muchas veces no se dan las condiciones necesarias para que, terminada la estancia o visita del turista, los lugares recobren su estado ideal. Lamentamos la falta de participación de las autoridades locales que, adicionalmente, poco hacen para facilitar y adecuar lugares e instalaciones básicas que satisfagan las necesidades del visitante, muchas veces comenzando con las vías de acceso a los lugares visitados”, agrega Hacay.

El experto considera que la problemática del turismo masivo se genera, en parte, por el desarrollo espontáneo de destinos que ahora son considerados “preferidos”, pero que no cuentan con una cadena de servicios y valores apropiada para conformar un producto final que  evite consecuencias y resultados negativos.

Para evitar aquello, “debe contarse con la decidida participación del sector público, identificado, por ejemplo, por los municipios, gobiernos provinciales y diversos ministerios, que complementen las acciones de la parte privada o empresarial, dotando a esos sitios de los servicios y comodidades a que tiene derecho los visitantes”, concluye.

 

Turismo consciente

El Ecuador no debe desarrollarse como un destino de turismo masivo, sino especializarse en actividades de naturaleza y aventura, para lo cual cuenta con atributos especiales, indica el ministro de Turismo, Freddy Ehlers.

“El turismo mal practicado puede ser muy destructivo. Ha destruido el Mediterráneo europeo, los lugares bellos de Centroamérica y de otros países. Todavía el nuestro puede salvarse. Tenemos que desarrollar el turismo, pero cumpliendo normas estrictas, para que el país quede prístino”, señala Ehlers, cuya filosofía rechaza las avalanchas descontroladas de viajeros que ocupan ciertos puntos del país en los feriados.

La industria de viajes debe ayudar a mejorar al bosque, a proteger el árbol, a limpiar el río, a defender a los animales, considera el funcionario, quien para ello promueve un concepto que ya ha recibido el apoyo de la Organización de Estados Americanos (OEA): el turismo consciente.

El turismo consciente engloba el turismo ético (que lucha contra actividades como la prostitución y el consumo de drogas), el turismo responsable (que promueve el beneficio a las comunidades) y el turismo sustentable (que protege la naturaleza).

“Y da un paso más allá, ya que promueve que el turista y el anfitrión brinden lo mejor de sí en la experiencia, que estén con el corazón abierto, que los haga crecer como seres humanos”, opina Ehlers, como si aquello debería ser una vocación santa que debería inspirar al turista.

Sin embargo, demonios como la basura, el ruido y las aglomeraciones están esperando para atacar en esta Semana Santa. Depende de cada viajero aprovechar este feriado para exorcizarnos de esos males que pueden hacerle tanto daño al país.

 

Mathis Wackernagel
Padre de la huella ecológica

El turismo excesivo puede perjudicar a los países, según el suizo Mathis Wackernagel, quien visitó el Ecuador el año anterior.

A los 11 años de edad, desarrolló su conciencia ambiental al observar las restricciones a los vehículos por la escasez de petróleo que el planeta vio en 1973.

“Los domingos eran los mejores días, porque no había carros”, indica este ingeniero en energías renovables, quien desarrolló lo que hoy se conoce como “huella ecológica”, que mide la presión de la demanda humana de naturaleza.

Mathis alerta que el mundo ha cambiado radicalmente en los últimos 40 años. Entonces, el Ecuador producía cuatro veces más de lo que consumía. “Pero hoy este país ya está entrando en déficit. Es decir, consume más de lo que produce”.

“Debemos trabajar para evitar lo triste, los manglares destruidos por las playas, el sobreuso de agua fresca, las inversiones excesivas en hoteles y aeropuertos de lujo. Los huéspedes quizás ni siquiera lleguen, pero sí los costos. Debemos decidir hoy qué clase de turismo queremos para mañana”.

Informes: www.footprintnetwork.org/review
Foto de Montañita: Leonardo Ampuero Photography

  Deja tu comentario